Peter
Brabeck, el presidente ejecutivo de Nestlé, se adelanta a informar a la
prensa de una suba de los precios de los alimentos antes de conocerse
públicamente los resultados de un estudio de FAO y OCDE.
La
transnacional se posiciona
Estas declaraciones
fueron realizadas en una entrevista con el Financial Times y
recogidas y reproducidas por muchos otros medios de prensa en todo el mundo.
En sintonía con la posición pública de Nestlé, Brabeck agregó
que los otros factores de presión sobre los precios son los agrocombustibles
y el crecimiento demográfico.
Con respecto a la
pregunta “¿cuál es la posición de Nestlé sobre los
biocombustibles?”,
en las preguntas y respuestas de su sitio Web, Nestlé sostiene “Nestlé
apoya el uso sustentable de energía” y que “a lo largo de los últimos cinco
años ha reducido en 28% el consumo de energía por tonelada de producción y
en 32% las emisiones de gases invernadero”. Explica que ante cualquier
decisión hay que realizar un “sistemático análisis de costos y beneficios y
de ciclos de vida, en el cual se tomen en cuenta los efectos sociales y
ambientales, como los efectos sobre los precios de los alimentos y sobre el
agua”.
En el sitio, Nestlé
advierte que la plantación de maíz y trigo para producir agrocombustibles
“ya ha provocado importantes subas de precios y llevará, a largo plazo, a la
falta de alimentos para millones de consumidores de los grupos de bajos
ingresos, para quienes los alimentos básicos deben ser asequibles”. Agrega
que “la gran expansión de la producción agrícola básica para producir
biocombustibles agravará el problema de la escasez de agua, ya que cada
litro de biocombustible producido con sistemas de irrigación a partir de
maíz y semillas de soja consume entre 500 y 5.000 litros de agua. Actualmente
la agricultura ya está consumiendo 70% de los recursos hídricos
disponibles.” Concluye dudando de la eficacia de los agrocombustibles para
reducir las emisiones de dióxido de carbono, ya que en algunos casos, “según
el cultivo y las condiciones geográficas”, esas emisiones se reducirían no
más del 10%.
Los
precios aumentaron y seguirán aumentando,
según
OCDE y FAO
Mientras tanto, desde el
año pasado en el mundo se registran aumentos en los precios del maíz, del
trigo, del azúcar, la leche y el cacao.
Un informe conjunto de
la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la
Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO),
publicado el 4 de julio de 2007 (Informe de Perspectivas Agrícolas
2007-2016) señala que factores coyunturales como la sequía en las zonas
productoras de trigo y el bajo nivel de las reservas explican en gran medida
las recientes subas en los precios de los productos agropecuarios. Pero en
un análisis a largo plazo se observan cambios estructurales en curso que
podrían originar precios nominales relativamente altos para muchos productos
agrícolas durante la próxima década. La reducción de los excedentes de
cereales y menores subsidios a la exportación contribuyen igualmente a estos
cambios a largo plazo.
Más importante es el uso
creciente de cereales, azúcar, oleaginosas y aceites vegetales para producir
sucedáneos de los combustibles fósiles, etanol y biodiesel. Este fenómeno
eleva los precios de los cereales e indirectamente (a través del costo del
forraje) también de los productos ganaderos.
En Estados
Unidos se espera una duplicación de la producción anual de etanol
obtenido a partir del maíz en el período 2006-2016. En la Unión
Europea la cantidad de semillas oleaginosas (en especial la colza)
destinadas a agrocombustibles pasará de poco más de 10 millones de toneladas
a 21 millones en el mismo período.
En Brasil, se
prevé que la producción anual de etanol alcance los 44.000 millones de
litros en 2016, frente a los 21.000 millones actuales. Por su parte, se
espera que la producción china de etanol alcance los 3.800 millones de
litros anuales, un aumento de 2.000 millones con respecto al nivel actual.
El informe señala que
los precios más altos de los productos agrícolas son motivo de preocupación
para los países importadores netos y para la población urbana pobre.
Mientras que los altos precios de las materias primas para producir
agrocombustibles benefician a los productores, representan más costo y menos
ingresos para los campesinos que las necesitan para alimentar al ganado.
Con el título La
creciente demanda de biocombustibles empuja al alza los precios agrícolas
el mencionado documento, Informe de Perspectivas Agrícolas
2007-2016 de OCDE-FAO, habla de los cambios que se están
experimentando y que la producción y el consumo de productos agrícolas
crecerán, en general, más rápido en los países en desarrollo que en los
desarrollados, en especial, en el caso de la carne vacuna y porcina, manteca,
leche en polvo, leche descremada y el azúcar.
Prevé que los países de
la OCDE perderán participación de mercado en casi todos los
principales productos agrícolas, pero que continuarán dominando en las
exportaciones de trigo, cereales secundarios y productos lácteos. Sostiene
que el comercio agrícola mundial, con las importaciones como referencia,
aumentará en todos los principales productos incluidos en el informe, pero a
un ritmo menor que el comercio no agrícola debido a las limitaciones de las
medidas proteccionistas.
Habla de un aumento del
50% en los próximos 10 años en el comercio de carne vacuna, porcina y de
leche en polvo, de un 13% en los cereales secundarios y 17% del trigo y
prevé un aumento cercano al 70% en el comercio de aceites vegetales.
Las proyecciones de
mercado del Informe abarcan 39 países y 19 regiones, se mencionan
importantes productores agrícolas como India, China, Brasil,
Rusia y Argentina. Las proyecciones realizadas usan datos
macroeconómicos de crecimiento demográfico, políticas agrícolas y
comerciales, tecnología de producción y condiciones meteorológicas entre
otras.
¿Por qué
anunciarlo?
A la luz del informe de
la FAO y la OCDE es inevitable preguntarse cuál es el interés
del presidente ejecutivo de una compañía como Nestlé de realizar
estas declaraciones públicas en el momento de inaugurar una planta en
China.
Hay algunos hechos
que podrían ayudar a encontrar una respuesta:
-
La composición del
capital accionario de Nestlé cambió en los últimos seis años.
Desde el año 2006 los inversores suizos, más conservadores y menos
abiertos a los cambios, quedaron relegados a un segundo plano, mientras
que los inversores estadounidenses pasaron a controlar 35% del capital
(en 2000 eran propietarios del 12%). Ellos estarían presionando a
Brabeck para que eleve los márgenes. Los accionistas mandan, y un
margen de ganancia de casi 10% no parece alcanzar en una compañía con
ventas por valor de 82 mil millones de dólares en 2006. El anunciado
despido de miles de trabajadores es parte de una estrategia cada vez más
agresiva.
-
La imagen de
compañía responsable y comprometida con una alimentación sana y la
protección del ambiente, asumida públicamente por Nestlé, podría
ayudar también para entender los dichos de Brabeck. El presidente
ejecutivo no habría hecho otra cosa que resaltar posiciones ya
conocidas, nada menos que en China, el mercado de mayor volumen y
crecimiento del mundo. Allí muestra a Nestlé del lado de la
población y de sus necesidades de alimentación, no del lado de quienes
depredan los recursos naturales para producir agrocombustibles. El
número uno mundial en producción de alimentos defiende su posición,
distanciándose de los productores de agrocombustibles.
-
Hoy se anuncia a los
consumidores precios más altos, dictados en buena medida por una
compañía con considerable peso en el mercado mundial, y probablemente
más despidos y tercerizaciones que se justificarán con la salud de la
empresa: ¿Será también la salud de sus trabajadores y trabajadoras?