Guatemala
Seminis
viola las leyes pero sigue impune
Las
semillas del antisindicalismo |
“Culpables” de haberse organizado sindicalmente, 52
trabajadores de la filial de la transnacional Seminis en
Guatemala fueron despedidos en 1997. La justicia falló en
innumerables oportunidades en favor de los obreros, pero
hasta hoy la empresa, para la cual los sindicatos son una
plaga que debe ser exterminada, ha logrado salirse con la
suya.
Horticultura de Salamá S. A.
es una estación de investigación propiedad de la
transnacional
Seminis Vegetable Seeds Inc. localizada en
el valle de Salamá, Baja Verapaz, Guatemala.
Seminis Vegetable Seeds
es la mayor empresa de desarrollo, producción y
comercialización de semillas híbridas de vegetales. Posee 52
estaciones de investigación en 17 países y comercializa en
150 utilizando marcas como Asgrow Seed Co., Petoseed,
Bruinsma Vegetable Seeds, Royal Sluis.
La Estación de Investigación de Horticultura de Salamá ocupa
un área de 45 hectáreas en las que produce hibridaciones
experimentales en apoyo a los fitomejoradores a nivel
global, y algunos productos comerciales. Todo se realiza a
campo abierto y principalmente en invernadero, por medio de
polinizaciones manuales a cargo de mujeres.
El sindicato germina
Unos 120 trabajadores (70 por ciento mujeres) se desempeñan
en las distintas áreas o departamentos (preparación de
suelos, siembra, polinización, fertiriego, control de plagas
y enfermedades, construcción y mantenimiento de
invernaderos, bodega, taller de mecánica, conductores de
maquinaria, mantenimiento general y seguridad).
En junio de 1997, 106 de los 120 operarios decidieron
agremiarse. Advertida, la Inspección General de Trabajo
resolvió de inmediato declarar inamovibles a todos los
integrantes del sindicato en formación. Sin embargo,
desconociendo esa resolución, la empresa despidió a 52
trabajadores (incluyendo a 6 mujeres embarazadas), a los que
culpó de haber formado el sindicato. El 28 de agosto, Joel
David Calderón Vielman, gerente general de Horticultura de
Salamá, Juan José Picón, encargado de personal, y Julio
Reyes Granados, representante especial, amparados por la
inspectora de trabajo de Salamá Elsa Navas Carrera,
impidieron el ingreso a la planta de los 52 trabajadores.
El mensaje que llega del Norte
Cuando se ingresa a la página en Internet de la casa matriz
(www.seminis.com)
uno puede apreciar la foto de un grupo de personas
sonrientes, distendidas, en perfecta armonía. Se ve una
pradera verde que limita al fondo con una montaña azul y una
colorida variedad de vegetales. Esa imagen –que
subliminalmente habla del respeto al ambiente y del
compromiso de la compañía en la búsqueda de la felicidad–
contrasta estrepitosamente con la realidad.
A los pocos días de haberse impedido el ingreso a los 52
trabajadores, aparece en escena
Ron Meeusen,
director de Investigación para las Américas de
Siminis,
quien se apersonó en la Estación de Horticultura de Salamá
para lanzar una amenaza a los trabajadores: o se olvidan del
sindicato o de lo contrario vamos a demostrarles la fuerza
del poder económico. Nada nos importa transgredir la
legislación guatemalteca con tal de destruir la organización
sindical, ¿entendieron?
El 19 de setiembre de 1997 el diario oficial publica los
estatutos del sindicato de trabajadores de Horticultura de
Salamá. Su personalidad Jurídica fue inscrita bajo el número
1239 y su personería Jurídica con el número 5507.
El vía crucis judicial
Los trabajadores plantearon un recurso de reinstalación de
sus 52 compañeros ante el Juzgado de Trabajo y Previsión
Social, de la segunda zona económica con sede en Cobán, Alta
Verapaz, amparados en que el código de trabajo y la
Constitución Política de la Republica garantizan la libre
organización obrera. El juzgado dio satisfacción a la
demanda, notificando además a la empresa que al momento de
la reinstalación se hicieran efectivos los salarios dejados
de percibir desde el día que fueron despedidos hasta el día
en que fueran reinstalados, según resolución del 28 de
octubre de 1997.
El 17 de noviembre de ese año, en cumplimiento de la orden
de reinstalación, el juez, acompañado de los trabajadores,
se constituyó en la puerta de ingreso de Horticultura de
Salamá. Pero Joel Calderón, el gerente general, se opuso,
aduciendo que había interpuesto un recurso de nulidad y que
no reinstalaría a nadie, ni siquiera a las mujeres
embarazadas.
En 1998 el juez de Trabajo y Previsión Social de la segunda
zona económica, Edwin Ovidio Segura Morales, el mismo que
había dictado la orden de reinstalación, resuelve dar lugar
al recurso de nulidad presentado por la empresa. Los
trabajadores acuden entonces a la corte de apelaciones, que
el 17 de junio de 1998 declara improcedente ese recurso.
Horticultura de Salamá cosecha otras muchas derrotas en
diversas instancias de apelación ante diferentes instancias
judiciales, incluidas la Cámara de Amparos y Antejuicios de
la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional. El
expediente va y viene a un número incalculable de juzgados,
en un insólito derrotero que comprende hasta escenas de
esoterismo. Como cuando, en octubre de 2002, el juez de
Primera Instancia de Trabajo y Previsión Social de la
Segunda Zona Económica de Baja Verapaz, Manuel Arturo
Estrada, llama a los trabajadores de Horticultura. Prende
unas velas, coloca una estatuilla de Cristo sobre el
escritorio y les dice: "señores, los llamé para notificarles
que voy a cumplir con la ley. Yo no me vendo ni por un carro
BMW. Los de la empresa son unos prepotentes, los he llamado
y no me contestan”. Bastó que pronunciara esa frase para que
en el momento ingresara una llamada de la empresa, y para
sorpresa de los trabajadores y del propio Cristo que miraba
desconfiado, el juez suspendiera la notificación
argumentando que no había regresado un exhorto librado a
otro juzgado. Un mes después Estrada es recusado y en
febrero de 2003 termina siendo denunciado por los
trabajadores por retrasar el trámite normal del proceso.
Lo cierto es que siete años después de los hechos, y pese a
todas sus derrotas judiciales, la empresa ha logrado que los
52 trabajadores despedidos no hayan sido reinstalados.
David Morales
© Rel-UITA
7 de setiembre de 2004
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