SIREL
conversó con
Daniel Reyes Sánchez,
secretario general del
SUT,
para una primera evaluación después de casi
ocho meses de la firma del Convenio y para
analizar el nuevo contexto y las
perspectivas laborales en Nicaragua, a raíz
de la instalación del nuevo gobierno.
-Han pasado casi ocho meses desde que se firmó el Convenio
Colectivo. ¿Cómo evalúa este periodo y las
relaciones con la empresa?
-Desde que se firmó el Convenio Colectivo
las relaciones entre trabajadores y
empleador han mejorado sustancialmente, al
extremo de que hemos venido abordando las
problemáticas externas en conjunto. La
empresa ha dado una muestra de querer
trabajar con el sindicato, hay respeto entre
las partes y hasta el día de hoy no hemos
vuelto a tener conflictos o despidos
injustificados. Una muestra más de esta
nueva actitud de la empresa es el haber
pagado a los trabajadores todos los días de
vacaciones acumulados al 31 de diciembre.
La empresa ganó además un premio a nivel
centroamericano y organizó una actividad
para celebrar ese galardón que le otorgaron
y reconoció el importante aporte de los
trabajadores por su participación y su
trabajo en todos estos años. Hay también un
frente de negociación abierto. En estos
meses hemos recibido una solicitud por parte
de la empresa de hacer un rebalanceo en las
rutas, porque han crecido mucho. Esto podría
afectar económicamente a los trabajadores
porque quieren quitar a las Agencias
(mayoristas). Estamos negociando y aún no
hemos llegado a un acuerdo. También han
abierto unas nuevas líneas de producción,
han comprado 14 camiones nuevos y van a
comprar cinco más y terminaron la
construcción de un edificio con sanitarios y
cuartos para que los trabajadores puedan
cambiarse y dejar su ropa. Todo esto nos
indica que vamos a tener estabilidad en el
trabajo.
-¿El hecho de que se ha normalizado la
relación entre el sindicato y la empresa ha
impulsado nuevas afiliaciones?
-Actualmente tenemos 410 afiliados, es decir
el cien por ciento de los trabajadores de
base y que no desempeñan “cargos de
confianza”. No hubo nuevas afiliaciones en
cuanto la empresa no contrató a nuevo
personal. En el Convenio Colectivo acordamos
que se íban a contratar a 40 personas más,
20 en el Área de Producción y 20 en la de
Venta y que se íban a afiliar al sindicato.
Hasta al momento no quisimos empujar mucho
este acuerdo para no crear un supernumerario
y tal vez tener que enfrentarnos más tarde a
una nueva reducción de personal. Nosotros
seguimos pensando que para construir un
sindicalismo sólido se necesita de
transparencia y que la gente no se vea
obligada a afiliarse, sino que esta decisión
venga del ejemplo que nosotros les podemos
brindar a ellos. Aquí hay muchos
trabajadores oficinistas que piden afiliarse
y son personas con un cargo considerado “de
confianza”.
Lo que queremos hacer es solicitarle al
Ministerio del Trabajo (MITRAB) que se
aclare, una vez por todas, qué se entiende
por “cargo de confianza”, porque cada quien
da su interpretación y que nos ayude a
revisar y determinar exáctamente hasta qué
rango podemos afiliar en la empresa. La
pasada administración del MITRAB, que estaba
a favor de los empleadores, dió una
interpretación demasiado amplia de este
cargo, llegando a decir que también un
puesto de conserje de un dirigente podía ser
considerado como cargo de confianza. De
todos modos hay que esperar el proximo año,
cuando caduque el Convenio Colectivo porque,
por el momento, ésto es lo que firmamos y no
podemos violentar el actual Convenio.
-En el pasado uno de los problemas más
relevantes eran los despidos injustificados.
¿Hubo un cambio de actitud de la empresa?
-En cuanto a los despidos que se venían
dando abusivamente, la compañia los ha
eliminado porque en el Convenio firmamos una
cláusula, la número 14, que habla de la
Comisión Bipartita. Si la compañia quisiera
despedir a alguien, tiene que solicitarlo a
la Comisión para revisar el caso y va a ser
esa Comisión Mixta la que va a decidir.
Tampoco hay casos pendientes en los
tribunales. En términos generales la
compañia cumplió cabalmente con el Convenio
Colectivo. Única excepción son las
promociones que ahora están sujetas a la
calificación de las personas y hay muchos
trabajadores que no llenan los requisitos de
calificación para ocupar un puesto mayor.
-Se pasó de un enfrentamiento muy duro,
entre trabajadors y empresa, a una situación
de calma y estabilidad laboral. ¿Qué fue lo
que originó ese cambio?
-Creo que contribuyó la madurez de nuestra
gente, que nunca cayó en la provocación. La
empresa se encontró con una organización muy
sólida y perdibió que de continuar con la
confrontación, las consecuencias iban a ser
negativas para todos. En este enfrentamiento
perdimos todos La misma compañía nos dijo
que nos estábamos desgastando y buscamos una
forma de alianza que no fuera en beneficio
de una sóla parte, sino de ambas. Con este
objetivo venimos trabajando y negociando
hasta llegar a un acuerdo. Creo que la
empresa ha entendido que el sindicato es su
mejor aliado.
-A veces una alianza entre sindicato y
empresa desemboca en formas de
solidarismo,
donde el sindicato pierde su propia razón
de ser y se vuelve el peor enemigo del
significado intrínseco del sindicalismo.
¿Cómo cuidar que no pase esto, en una
situación de aparente tranquilidad como la
que se está viviendo en Coca-Cola FEMSA?
-Aquí en Nicaragua se intentó introducir el
solidarismo importandolo desde Costa
Rica, donde hasta hay una ley específica.
