¿Aceptas una chica de
catálogo?
AmBev- Compañía de Bebidas de las Américas deberá indemnizar
a un trabajador por daños morales al obligarlo a participar
de reuniones matinales en las que estaban presentes chicas
de catálogo (prostitutas de lujo), y por someterlo a
situaciones vejatorias con el objetivo de estimular el
cumplimiento de metas.
El recurso de AmBev fue analizado por el Tribunal
Superior del Trabajo (TST), luego que Tribunal
Regional (TRT) de la 9ª Región en el estado de Paraná (PR)
determinó el pago de una indemnización de 50 mil reales (25
mil dólares aproximadamente) por el cargo de "acoso moral
devenido de hostigamiento".
En el recurso al TST, AmBev alegó que el valor
de la indemnización era desproporcionado y que el daño
sufrido por el trabajador era “mínimo”. El juzgado de
5º Turno no reconoció el recurso y de esta forma, la
decisión que condenó a AmBev a pagar 50 mil reales se
mantuvo.
Según el relato de testigos, uno de los gerentes de
ventas acostumbraba dirigirse a los empleados de forma
irrespetuosa, valiéndose de improperios.
El mismo gerente era el responsable de contratar a
prostitutas de catálogo para que aparecieran en las
reuniones.
Los hechos que motivaron la demanda sucedieron más de diez
veces. La empresa, inclusive, ya había sido impedida de
adoptar prácticas incompatibles con el ambiente de trabajo y
alcanzó a firmar un Término de Ajuste de Conducta (TAC), en
el Ministerio Público de Trabajo, comprometiéndose "a
orientar y enfatizar a sus empleados con el fin de evitar
conductas que puedan de alguna manera promover la falta de
respeto mutuo".
El demandante, casado y evangélico, describe en el
expediente laboral que llegó a ser atado y obligado a ver
películas porno, y en una oportunidad una "stripper"
fue llevada a su oficina para desvestirse.
La demanda también relata que los vendedores eran obligados
a asistir a fiestas en fincas, donde chicas de catálogo eran
utilizadas como forma de incentivo para el aumento de
ventas. Afirmó que los trabajadores que superaban las metas
de venta recibían “bonos chicas de catálogo”.
El abogado Adriano Carlos Souza Vale actuó en nombre
del trabajador. Por su parte AmBev no se dio por
vencida: interpuso embargos declaratorios, aún sin juzgar.
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