Nicaragua

 

Con Daniel Reyes, secretario general del SUT

Coca Cola - FEMSA, a ocho meses

de la firma del Convenio Colectivo

 

Mejora en las relaciones con la empresa, sin descuidar

el espíritu de organización de la clase trabajadora

 

 

El pasado 28 de mayo de 2006, el  Sindicato Único de Trabajadores de Coca-Cola FEMSA (SUT) logró suscribir un nuevo Convenio Colectivo con la empresa. El proceso de negociación duró varios meses y las tensiones con la empresa llevaron a los trabajadores al borde de una huelga general. En junio de 2006 de celebró una Asamblea general en donde se dieron a conocer los alcances del nuevo Convenio.

 

SIREL conversó con Daniel Reyes Sánchez, secretario general del SUT, para una primera evaluación después de casi ocho meses de la firma del Convenio y para analizar el nuevo contexto y las perspectivas laborales en Nicaragua, a raíz de la instalación del nuevo gobierno.

 

-Han pasado casi ocho meses desde que se firmó el Convenio Colectivo. ¿Cómo evalúa este periodo y las relaciones con la empresa?

-Desde que se firmó el Convenio Colectivo las relaciones entre trabajadores y empleador han mejorado sustancialmente, al extremo de que hemos venido abordando las problemáticas externas en conjunto. La empresa ha dado una muestra de querer trabajar con el sindicato, hay respeto entre las partes y hasta el día de hoy no hemos vuelto a tener conflictos o despidos injustificados. Una muestra más de esta nueva actitud de la empresa es el haber pagado a los trabajadores todos los días de vacaciones acumulados al 31 de diciembre.

La empresa ganó además un premio a nivel centroamericano y organizó una actividad para celebrar ese galardón que le otorgaron y reconoció el importante aporte de los trabajadores por su participación y su trabajo en todos estos años. Hay también un frente de negociación abierto. En estos meses hemos recibido una solicitud por parte de la empresa de hacer un rebalanceo en las rutas, porque han crecido mucho. Esto podría afectar económicamente a los trabajadores porque quieren quitar a las Agencias (mayoristas). Estamos negociando y aún no hemos llegado a un acuerdo. También han abierto unas nuevas líneas de producción, han comprado 14 camiones nuevos y van a comprar cinco más y terminaron la construcción de un edificio con sanitarios y cuartos para que los trabajadores puedan cambiarse y dejar su ropa. Todo esto nos indica que vamos a tener estabilidad en el trabajo.

 

-¿El hecho de que se ha normalizado la relación entre el sindicato y la empresa ha impulsado nuevas afiliaciones?

-Actualmente tenemos 410 afiliados, es decir el cien por ciento de los trabajadores de base y que no desempeñan “cargos de confianza”. No hubo nuevas afiliaciones en cuanto la empresa no contrató a nuevo personal. En el Convenio Colectivo acordamos que se íban a contratar a 40 personas más, 20 en el Área de Producción y 20 en la de Venta y que se íban a afiliar al sindicato. Hasta al momento no quisimos empujar mucho este acuerdo para no crear un supernumerario y tal vez tener que enfrentarnos más tarde a una nueva reducción de personal. Nosotros seguimos pensando que para construir un sindicalismo sólido se necesita de transparencia y que la gente no se vea obligada a afiliarse, sino que esta decisión venga del ejemplo que nosotros les podemos brindar a ellos. Aquí hay muchos trabajadores oficinistas que piden afiliarse y son personas con un cargo considerado “de confianza”.

Lo que queremos hacer es solicitarle al Ministerio del Trabajo (MITRAB) que se aclare, una vez por todas, qué se entiende por “cargo de confianza”, porque cada quien da su interpretación y que nos ayude a revisar y determinar exáctamente hasta qué rango podemos afiliar en la empresa. La pasada administración del MITRAB, que estaba a favor de los empleadores, dió una interpretación demasiado amplia de este cargo, llegando a decir que también un puesto de conserje de un dirigente podía ser considerado como cargo de confianza. De todos modos hay que esperar el proximo año, cuando caduque el Convenio Colectivo porque, por el momento, ésto es lo que firmamos y no podemos violentar el actual Convenio.

