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Perú
Corporación JR Lindley, sabor amargo
para
los trabajadores
Líder en el mercado de bebidas no
alcohólicas incumple distribución de
utilidades a sus trabajadores pero otorga
bonos de productividad a sus ejecutivos y se
los niega a la fuerza productora. Sindicatos
evalúan respuesta a cuestionado proceder de
la empresa
Dice el refrán que cuando llueve todos se
mojan pero nada más lejano de la realidad en
el caso de la Corporación JR Lindley
que pese a declarar pérdidas en su ejercicio
presupuestal 2006, ha reconocido bonos de
productividad a su planta de ejecutivos y ha
marginado de este beneficio a los
trabajadores, la fuerza generadora de su
riqueza.
La Corporación se ubica en el puesto 84 del
Ranking de las Principales Empresas del Perú
(PEP)
donde figuran alrededor de 3.000 compañías
de diversas ramas de actividad. Pese a ese
lugar importante, en los últimos 15 años ha
venido declarando pérdidas al cierre de sus
balances anuales, con lo que ha evadido su
obligación de distribuir las utilidades
empresariales entre sus trabajadores, según
informan dirigentes sindicales.
Esta situación se ha vuelto a repetir con el
ejercicio del año pasado. La Corporación ha
declarado pérdidas por 65 millones de
dólares derivadas de las deudas de
ejercicios correspondientes a los periodos
2004-2005. Consecuentemente, ha informado a
los tres sindicatos de la Corporación que no
podrá distribuir el 10 por ciento de las
utilidades obtenidas durante el 2006.
Sin embargo, ha otorgado bonos de
productividad a 300 altos ejecutivos con
montos que van entre los 10.000 y 125.000
soles (algo mas de 3.000 y 39.000 dólares)
en reconocimiento al alcance de las metas de
producción previstas por la empresa.
“Eso no puede ser, es una injusticia”,
señala el secretario general del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Corporación,
Rafael Urbano Grados,
quien lleva 21 años laborando en el
departamento de logística de la empresa, de
los cuales sólo los primeros seis pudo
acceder al derecho de la distribución de
utilidades.
Esta corporación es líder en la producción,
envase y distribución de las bebidas no
alcohólicas en el país, y ampliamente
conocida por su producto de bandera
Inka Kola,
que irrumpió con éxito en el mercado peruano
en el año 1935. Para entonces, los
fundadores de la empresa, los esposos
Lindley,
tenían dos décadas y media abriéndose camino
en esta actividad iniciada en 1910 a su
llegada al
Perú
desde el
Reino Unido.
Asentados en el tradicional distrito
capitalino del Rìmac, de gran auge durante
la colonia por su cercanía con el centro del
poder de la época, se expandieron
rápidamente y tuvieron una evolución
constante a nivel productivo, técnico y
empresarial. De ser la Fábrica de Aguas
Gasificadas Santa Rosa en sus inicios,
pasaron por importantes hitos entre los que
destacan constituir en 1997 la Corporación
que se mantiene hasta ahora y absorber, en
el 2005, a la Embotelladora Latinoamericana
SA (ELSA),
la compañía productora y envasadora en el
Perú
de los productos de
Coca Cola Company.
Algunos analistas indican que la adquisición
de
ELSA
ha sido una de las razones de sus sucesivos
reportes deficitarios, pero el dirigente
sindical
Rafael Urbano
expresa sus dudas. “Todos sabemos que las
grandes empresas maquillan sus balances, y
una de las razones por la que lo hacen es no
cumplir con los beneficios que por ley nos
corresponde a los trabajadores”, manifiesta.
En la Corporación JR Lindley activan
tres organismos gremiales: los sindicatos de
obreros a nivel nacional con 250 afiliados,
de trabajadores con 200 integrantes, y de
ELSA
con 500 miembros aproximadamente. Sus
dirigencias plantearon a la empresa su
cuestionamiento a la decisión de premiar la
eficiencia productiva de los ejecutivos y
dejar a un lado al conjunto de trabajadores.
Su propuesta de que se les asigne un bono
por productividad por 5.000 soles (1.500
dólares) fue rechazada por la Corporación,
que se cerró en el ofrecimiento de un pago a
cada trabajador de 800 soles (250 dólares) a
cuenta del pago de utilidades
correspondiente al ejercicio 2007.
“Esa propuesta no nos da ninguna garantía,
pues el próximo año pueden decirnos que
también tienen pérdidas y por tanto no hacer
la distribución de utilidades. Ya nos han
adelantado además que tendrán su balance en
verde entre el 2008 y el 2010. Lo que nos
proponen es discriminatorio respecto de lo
actuado con la planta ejecutiva”, aseveró el
secretario general del sindicato.
Sin embargo, algunos trabajadores cobraron
los 800 soles en el plazo fijado por la
empresa que vencía antes de la conmemoración
de la Semana Santa, lo que de alguna manera
debilitó la contrapropuesta sindical:
aceptar el monto propuesto, pero como
bonificación extraordinaria, y que la
empresa otorgue la estabilidad a los
trabajadores con más de cinco años en
situación de contratados.
La reunión que sostuvieron el martes 18 con
la jefa de Recursos Humanos
Carmen
Yzásiga
Mendoza,
fue infructuosa. “Ella nos dijo que el tema
está cerrado, que se venció el plazo para el
cobro de los 800 soles y que no atendería
nuestra contrapropuesta”.
Informó además que las dirigencias de los
tres sindicatos han solicitado por escrito
una reunión con el presidente ejecutivo de
la Corporación Jhonny Lindley Taboada
para abordar su reclamo.
A la vez, está todo listo para la asamblea
que como sindicato nacional de trabajadores
sostendrán el próximo domingo con el fin de
decidir las acciones a tomar en la actual
situación. El dirigente anunció que piensan
emitir un comunicado público denunciando el
proceder de la Corporación, y que cualquier
acción de lucha será evaluada en el pleno.
Las dulces bebidas gasificadas y los
néctares que produce, envasa y distribuye
esta corporación tienen ahora un sabor
amargo para centenares de trabajadores. No
se entiende que si no fuera por ellos,
ninguno de sus productos podría ser colocado
en el mercado nacional ni extranjero.
En Lima, Mariela Jara
©
Rel-UITA
20 de abril de 2007 |
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