Desde hace mucho tiempo la UITA, junto a otras organizaciones sindicales y sociales, viene advirtiendo sobre la concentración de toda la cadena agroalimentaria en un círculo cada vez más estrecho de corporaciones transnacionales. También se han denunciado con insistencia los efectos devastadores que podría tener sobre la humanidad un simple acuerdo entre estos gigantes de la agricultura (semillas e insumos agroquímicos), el acopio, la distribución y la comercialización, cuya escala global coloca a la población del planeta en sus manos.

 

Aquel escenario que algunos creyeron de “ciencia ficción”, de “catastrofismo”, desgraciadamente se empieza a concretar en la realidad, y su primer efecto es el encarecimiento de los alimentos
y 100 millones de nuevos hambrientos en el mundo. La Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la Unión Europea, acaba de reaccionar al disponer de fuertes indicios sobre una manipulación del mercado mundial de granos mediante acuerdos entre las principales corporaciones. Lo que sigue es una nota editorial de la Secretaría General de la UITA sobre el tema.

 

 

Allanan las oficinas de Cargill y Bunge

Sospechan un acuerdo ilegal

para inflar los precios de los granos

 

 

El consorcio agrícola Cargill comunicó el lunes que sus utilidades para el tercer trimestre aumentaron un 86 por ciento, a 1.030 millones de dólares, registrando un fuerte crecimiento en su aprovisionamiento de productos básicos y sus negocios financieros. Manifestó que las mayores ganancias provinieron de su segmento de creación y procesamiento, el cual elabora y vende productos alimenticios básicos. Associated Press  | 14 de abril  | 2008

 

"El incremento del comercio ofrece un sistema alimentario mundial más estable y seguro. El comercio promueve la prosperidad y la prosperidad promueve la paz", Rich Torres, Vicepresidente de Cargill. Alocución feria de la alimentación, Chicago | 23 de mayo | 2008

 

 

Cargill, el gigante de la agroalimentación cuyo ex vicepresidente redactó el texto original del Acuerdo sobre Agricultura de la OMC, nunca eludió utilizar su posición en el mercado para manipular la suba y la baja de los precios (frecuentemente de manera simultánea), con el propósito de extraer el máximo valor en cada uno de los puntos de la cadena de la alimentación, en tanto que predica el evangelio del "libre comercio". De tal modo, no causaron sorpresa las recientes irrupciones de la UE en sus oficinas europeas.

 

A fin de cuentas, Cargill es la compañía que fue suspendida de la Chicago Board of Trade (CBOT) de Chicago por haber acaparado el mercado del maíz en 1937 y que encaró situaciones similares con respecto al trigo (1963) y la soja (1973). En el año 2004, Cargill pagó 24 millones de dólares para liquidar una demanda judicial colectiva entablada por más de una docena de las principales compañías agroalimentarias (pocas de ellas inocentes de haber aprovechado su posición de predominio en sus propios mercados), que impugnó los pactos entre las coaliciones de empresas mundiales para manipular el mercado internacional multimillonario en dólares de los edulcorantes de maíz con alto contenido de fructosa.

 

En los años 70 Cargill capitalizó la extrema volatilidad de los mercados internacionales de trigo –volatilidad inducida en parte por sus propias operaciones– para incrementar sus ventas desde 2.200 millones de dólares en 1971 a 28.500 millones de dólares en el curso de unos escasos diez años. Las utilidades financiaron la consolidación de su posición dominante en materia de comercio/procesamiento, la expansión hacia nuevos sectores como la carne y alimentos procesados, a la vez que el desarrollo de la red de servicios financieros de la compañía. En la segunda mitad de los noventa, Cargill ejerció fuertes presiones para abatir los sistemas de apoyo de precios para los productores de granos en Estados Unidos, aplastando a muchos mediante el exceso de oferta y los precios bajos, mientras que simultáneamente sacaba provecho de los subsidios a la exportación con el objeto de captar nuevos mercados en el exterior a través del dumping.

 

En el 2004, Cargill vendió sus operaciones brasileñas de elaboración de jugo de naranja a dos compañías, una de las cuales, Cutrale, es actualmente líder mundial, abasteciendo el concentrado para cerca de un tercio de todo el jugo de naranja que se consume a escala internacional. Durante más de una década, las compañías que procesaban naranjas en Brasil fueron enjuiciadas por conspirar para rebajar los precios a nivel de la explotación agrícola (y violar repetidamente la legislación laboral brasileña). En el 2007, las autoridades estadounidenses comenzaron a investigar el presunto dumping del concentrado de jugo de naranja brasileño importado hacia Estados Unidos.

 

En toda ocasión, Cargill y los otros comerciantes y elaboradores de primer orden han utilizado sus posiciones en el mercado para beneficiarse de la volatilidad de los precios e incluso generarla. La concentración del poder adquisitivo les permite elevar y disminuir los precios mediante sistemas de arbitraje internacional, realizar pactos formales e informales entre los cárteles y "asociaciones estratégicas" con otras CTNs, ejercer presiones políticas y contar con un régimen internacional de comercio e inversiones que refuerza su poderío por encima de los trabajadores/as, los agricultores y los consumidores.

Ni el libre comercio ni la libertad de control para los Cargill del mundo habrán de alimentar al planeta. La solución al hambre en gran escala comienza por poner al descubierto, comprender y transformar los mecanismos del poder que socavan el actual sistema alimentario internacional.

 

La FAO de las Naciones Unidas, en su World Commodity Review (Reseña Mundial de Productos Básicos) para 2007 - 2008, señala esto lacónicamente en los siguientes términos: "La presencia [de grandes compañías transnacionales] puede también resultar en un descenso de la competitividad, con efectos negativos para los consumidores y las empresas nacionales, durante el período 1996 - 2002 se descubrió una serie de cárteles internacionales de ingredientes de alimentos y de comida para animales, aunque la fijación ilegal de precios había existido, en ciertos casos, desde los años ochenta".

 

El ex director de ADM, Dwayne Andreas, lo expresó aún con más fuerza (en un momento en el cual la compañía también estaba siendo investigada por fijar el precio del jarabe de maíz con alto contenido de fructosa) cuando afirmó: "No existe un solo grano de nada que se venda en el mercado libre. ¡Ni uno! El único lugar donde se puede ver un mercado libre es en los discursos de los políticos". Bunge, la otra compañía enfocada por las recientes irrupciones de la UE, acrecentó en 77 por ciento sus utilidades en el primer trimestre del 2008, respaldada por los enormes subsidios pagados a la social y ambientalmente devastadora industria del biodiesel producido en base a semillas oleaginosas. Ellas también conocen un par de cosas acerca del "libre comercio" demostrado en el último gran salto del número de personas con hambre en el mundo.

 

Los políticos y los grupos de presión que promueven la rápida conclusión de la “Ronda Doha del desarrollo" de la OMC como la solución para el hambre mundial son cómplices de este cinismo sin igual. El Grupo de Expertos de Alto Nivel de la ONU sobre la Crisis Alimentaria Mundial también está impulsando la agenda de la Ronda Doha a manera de ingrediente esencial para la receta de la eliminación del hambre. El Grupo de Expertos procura definir una función para las reservas estratégicas de granos, sin referencia alguna al poder de las transnacionales para tragarse, reconstituir, manipular y comerciar estas reservas en todas sus formas reales y (a través de los mercados financieros) virtuales. La puesta en práctica de una agenda completa de la OMC expandiría aún más el dominio corporativo sobre las existencias mundiales de alimentos.