La belgo-brasileña InBev, a través de su subsidiaria AmBev, acaba de
adquirir el 91 por ciento -ya poseía el 56- de la argentina Quinsa.
El grupo Bemberg, que iniciara sus actividades en Argentina
en 1890, vendió el jueves 13 de abril su participación accionaria en la
cervecera Quilmes por 1.200 millones de dólares. De esta forma culmina la
operación iniciada en 2002, cuando
AmBev, mediante el pago de 600 millones de dólares ingresó
en el capital accionario de Quinsa con opción a aumentar su participación.
Lo que en su momento fue descrito como una “alianza estratégica”, cuatro
años más tarde se transformó en un ejemplo de los negocios en tiempos de
globalización:
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A
InBev, la operación le permite controlar la totalidad de
la empresa líder en el mercado cervecero argentino. Cuando la entonces
AmBev adquirió
una participación minoritaria en Quinsa en 2002, la porción del mercado
que esta captaba era del 64 por ciento, hoy supera el 80 por ciento.
Si tomamos en cuenta que la compañía
también es la número uno en Bolivia con 98 por ciento, en Brasil con 64,
en Paraguay con 85, en Uruguay con 58 y que en Chile capta el 11 por
ciento, vemos que prácticamente monopoliza la venta de cerveza en los
países que conforman el MERCOSUR.
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Por su parte, el grupo
Bemberg que recibirá la impresionante suma de 1.200 millones de dólares
al contado, está exento -según la legislación argentina- de pagar el
impuesto a las Ganancias y sin ninguna obligación de reinvertir esa suma
-o parte de ella- en el país.
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Así, los 1.200 millones
de dólares figurarán en las estadísticas bajo el rubro de la codiciada
“inversión extranjera” y los tecnócratas al servicio del gobierno se
jactarán de que el aumento de la misma conlleva una mejoría para la
población. No obstante, en este caso la inversión fue para adquirir algo
que ya existía y seguir fabricando lo que ya se fabricaba. Ningún puesto
de trabajo nuevo, ningún nuevo producto, ninguna innovación, ningún
nuevo desarrollo… simplemente pura especulación financiera.
Radicada en 30 países,
InBev es la mayor cervecera del mundo por volumen y ocupa
el primer puesto de ventas en América, Europa y Asia.
En Europa sus trabajadores se encuentran en
preconflicto debido a los anuncios de cierre de fábricas y despidos en
Bélgica y otros países.
Por su parte, los Bemberg continuarán operando en Argentina.
Lo harán a través del fondo de inversión Bisa creado en 1993 y que hoy es
propietario, entre otras, de Caro Cuore, líder en creación y diseño de
lencería de calidad; Barugel Azulay, equipamiento para el hogar y materiales
de construcción; y Papel Misionero, una planta de celulosa acusada de
contaminar el río Paraná.
Enildo Iglesias
© Rel-UITA
18 de abril de 2006
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