El pasado 1 de marzo emitimos un comunicado señalando que
los responsables de administrar la empresa Cervecería
Nacional (SABMiller) deben comprender que su
responsabilidad fundamental es dedicarse a la productividad
y garantizar el control de su mercado; no es su potestad
entrometerse en los asuntos que solamente le corresponden a
los trabajadores -junto a sus dirigentes sindicales- para
tomar las decisiones que estimen conveniente.
La transnacional SABMiller
no es sólo una empresa
antisindical,
es también una empresa antiobrera
SABMiller tiene serias dificultades con sus
trabajadores en países como Perú, Honduras, El Salvador
y Colombia. Allí tratan de aplicar su política de salvajismo
laboral, la misma que también quieren imponer en Panamá.
Por ejemplo, enviar al conductor del camión a distribuir los
productos en las diferentes rutas solo, sin la asignación de
ningún ayudante, no solamente constituye un acto que atenta
contra la integridad física del trabajador, también es una
violación a sus derechos humanos.
Pareciera que los inversionistas de esta empresa piensan
que estamos viviendo en los tiempos del apartheid,
cuando además de la segregación racial también existía la
cultura del esclavismo de una minoría sobre la mayoría.
Por estas razones estamos solicitando el apoyo internacional
de la UITA, para que en aquellos países de la
región donde opera SABMiller coordinemos esfuerzos y hagamos
conjuntamente las denuncias pertinentes ante la OIT y la
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, dejando
en evidencia las arbitrariedades que esta transnacional
comete sistemáticamente, lesionando los derechos humanos de
sus trabajadores.
Como organización sindical tenemos la obligación de hacer
conciencia sobre la situación imperante en esta empresa, y
de expresarle al señor Pedro Casaño, presidente de
Recursos Humanos de Cervecería Nacional SABMiller,
que no somos ni seremos colonia de ninguna empresa
transnacional; tenemos nuestra propia Constitución política,
nuestra propia identidad, cultura y forma de vida, por ende
debe respetar nuestras leyes, en especial nuestra
legislación laboral.
Ser una empresa transnacional que sabe cómo manejarse
políticamente con los gobiernos de turno no le da el derecho
de hacer las cosas como le viene en gana. Reiteramos:
este país que le abrió las puertas al señor Pedro Casaño y a
todos los extranjeros que laboran para esta empresa, se
llama Panamá, no somos una colonia de SABMiller.
Han pretendido imponer a los trabajadores una “dirigencia
sindical” (amarilla) entregada a los intereses de la
transnacional, y no descuentan la cuota sindical a los
trabajadores afiliados al SITRAFCOREBGASCELIS, que en
su totalidad suman más del 90 por ciento de los trabajadores
de la sección Distribución a nivel nacional.
Pareciera que SABMiller, donde sea que invierte su
capital, pretende crear un Estado dentro del Estado, hasta
llegar a la actitud de ignorar las denuncias presentadas
ante las autoridades de Trabajo.
No descartamos medidas de fuerza, como paros parciales
escalonados a nivel nacional, si SABMiller pretende
seguir vulnerado el derecho soberano del trabajador de
afiliarse al Sindicato que considere que representa sus
verdaderos intereses, y que sus cuotas sean descontadas y
enviadas al SITRAFCOREBGASCELIS, como lo establece el
artículo 373 de nuestro Código de Trabajo.
El señor Pedro Casaño, presidente de Recursos Humanos
de Cervecería Nacional, ha mantenido una política de
persecución exigiéndoles a los trabajadores afiliados al
SITRAFCOREBGASCELIS que se desvinculen de nuestra
organización y se afilien al Sindicato de la Industria
Cervecera de Panamá, bajo amenaza de ser
despedidos de sus empleos.
Hacemos un llamado a la UITA y a la solidaridad
internacional, ante la política antiobrera de una de las
peores empresas transnacionales, como ha demostrado ser
SABMiller.
Queremos recordarle al señor Pedro Casaño y al resto
de la estructura de SABMiller, aquella frase
elocuente y sabia que expresa lo siguiente:
El respeto al derecho ajeno es la paz
Benito Juárez
Panamá, 12 de marzo de 2012
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