La historia es larga y la temática se ha vuelto repetitiva a
medida que el tiempo transcurre y no se
logra avanzar en la negociación del pacto
colectivo entre los trabajadores del
sindicato y la empresa Industria de Café
INCASA, que viene manteniendo una
política de pasividad en la negociación con
el fin de alargarla hasta el cansancio y
darse tiempo para eliminar el Sindicato ya
sea por medio de medidas coercitivas o de
sobornos,
Consultado por Sirel, Augusto Salazar, secretario de
Formación y Capacitación del Sindicato de
Trabajadores de la Empresa Industria de Café
S.A. y de Coca Cola Retalhuleu,
brindó su opinión de la actual situación que
enfrentan los trabajadores en Guatemala.
-¿Cómo sigue la situación en Café INCASA?
-Nuestros patronos son del tipo “mano dura”, de la época de
los ’80, cuya política se caracteriza por
reprimir y violar los derechos de los
trabajadores. Actualmente, las sanciones
disciplinarias de la empresa se están
concentrando en la planta de Retalhuleu y en
la agencia en Escuintla, las amonestaciones
llegan a los trabajadores en forma de
cartas. Estas medidas forman parte de la
política de la patronal para disminuir la
fuerza del movimiento sindical. Por ejemplo,
el pasado 25 de octubre, previa cita a la
embotelladora de Coca Cola Retalhuleu,
entramos a la planta a pesar de la
resistencia de la empresa. Logramos vencer
esta resistencia respaldándonos en algunos
artículos del pacto colectivo; sin embargo
la gerencia ha llegado al extremo de
suspender a varios compañeros por escrito,
por el solo hecho de levantar la mano para
saludarnos. Aducen que no se puede saludar a
ningún dirigente del sindicato que entre a
la planta, ni a nadie, ni siquiera si el que
entra fuese el mismísimo Presidente de la
República, que es la autoridad máxima del
país. Esto demuestra la arrogante represión
de la empresa, que tiende a empeorar y que
nos impide ver una luz de cambio en esta
situación.
-Ante esta actitud, ¿qué acciones está
tomando el sindicato?
-En primera instancia, el pasado 26 de noviembre se realizó
una asamblea general en Retalhuleu, donde
estuvimos presentes todos los trabajadores
que representamos al movimiento sindical de
INCASA. Fue un éxito que demuestra la unidad
en la que hemos venido trabajando junto al
Sindicato de Trabajadores de Embotelladora
Central Sociedad Anónima( STECSA y FESTRAS**).
Fue el punto de partida, el inicio de un
nuevo enfoque en las acciones que se van a
realizar de aquí en adelante. Participaron y
apoyaron todas las decisiones trabajadores
de Café INCASA de la agencia
Retalhuleu y Escuintla, y los recientemente
organizados de Huehuetenango, que han sido
el blanco de las mayores persecuciones.
En la asamblea se tomaron decisiones importantes como, por
ejemplo, emplazar a la empresa para que cese
la represión. Además, se está elaborando un
plan de acciones conjuntas con FESTRAS y
STECSA. Hace algunos días mantuvimos una
serie de reuniones a partir de las cuales
hemos consolidado la unidad de nuestras
organizaciones, ya que si bien trabajamos
para diferentes franquicias lo hacemos con
el mismo producto que es Coca Cola.
Concretamente, el plan de acciones incluye la movilización de
trabajadores en los sitios aledaños a la
empresa y la divulgación de las prácticas de
esta empresa en los medios de prensa del
área de Retalhuleu, para que se sepa cómo
son explotados y reprimidos los empleados.
También continuaremos denunciando ante
Coca Cola Company la situación que se
está viviendo en estas empresas, y
formaremos un frente contra la represión de
la que somos víctimas los trabajadores
organizados, en especial en Industrias de
Café INCASA.
Sumado a la constante represión por parte de las autoridades
de esta embotelladora en Retalhuleu y por
qué no decirlo, con el aval y consentimiento
del gobierno de Guatemala, ha sido
apadrinado y fomentado el “movimiento
solidarista”, creado como estrategia de
contrapeso para disminuir la acción
sindical. A los que son solidaristas se les
brindan privilegios más allá de los
estipulados en el pacto colectivo y en las
leyes del estado. Este recurso del
solidarismo ha sido harto utilizado por la
empresa tanto en el pasado como en el
conflicto actual. Queremos hacer énfasis en
el hecho de que cada vez que el sindicato
afilia a algún trabajador o realiza alguna
acción o avanza en las negociaciones, la
empresa arremete contra los trabajadores
reprimiéndolos o sobornándolos.
-¿No sería menos costoso para la empresa cumplir con lo
pactado, antes que mantener ese movimiento
solidarista?
-Por supuesto que le saldría más barato, pero una vez
eliminado el sindicato es mucho más fácil
aniquilar este tipo de grupos solidaristas,
que son dirigidos por algún alto ejecutivo
de la empresa aunque figure como asociación
obrera. Invertir en solidarismo no tiene
otro propósito que darle fin al movimiento
sindical.
-¿Se ha avanzado en la negociación del pacto colectivo?
-La negociación no avanza. Si bien la empresa no está
reticente, se muestra muy pasiva. Con ello
pretende extender el tiempo de la
resolución, y eso para la clase trabajadora
resulta asfixiante, ya que los trabajadores
esperamos un incremento salarial por la
propia situación económica que se vive
actualmente.
-¿Deseas agregar algo?
-Comunicamos a los compañeros y compañeras que permanecemos
alerta e iniciando medidas, aunque estas a
veces deben ser muy secretas ya que hay
infiltrados y la empresa suele adelantarse a
cada uno de nuestros pasos. Como fue el caso
en la concentración que se realizara frente
a la planta de Retalhuleu, donde la fuerza
policial, históricamente del lado del poder
económico, se hizo inmediatamente presente.
Esta vez no lo hizo como represora, sino
como intimidadora.
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En Montevideo, Amalia Antúnez
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Rel-UITA
30 de noviembre de 2006 |
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