 

-En el pasado uno de los problemas más relevantes eran los despidos injustificados. ¿Hubo un cambio de actitud de la empresa?

-En cuanto a los despidos que se venían dando abusivamente, la compañia los ha eliminado porque en el Convenio firmamos una cláusula, la número 14, que habla de la Comisión Bipartita. Si la compañia quisiera despedir a alguien, tiene que solicitarlo a la Comisión para revisar el caso y va a ser esa Comisión Mixta la que va a decidir. Tampoco hay casos pendientes en los tribunales. En términos generales la compañia cumplió cabalmente con el Convenio Colectivo. Única excepción son las promociones que ahora están sujetas a la calificación de las personas y hay muchos trabajadores que no llenan los requisitos de calificación para ocupar un puesto mayor.

 

-Se pasó de un enfrentamiento muy duro, entre trabajadors y empresa, a una situación de calma y estabilidad laboral. ¿Qué fue lo que originó ese cambio?

-Creo que contribuyó la madurez de nuestra gente, que nunca cayó en la provocación. La empresa se encontró con una organización muy sólida y perdibió que de continuar con la confrontación, las consecuencias iban a ser negativas para todos. En este enfrentamiento perdimos todos La misma compañía nos dijo que nos estábamos desgastando y buscamos una forma de alianza que no fuera en beneficio de una sóla parte, sino de ambas. Con este objetivo venimos trabajando y negociando hasta llegar a un acuerdo. Creo que la empresa ha entendido que el sindicato es su mejor aliado.

 

-A veces una alianza entre sindicato y empresa desemboca en formas de solidarismo, donde el sindicato pierde su propia razón de ser y se vuelve el peor enemigo del significado intrínseco del sindicalismo. ¿Cómo cuidar que no pase esto, en una situación de aparente tranquilidad como la que se está viviendo en Coca-Cola FEMSA?

-Aquí en Nicaragua se intentó introducir el solidarismo importandolo desde Costa Rica, donde hasta hay una ley específica. Nosostros para contrarrestar este fenómeno conformamos una Asociación de Trabajadores, que inclusive maneja una tienda donde se puede sacar crédito. El problema de convertirse en un sindicato conformista existe y hay que cuidarse mucho de ello. También está el riesgo de que la empresa quiera comprar conciencias y yo siempre les advierto a los compañeros trabajadores, porque cuando hay aguas mansas de repente viene la tempestad. El empleador siempre será la parte ambiciosa que quiere ganar más y más y nuestra lucha es lograr que los trabajadores tengan mejores condiciones, mejores salarios, pero manteniendo siempre el espíritu de organización, sin descuidar esta parte que es fundamental para nosotros, esta actitud que tiene que asumir el sindicato, en el sentido de clase, para defender sus derechos constitucionales.

 

-En Nicaragua hay muchas expectativas frente al nuevo Gobierno. El sector de la Alimentación tuvo un primer encuentro con la nueva Ministra del Trabajo ¿Cuál fue su impresión?

-Lo que nos preocupa y se lo planteamos a la nueva ministra, es que aún estando ella, siguen en sus lugares y funciones los funcionarios de la administración anterior, que hicieron muchos daños a los trabajadores. Tendrá sus razones, pero no nos dejó muy conformes. Además, cuando salíamos de la reunión, llegó el señor Emilio Noguera, uno de los abogados que más daño le hizo al MITRAB, porque influyó directamente en las decisiones de los inspectores del ministerio y hasta en las del ministro que estaba en aquel entonces. Si va a continuar esta situación, donde los abogados de las transnacionales van a tomar decisiones junto a los inspectores, las cosas van a seguir igual y nuestra posición es que, independientemente de quien esté en el Gobierno, sea quien sea el Ministro, nosotros vamos a defender a la clase trabajadora. La Ministra Chávez dijo que encontró mucha corrupción, muchas debilidades y pidió que los sindicatos le ayudemos a administrar la institución como corresponde, es decir una institución que tutela y vela por los intereses de los trabajadores.

