Wal Mart, la empresa-nación |
Wal-Mart es
el mayor vendedor al por menor del mundo. Si fuera un
país independiente, sería el octavo socio comercial de
China. Su influencia es tan importante que en los
últimos años, debido a sus reducidos precios, ha
bajado la inflación por sí solo un 1%. Como dice Susan
Strasser, profesora de historia de la Universidad de
Delaware: "Wal-Mart ha llegado a representar algo más
grande que ella misma".
El poder de las empresas ha llegado a superar en
muchas ocasiones al de los Estados. Como Wal-Mart,
cientos de poderosas multinacionales mueven los hilos
políticos y económicos del siglo XXI. Este poder en la
sombra permanece invisible para la mayoría de los
ciudadanos, pero ya ha sido aceptado por los
políticos. Cuando un puñado de empresarios lidera las
políticas mundiales, la repercusión en los derechos
humanos y el medio ambiente pueden ser catastróficos.
El planeta y los más pobres tiemblan bajo el poder de
las cifras económicas.
Wal-mart vende al año productos por valor de 256.000
millones de dólares. Unos 20 millones de clientes
visitan sus tiendas a diario. La empresa
estadounidense se ha convertido, según Nelson
Lichtenstein, profesor de la Universidad de
California, en la empresa prototipo de este tiempo:
reordena ciudades, marca los salarios e incluso
mantiene relaciones diplomáticas con otros países. "En
resumen, la dirección de la empresa establece para los
demás los componentes clave de la política social e
industrial estadounidense", ha dicho Lichtenstein.
A esta modernidad económica de Wal-Mart se une una
política laboral del siglo XIX. La empresa cobra tanto
a sus trabajadores por el seguro médico que la tercera
parte de ellos no lo tienen. "Wal-Mart es ciertamente
un templete del capitalismo del siglo XXI, pero un
capitalismo que recuerda cada vez más al de hace 100
años", indica Simon Head, miembro de Century
Foundation. "Combina el uso extremadamente dinámico de
la tecnología con una cultura directiva muy
autoritaria y despiadada".
General Motors ayudó a construir, a mediados del siglo
XX, la clase media más próspera del mundo gracias a
unos salarios superiores a la media y con generosos
planes de salud y pensiones. Sin embargo, Wal-Mart
avanza en sentido contrario: salarios relativamente
bajos, directivas autoritarias y condiciones sociales
deficientes. La competencia económica y la búsqueda de
precios cada vez más bajos llevan a un segundo plano
las condiciones laborales de sus trabajadores. Wal-mart
marca escuela y su funcionamiento comienza a ser
imitado por otras empresas de todo el mundo.
Los precios tan bajos de Wal-Mart entran en conflicto,
además de con los derechos de los trabajadores, con el
medio ambiente. La empresa propugna un consumo
excesivo que choca con la sostenibilidad económica y
ambiental del planeta. "¿Qué significan las mercancías
a bajo precio en relación con cuestiones apremiantes
como el medio ambiente, los derechos humanos y la mano
de obra mundial?", inquiere Susan Strasser.
El ejemplo de Wal-Mart muestra el crecimiento y el
poder de las grandes empresas. De las 100 principales
economías que existen en el mundo, 51 son
corporaciones y 49 corresponden a países. Las empresas
globales controlan el 70% del comercio mundial. La
cifra de negocio de General Motors sobrepasa el PIB de
Austria. Ante este desmesurado poder de las empresas,
Wal-Mart se ha convertido en una empresa-nación. Tiene
sus propias políticas económicas, sociales y
laborales. Tiene una política exterior con otros
países. Ha desarrollado su propia cultura, su
identidad, una forma de pensar y unos valores propios.
Como los Estados de épocas pasadas, continúa creciendo
y ampliando su dominio, su espacio vital. Los dólares
de los consumidores extienden los tentáculos de Wal-Mart.
Daniel Méndez
Convenio La Insignia / Rel-UITA
27 de julio de 2004