Más allá
del “on the rocks”
Beber ha dejado de ser una 'commodity'
para convertirse en experiencia y estilo de vida
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Coca Cola
sorprendió al mercado al anunciar una rebaja de los
beneficios. Los refrescos tradicionales están en horas
bajas ante las nuevas preferencias de los
consumidores, que beben para cuidar la salud,
experimentar nuevos sabores y marcar un estilo de vida
propio. El conjunto de la industria tiene que
adaptarse.
Coca Cola sacudió
recientemente a los mercados al anunciar una rebaja de
los beneficios para la segunda mitad del año. Una
pequeña señal de alarma para el coloso estadounidense
de la bebida, pero también para todo el sector, que ya
lleva tiempo en la incertidumbre. En Europa, el índice
DJ Stoxx Food &Beverage ha perdido alrededor del 12%
en los últimos tres meses. En EE.UU., el S&P 500 Soft
Drinks, un 17%.
Mientras las
clásicas Coca Cola y Pepsi pierden terreno, sus
versiones dietéticas suben
Al elegir la bebida
los consumidores tienen en cuenta el cuidado de
la salud y los nuevos sabores
Para ganar mercado,
las empresas apuestan por el agua aromatizada y
los refrescos energéticos
La influencia
asiática se deja ver en los tés energéticos y en
las líneas de producto al estilo “new age”
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Las explicaciones de esta
debilidad se encuentran, hasta cierto punto, en la
actual coyuntura económica. Teun Draaisma, analista de
Morgan Stanley, dice que “no estamos en un entorno
favorable para estas compañías, que están obligadas a
invertir mucho más para proteger a sus marcas”. Por su
parte, David Bowers, de Merrill Lynch, asegura en una
nota que “el crecimiento en el sector seguirá siendo
débil, con precios de venta a la baja y los costes del
envase, desde el plástico al vidrio, al alza.”
Pero el malestar que vive
la industria tiene raíces más profundas, que se basan
en el cambio de gustos de los consumidores. Si un
adulto necesita ingerir entre 1,5 y 2,5 litros de
líquidos por día, hoy en día sus opciones se han
multiplicado. Según Unesda, la asociación europea del
sector, en un supermercado se encuentran, de promedio,
unas 400 marcas distintas de bebidas. “Pese a que las
tradicionales bebidas azucaradas con gas no
alcohólicas siguen siendo la opción más popular, la
industria ha seguido los cambios en los estilos de
vidas hacia los refrescos de bajas calorías y las
bebidas deportivas”, afirman desde ese observatorio.
Los expertos creen que
estos cambios de gustos siguen unas pautas
determinadas. Una de las principales es el cuidado de
la salud. Tomarse una Coca Cola, dicen, equivale a
comerse seis terrones de azúcar. Pepsi Cola, Coca Cola
o Schweppes intentan resistir, pero ya no son los
productos estrella en esta época de obesidad
creciente. Según el ranking de BeverageWorld, todas
las marcas clásicas del top ten experimentaron un
retroceso en 2003. “Los grandes de esta industria
siguen sufriendo”, alerta John Sicher, editor de
Beverage Digest, que explica que hay dos grandes
cambios en el consumo de bebidas en EE.UU. “Uno, es el
aumento de la demanda de agua embotellada. El otro es
el repunte de los productos dietéticos”.
En el periodo 1998-2002,
las ventas de la Coca Cola clásica bajaron un 4,4% y
las de Pepsi, un 9,4%. En cambio, las de Diet Coke
subieron en el mismo período un 6,3% y las de Diet
Pepsi un 4,3%. “No me sorprendería que dentro de unos
20 años Coca Cola Diet esté por encima de la Coca Cola
tradicional”, pronostica Sicher.
Alain Dumont, secretario
general de Unesda, señala que en esta industria “el
factor de la hidratación está siendo cada vez más
determinante” en el momento de consumir. “En esta
línea, destaca el éxito de las bébidas deportivas.
“Los consumidores las toman no sólo para recuperarse
del esfuerzo, sino también para refrescarse. Y al
tener un paladar más fino, las empresas están
obligadas a introducir nuevos sabores”, afirma Donna
Bimbo, presidente de Champio-Lyte Beverages.
