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Nicaragua
Con Marcial Cabrera
Las transnacionales deben respetar
las leyes locales |
En
medio de un escándalo por la desviación de 6 millones
de dólares de bancos nicaragüenses a Italia, la
Parmalat local desata una ola de despidos (300) y una
grosera persecución antisindical.
Los
trabajadores están en pie de lucha.
-Este conflicto se inició en diciembre pasado,
junto con la crisis internacional de
Parmalat.
El entonces gerente de la empresa en Nicaragua, Aldo
Camorani, en principio negó que la filial nicaragüense
se vería arrastrada por la caída global de la
transnacional. Sin embargo, poco después debió aceptar
la crisis. Allí se supo que varios bancos locales le
habían hecho un préstamo a
Parmalat
Nicaragua de casi 6 millones de dólares, y que la
empresa los había desviado hacia Italia en lugar de
invertirlos aquí.
-Entonces estalló el escándalo.
-Y hubo amenazas de embargo, idas y vueltas, pero
en el medio de todo eso hubo un despido de más de 300
funcionarios de los 900 que ocupaba normalmente.
-¿Cuál es la situación del sindicato?
-Ese es uno de los problemas que tenemos, porque
hace cuatro años quisimos fundar un sindicato en esta
empresa, pero la patronal respondió despidiendo a 40
trabajadoras/as, lo que creó un sentimiento de gran
temor entre los que quedaron, ya que en Nicaragua el
desempleo es crónico y en cifras muy elevadas. A
medida que la crisis se expresa a nivel local y se
enfrentan la empresa, los banqueros y el gobierno,
nosotros aprovechamos la oportunidad e hicimos un
trabajo organizativo interno, íbamos dos o tres veces
por semana a la salida de la fábrica y hablamos con
varios compañeros señalándoles que era el momento
adecuado para relanzar el sindicato.
-¿Cuál fue el resultado?
-Tres o cuatro compañeros se pusieron la idea al
hombro y lograron liderar una cantidad importante de
trabajadores. Cuando llegó el nuevo interventor
italiano, Vicenzo Borgogna, vimos que era la
oportunidad, y el sábado 4 de septiembre se hizo la
asamblea y se eligieron autoridades del sindicato.
Pero el lunes 6 fue despedido quien había quedado como
secretario general, y el martes 7 fue despedido el
secretario de organización y un afiliado. Ellos no
saben quiénes son los demás miembros del sindicato,
pero parecen dispuestos a todo.
-Entonces ustedes alertaron a la
secretaría regional.
-La UITA
se ha puesto al frente de esta situación a nivel
internacional, lo que es para nosotros un gran
respaldo. Esto es un derecho constitucional, organizar
sindicatos no es un delito, y hay varios textos
legales que nos amparan. Estas transnacionales deben
respetar las leyes locales.
-¿Qué acciones están llevando adelante?
-Iniciamos una campaña de denuncia en los medios
de comunicación, hemos tenido una reunión con el
viceministro de Trabajo, Paulino Martinica, para
plantearle la situación, y también con la directora de
Asociaciones Sindicales, Alma Nubia Narváez, para
iniciar los trámites de legalización del sindicato.
Hoy enviamos también la denuncia oficial ante la
Inspectoría del Trabajo, ya que la ley establece que
el Estado protege a los trabajadores durante el
proceso de formación del sindicato.
-¿No hubo más despidos?
-Por el momento no, y quizás eso sea una buena
señal. Todavía no sabemos si están al tanto de
nuestras movilizaciones. Seguiremos insistiendo con
los medios, las radios, la televisión. También
pensamos pedir una reunión con el embajador de Italia
en Nicaragua, Alberto Boniver, ya que el gobierno de
Italia ha intervenido toda la compañía, y el propio
Berlusconi fundamentó esa intervención con el
argumento de “proteger los 37.000 empleos de la
Parmalat”.
Entonces, queremos hacerle saber al gobierno lo que
está sucediendo aquí en Nicaragua, ya que no se está
cumpliendo con el propósito anunciado por el gobierno
italiano.
Carlos Amorín
© Rel-UITA
11 de setiembre de 2004