Nosostros para contrarrestar este fenómeno
conformamos una Asociación de Trabajadores,
que inclusive maneja una tienda donde se
puede sacar crédito. El problema de
convertirse en un sindicato conformista
existe y hay que cuidarse mucho de ello.
También está el riesgo de que la empresa
quiera comprar conciencias y yo siempre les
advierto a los compañeros trabajadores,
porque cuando hay aguas mansas de repente
viene la tempestad. El empleador siempre
será la parte ambiciosa que quiere ganar más
y más y nuestra lucha es lograr que los
trabajadores tengan mejores condiciones,
mejores salarios, pero manteniendo siempre
el espíritu de organización, sin descuidar
esta parte que es fundamental para nosotros,
esta actitud que tiene que asumir el
sindicato, en el sentido de clase, para
defender sus derechos constitucionales.
-En Nicaragua hay muchas expectativas frente
al nuevo Gobierno. El sector de la
Alimentación tuvo un primer encuentro con la
nueva Ministra del Trabajo ¿Cuál fue su
impresión?
-Lo que nos preocupa y se lo planteamos a la
nueva ministra, es que aún estando ella,
siguen en sus lugares y funciones los
funcionarios de la administración anterior,
que hicieron muchos daños a los
trabajadores. Tendrá sus razones, pero no
nos dejó muy conformes. Además, cuando
salíamos de la reunión, llegó el señor
Emilio Noguera, uno de los abogados que más
daño le hizo al MITRAB, porque influyó
directamente en las decisiones de los
inspectores del ministerio y hasta en las
del ministro que estaba en aquel entonces.
Si va a continuar esta situación, donde los
abogados de las transnacionales van a tomar
decisiones junto a los inspectores, las
cosas van a seguir igual y nuestra posición
es que, independientemente de quien esté en
el Gobierno, sea quien sea el Ministro,
nosotros vamos a defender a la clase
trabajadora. La Ministra Chávez dijo que
encontró mucha corrupción, muchas
debilidades y pidió que los sindicatos le
ayudemos a administrar la institución como
corresponde, es decir una institución que
tutela y vela por los intereses de los
trabajadores.
-¿Le hicieron saber esta situación?
-Se lo dijimos y ella nos pidió tiempo para
analizar estos casos de funcionarios que
denunciamos y se comprometió a visitar la
empresas para tener un acercamiento,
cuidando los intereses de ambas partes. La
reunión fue muy positiva, aunque nos
despertó muchas dudas. Va a tener un muy
buen asesor, el Doctor Fernando Malespín,
que es un reconocido catedrático con muchos
conocimientos en temas laborales y creo que
le va a ser de mucha ayuda a la nueva
ministra. Fue una primera reunión informal,
donde cada quien expresó su sentir y sus
preocupaciones. Lo importante es que la
institución se preocupe por los intereses de
los trabajadores. Le dijimos también que
aspiramos que algún día en Nicaragua
desaparezca la tercerización, porque
es una forma inhumana de explotar a la
gente. Hay que ver como la empresa se
responsabiliza por esto. En Coca
Cola FEMSA se ha venido
reduciendo este fenómeno y ahora la empresa
me pidió el nombre de tercerizados
para contratarlos y se van a afiliar al
sindicato.
-En términos más generales, la victoria
electoral de Daniel Ortega ha despertado
mucho interés en el país. Como rama de la
Alimentación ¿han discutido cuál va a ser la
relación entre el sindicalismo y el nuevo
gobierno? ¿Le están firmando un cheque en
blanco o van a mantener una posición
independiente y crítica?
-En principio, no nos gustarías
firmar un cheque en blanco. Ya hemos
trabajado con el Gobierno sandinista y fue
muy duro y yo lo viví durante los once años
de Gobierno sandinista en los 80 y las
condiciones fueron durísimas por la guerra y
el embargo. Pero también el FSLN fue muy
duro con los sindicatos que no estaban con
él y con los que criticaban a su política,
mientras que era muy flexible con sus
afines. Hemos discutido y hemos dicho que
ahora no queremos asumir este mismo rol y
esperamos a un gobierno que respete las
instituciones, y los sindicatos somos
instituciones. No queremos sindicatos
apéndices del Estado, sino sindicatos
independientes que puedan luchar por el
gremio. Lo otro que se dice es que los
sindicatos deben jugar un papel progresista
para mejorar al país, para desarrollarse y,
lógicamente, el temor más grande es que se
pueda convertir en un populismo y por
ejemplo, llegar a decir que se debe
ingresar a un sinnúmero de personas en la
empresa. Aquí, en los ‘80, fuimos 1,250
empleados y por aparentar tener a todo el
mundo empleado, la compañia fracasó. Este
populismo tampoco funciona. Si la
Constitución dice que la Educación y la
Salud debe ser gratuita, hay también que
decirles a los ciudadanos y a los
trabajadores que aquí hay empleo, pero
también que hay que pagar los impuestos para
mantener la Salud y la Educación gratuita.
Si no trabajamos todos y no pagamos
impuestos no va haber de donde sacar para
financiar a estos sectores, porque tampoco
podemos seguir sobreviviendo de la
cooperación internacional. La dirigencia
sindical de este país quiere que seamos
autosuficientes y que podamos salir adelante
con nuestras fuerzas. El gobierno, en su
mayoría, ya está formado por empresarios y
tienen intereses y algunos no velan por sus
empleados. No vayamos a caer en el error de
que, como ganó Ortega, ahora todo es luna
de miel. El gobierno tiene que jugar un
papel fundamental, porque el país necesita
despegar económicamente, sobre todo para
aquellas personas que viven en la extrema
pobreza.