En este marco, el otro
segmento que tiene potencial de crecimiento son las
bebidas revitalizantes al estilo Red Bull, ricas en
cafeína. En tan sólo seis años desde su primer
lanzamiento, las ventas han superado los 1.000
millones de dólares, con una tasa de crecimiento del
30%.
Pero los consumidores no
se conforman con mayores cuidados: también quieren
descubrir gustos nuevos, y las empresas enriquecen el
sabor de sus productos más clásicos para no perder
cuota de mercado. Los expertos definen a esta nueva
categoría, que va del té energético a las de bebidas
deportivas con sabor tropical, como New Age.
Un buen ejemplo de esta
unión entre salud y placer son las aguas aromáticas.
Algunas marcas, no sólo en EE.UU., acaban de lanzar
agua con sabor a lima, mango, sandía. Bill Lombardo,
presidente de la firma Monun, asegura que las ventas
en los sabores exóticos aumentan porque tienen un
atractivo más joven y aventurero”. Torani, otra firma
norteamericana, ha introducido los postres líquidos,
con bebidas al sabor de tiramisu o tarta de queso y
más bajos en calorías.
Esta transformación afecta
no sólo a los refrescos tradicionales como la Coca
Cola. La cerveza es otra de las víctimas de estos
cambios. En EE.UU. el consumo ha sufrido el primer
descenso en siete años, con un retroceso en las ventas
del 0,3%. “El consumo ha sido golpeado por el éxito de
las bebidas dietéticas con poco gas, además de la la
competencia del vino y de las bebidas espirituosas”,
afirma Tiziana Mohorovic, de Adams Beverage Group. En
Estados Unidos, la cerveza ligera es el único producto
que no sufre la crisis y que alcanza ya casi el 50%
del mercado.
España tampoco es inmune a
estos cambios. “Nos vamos hacia el light. La
formulación de la bebida ha mejorado y los
consumidores se han acostumbrado a los productos
edulcorados sin azúcar”, indica el profesor del IESE
José Luis Nueno. Uno de los segmentos que más crecen
son las aguas (minerales y aromáticas) y los refrescos
sin gas. También están al alza los probioticos, los
lacteos, las bebidas deportivas. “Estos productos
sientan mejor. El gas hincha. Y los consumidores se
van a refrescos más saludables”, indica Javier Artiach,
director de la consultora Candean. Por ejemplo, desde
hace 10 años, la producción de agua embotellada en
España se ha duplicado. En 2004 debería alcanzar los
200 litros por persona anuales, con un crecimiento del
8%. Varias marcas como Pascual, Osborne o Cervezas
Damm han decidido entrar en este negocio.
Aún así, el mercado
español sigue teniendo sus peculiaridades. “En España,
la cerveza aún se considera como bebida refrescante”,
dice Artiach. Así, para muchas de las grandes marcas
internacionales España representa un mercado clave.
Las altas temperaturas, unidas a la fuerza de la
hostelería, donde se genera el 30% del consumo y al
elevado número de bares por habitante, proporcionan un
marco ideal. “En verano, con la llegada de turistas,
nos convertimos en el mercado de bebidas más
importante de Europa”, dice Nueno. En un informe
reciente sobre el sector, titulado Viva España,
Goldman Sachs recomendaba al grupo Diageo (que tiene
marcas que van desde la cerveza Guiness hasta la vodka
Smirnoff) y a Heineken aprovechar el potencial de la
demanda española.
En este mercado en plena
evolución, los vinos españoles también han conseguido
hacerse un hueco, pese a la gran atomización de la
oferta (se cálcula que hay unas 6.000 bodegas). “El
vino está saliendo del armario y se está
prestigiando”, observa Artiach. Según Nueno, en el
futuro consumiremos menos alcohol, pero de mejor
calidad. Es decir, beber será cada vez menos commodity
para convertirse en una auténtica experiencia o estilo
de vida
Piergiorgio M. Sandri
La Vanguardia
29 de setiembre de 2004