 

-¿Le hicieron saber esta situación?

-Se lo dijimos y ella nos pidió tiempo para analizar estos casos de funcionarios que denunciamos y se comprometió a visitar la empresas para tener un acercamiento, cuidando los intereses de ambas partes. La reunión fue muy positiva, aunque nos despertó muchas dudas. Va a tener un muy buen asesor, el Doctor Fernando Malespín, que es un reconocido catedrático con muchos conocimientos en temas laborales y creo que le va a ser de mucha ayuda a la nueva ministra. Fue una primera reunión informal, donde cada quien expresó su sentir y sus preocupaciones. Lo importante es que la institución se preocupe por los intereses de los trabajadores. Le dijimos también que aspiramos que algún día en Nicaragua desaparezca la tercerización, porque es una forma inhumana de explotar a la gente. Hay que ver como la empresa se responsabiliza por esto. En Coca Cola FEMSA se ha venido reduciendo este fenómeno y ahora la empresa me pidió el nombre de tercerizados para contratarlos y se van a afiliar al sindicato.

 

-En términos más generales, la victoria electoral de Daniel Ortega ha despertado mucho interés en el país. Como rama de la Alimentación ¿han discutido cuál va a ser la relación entre el sindicalismo y el nuevo gobierno? ¿Le están firmando un cheque en blanco o van a mantener una posición independiente y crítica?

-En principio, no nos gustarías firmar un cheque en blanco. Ya hemos trabajado con el Gobierno sandinista y fue muy duro y yo lo viví durante los once años de Gobierno sandinista en los 80 y las condiciones fueron durísimas por la guerra y el embargo. Pero también el FSLN fue muy duro con los sindicatos que no estaban con él y con los que criticaban a su política, mientras que era muy flexible con sus afines. Hemos discutido y hemos dicho que ahora no queremos asumir este mismo rol y esperamos a un gobierno que respete las instituciones, y los sindicatos somos instituciones. No queremos sindicatos apéndices del Estado, sino sindicatos independientes que puedan luchar por el gremio. Lo otro que se dice es que los sindicatos deben jugar un papel progresista para mejorar al país, para desarrollarse y, lógicamente, el temor más grande es que se pueda convertir en un populismo y por ejemplo, llegar a decir que se debe  ingresar a un sinnúmero de personas en la empresa. Aquí, en los ‘80, fuimos 1,250 empleados y por aparentar tener a todo el mundo empleado, la compañia fracasó. Este populismo tampoco funciona. Si la Constitución dice que la Educación y la Salud debe ser gratuita, hay también que decirles a los ciudadanos y a los trabajadores que aquí hay empleo, pero también que hay que pagar los impuestos para mantener la Salud y la Educación gratuita. Si no trabajamos todos y no pagamos impuestos no va haber de donde sacar para financiar a estos sectores, porque tampoco podemos seguir sobreviviendo de la cooperación internacional. La dirigencia sindical de este país quiere que seamos autosuficientes y que podamos salir adelante con nuestras fuerzas. El gobierno, en su mayoría, ya está formado por empresarios y tienen intereses y algunos no velan por sus empleados. No vayamos a caer en el error de que, como ganó Ortega, ahora todo es luna de miel. El gobierno tiene que jugar un papel fundamental, porque el país necesita despegar económicamente, sobre todo para aquellas personas que viven en la extrema pobreza.

En Managua, Giorgio Trucchi

© Rel-UITA

25 de enero de 2007

 

 

 

 

 
 
 

 

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