México
Fracasa
apelación de la trasnacional
Indagarán daño moral a
empleado
que Coca Cola despidió
por ser gay |
Roberto Mendoza
Ralph sufrió un daño moral que será investigado,
determinó el juez trigésimo de lo civil que lleva el
juicio interpuesto por el ingeniero mecánico, quien
por ser homosexual fue despedido de la refresquera
Coca Cola, donde trabajó siete años en una carrera
ascendente que también dejó resultados favorables
para el crecimiento de la compañía.
Este es el primer fallo judicial contra la trasnacional,
desde que en mayo de 2005 Mendoza Ralph inició el
proceso judicial. Aunque la representación legal de
Coca Cola interpuso un recurso de apelación con el
argumento de que el inconforme fue liquidado
conforme a la ley, Roberto confía en que el juez
decidirá en breve abrir el periodo de pruebas.
Efectivamente, el pasado octubre Roberto fue despedido de
Coca Cola luego de varios años en los que el
director de recursos humanos, Eulalio Cerda
Delgadillo, obstaculizó su ascenso porque, según
dijo este ejecutivo: "mientras yo sea responsable de
recursos humanos de Coca Cola FEMSA, no tendré un puto como director en ella".
Director de
empaques
Para Roberto su situación es paradójica e increíble porque
durante dos años le insistieron para que aceptara
trabajar en Coca Cola, invitación que finalmente
aceptó en marzo de 1998, luego de renunciar a Pepsico donde llegó a ocupar el puesto de director
de empaques para América Latina.
Ya en Coca Cola, según narró, también tuvo un desempeño
exitoso y logró generar ahorros por más de 40
millones de dólares.
El primer puesto que ocupó fue gerente de empacotecnia. En
los dos años que laboró en dicha área evitó a la
empresa el gasto de 3.5 millones de dólares anuales,
asegura con base en sus evaluaciones de desempeño.
Después fue promovido como responsable de las compras en
México, donde manejaba cifras cercanas a 160
millones de dólares para las operaciones que
realizaba. Ahora, ya a la distancia, Roberto piensa
que desde ese entonces sus jefes se habrían dado
cuenta de su orientación sexual y, por supuesto,
dice, "no iban a dejar a cargo de tanta lana a
cualquiera".
No obstante, siguió su carrera ascendente -sin llegar al
cargo de director de área- hasta que en julio de
2003 le notificaron que sería transferido a San José
de Costa Rica como responsable de abastecimiento
para la División Latincentro.
Se suponía que entonces tendría la categoría de director,
pero cuando llegó a aquel país se enteró de que
sería gerente, mientras sus contrapartes en México y
el Mercosur eran directivos.
Roberto atribuye esta situación al hecho de que viajó a Costa
Rica con su pareja, con la que había vivido ya
durante cinco años. "Decidimos no ocultar nuestra
relación y lo presenté a mis compañeros de trabajo,
la mayoría mexicanos, que también trabajaban allá."
Inicialmente iba a estar en el país centroamericano durante
dos años, pero cuando apenas habían pasado 14 meses,
lo llamaron de regreso a la ciudad de México, porque
su trabajo "iba muy adelantado". En ese periodo
logró ahorros a la empresa por 13 millones de
dólares, indica.
Dice que el presidente de la empresa, Carlos Salazar, había
ordenado que le dieran el puesto de director de
desarrollo tecnológico. Sin embargo, al llegar a
México le indicaron que el único cargo disponible
era de gerente de empacotecnia, el mismo con el que
había ingresado a Coca Cola.
Para Roberto, ingeniero mecánico electricista, egresado de la
Universidad Iberoamericana, que habla inglés, un
poco de francés y portugués, y experiencia de 16
años en la industria refresquera, esta nueva
disposición le representaba un retroceso de seis
años en su carrera en Coca Cola y una reducción de
32 por ciento en sus ingresos. Aun así lo aceptó.
En ese momento se enteró de que en una reunión de directivos
Eulalio Cerda expresó que mientras él estuviera a
cargo de ese departamento no tendría "a un puto como
director dentro de la compañía".
A los dos meses fue despedido. El 15 de octubre de 2004
recibió su liquidación conforme a la ley y ante la
Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.
Luego de varios meses de enojo y un sentimiento de impotencia
que lo llevó a la depresión, Roberto se acercó al
Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Allí lo orientaron y ayudaron a decidir el inicio de
la demanda civil por daño moral y discriminación en
contra de Coca Cola FEMSA.
"Destruyeron mi carrera, me habían sacado de Pepsico para
trabajar con ellos, durante siete años
artificialmente limitaron mi crecimiento porque no
podía desarrollarme en lo que soy más productivo,
cada vez que quería subir alguien ponía la mano, ese
alguien es Eulalio Cerda", afirma.
"Traidor" y "gay
asqueroso"
A sus 39 años, Roberto ha tenido que empezar de nuevo: "No
hay nadie que me contrate en la industria
embotelladora. Para Pepsi soy un traidor, porque
renuncié para irme con la competencia, con la oferta
de crecimiento que me prometieron; para Coca Cola
soy un gay asqueroso que no merece el derecho de
trabajar en su empresa".
Hace apenas dos meses Roberto consiguió trabajo en una
empresa de computación, donde percibe la mitad del
salario que tenía en Coca Cola. Lo que lo anima es
la reciente determinación que en su favor emitió el
juez 30 de lo civil del Distrito Federal para
iniciar el proceso por el daño moral que sufrió.
El pasado 7 de octubre, Mendoza también presentó una denuncia
penal en la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal, con base en el artículo 206 del
Código Penal, el cual penaliza la discriminación por
causas de orientación sexual.
Hoy, Roberto está decidido a pelear para que su historia no
se repita. "Los empresarios en México deben darse
cuenta de que no pueden seguir haciendo esto. Cada
vez, la homosexualidad se vive en México de manera
más abierta. Sólo en las empresas los gays todavía
se ocultan para no ser discriminados, pero yo aspiro
a vivir libremente y, si quiero, poder colocar en mi
escritorio una foto de mi pareja sin temor."
Emir Olivares y Ángeles Cruz
La
Jornada
1
de febrero de 2006
Foto: Cristina Rodríguez