Enfrentamiento Con Cargill
Moyano cercó 14 plantas de una cerealera
Desde hace varios
días, catorce plantas de la alimenticia estadounidense
Cargill están cercadas por camioneros que responden al líder
de la CGT, Hugo Moyano. La pulseada, que desde hace 48 horas
intenta dirimirse sin éxito en una conciliación en el Ministerio
de Trabajo, amenaza con provocar problemas en el
abastecimiento de harina y
aceite, según fuentes empresarias.
Los gremialistas
y representantes de la firma volverán a verse las caras hoy en
un nuevo intento mediador de la cartera laboral. Hasta ahora las
posiciones aparecen como inconciliables, ya que mientras el
Sindicato reclama el "blanqueo" de unos 3.000
choferes vinculados de manera indirecta a Cargill, la
empresa afirma que no tiene relación formal
con dichos transportistas.
Los bloqueos a
las plantas comenzaron el lunes, en 9 centros de acopio de
granos y una molienda de soja. El miércoles, cuando comenzaba la
mediación oficial, se intensificaron, ya que se agregaron cuatro
plantas elaboradoras de harina. Esto alarmó a algunos
empresarios del sector, debido a que Cargill produce allí
para Molinos el 40% de los paquetes de harina que se consumen en
el país. Son las marcas Blanca Flor y Favorita.
"Al no poder
ingresar ni sacar mercadería, las plantas están paradas", dijo
un vocero de Cargill. En un comunicado, la compañía
aclaró que no posee flota propia de camiones y que "contrata
servicios de transporte a distintas empresas y transportistas
individuales", por lo que resultan "falsas" las acusaciones de
que pueda tener trabajadores "en negro".
Pese a ello, la
situación tiene bemoles. Sucede que el 30 de marzo, el Sindicato
de Camioneros y la empresa firmaron un acuerdo para enfrentar la
marginalidad laboral e impositiva. Por el mismo, Cargill
"aceptó colaborar requiriendo a las empresas transportistas la
presentación de un Certificado de Libre Deuda y de un
Certificado de Libre Conflicto Gremial". Dicho papel sería
emitido por el propio gremio.
"No obstante
ello, la entidad gremial, interpretando que el acuerdo no había
sido cumplido, instaló piquetes en distintas plantas de la
empresa, poniendo como condición para su levantamiento que
Cargill le abonara a dicha entidad el monto total
supuestamente adeudado por los transportistas al gremio, cifra
ésta que no sólo es de varios millones de pesos, sino que fue
incrementándose a lo largo de la jornada", abundó el comunicado.
Que agrega: "Esta solicitud es absolutamente inaceptable por ser
irrazonable e ilegal".
Matías Longoni
Clarín
28 de julio de 2006
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