La prensa daba cuenta ayer de dos
noticias sobre InBev que confirman la tendencia de este grupo y de la
industria cervecera en general:
En Rumania:
El grupo belga-brasileño, que era propietario del 50% de
Interbrew Efes Brewery SA
en Rumania,
adquirió el otro 50% de
las acciones
por la suma de 20,79
millones de euros
y logró total control de las operaciones de esa empresa.
InBev
también es propietaria en Rumania de Baia Mare
y de Blaj
En Estados Unidos:
Se informó que
Anheuser-Busch
compró la marca Rolling Rock, antes propiedad de su compañía madre,
InBev, pero no adquirió la fábrica de cerveza.
¿Qué
significan estas dos noticias?
En Rumania,
InBev ya tenía más del 16 % del mercado cervecero y con esto logra más
libertad para procurar una porción mayor de ese mercado.
En el caso de Estados
Unidos el resultado de la operación es que la planta de Rolling
Rock dejará de operar el 31 de julio. Una vez más, el afán de lucro
prima sobre cualquier preocupación social. Acá se perderán 250 puestos de
trabajo.
Con el nuevo
formato que va adquiriendo la industria cervecera, podrán coexistir
distintas etiquetas, muchas marcas, pero todas fabricadas por una misma
planta y en un mismo lugar. Se va extinguiendo la vecindad entre fábricas de
cerveza y las posibilidades de obtener y conservar el trabajo en esta
industria se reducirán cada vez más a la voluntad de un solo empleador.
Fuentes: Forbes, AFX news, Pittsburgh Tribune
30 de mayo
de 2006