Colombia
Con Luis Alejandro Pedraza *
Coca Cola negocia mejor
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El 24 de febrero
se inició formalmente la primera etapa del proceso
negociador, es decir, los primeros veinte días de arreglo
directo que contempla la ley. Transcurridas ocho reuniones,
la actitud y exigencias de la empresa están orientadas a
llevar al fracaso la negociación.
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Luis Alejandro Pedraza |
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- La negociación para la firma de un nuevo convenio
colectivo entre el Sindciato de Trabjadores de la Bebidas (SICO)
y la Empresa Bebidas y Alimentos de Urabá (Coca Cola), no
avanza.
- Sí. La compañía empleó una estrategia equivocada. Con
mucha antelación al inicio de la negociación decidió someter
al sindicato a una etapa de desgaste, más que de
negociación, en la perspectiva de lograr quitar las
cláusulas normativas del convenio vigente, que son las que
brindan la protección de los derechos fundamentales de los
trabajadores.
Una vez iniciada la negociación corroboramos la continuidad
de esa política. De una parte la empresa hace saber a los
trabajadores que corren riesgo de perder el empleo,
amenazando con cerrar en caso de no aceptarse lo que plantea
el pliego de condiciones; y por otra nombra un asesor
jurídico con una concepción del derecho y de las leyes
absolutamente ortodoxas, que fundamenta que las cláusulas
normativas no deben figurar en los convenios.
- ¿Qué son las cláusulas normativas?
- En la negociación pasada, hace dos años se conquistaron
cuatro cláusulas fundamentales:
1. El reconocimiento del sindicato como interlocutor ante la
empresa en representación de los trabajadores y
trabajadoras, en la eventualidad de que se presenten
conflictos laborales colectivos o individuales. Es decir,
que la empresa no puede recurrir a otras formas de
organización. En eso la convención es absolutamente
contundente.
2. Está relacionada con el proceso para tratar, entre
empresa y sindicato, los temas que tengan que ver con
problemas individuales. El jefe debe documentar por escrito,
en un memorando, las supuestas faltas del trabajador, y
remitirlo al sindicato con copia al trabajador.
Posteriormente debe haber una reunión entre empresa y
sindicato para estudiar el caso. Luego se define qué tipo de
sanción, si es que corresponde, se debe aplicar, y en el
caso de que no haya acuerdo queda la instancia de recurrir a
la dirección nacional del sindicato y la dirección nacional
de la empresa. De persistir el desacuerdo se recurrirá a la
mediación de las autoridades del trabajo. Esta es una
cláusula sumamente importante, pero la compañía aduce ahora
que le quita autonomía para definir qué hacer con los
trabajadores cuando ella lo considere.
3. Se refiere al respeto a las normas constitucionales y
laborales que protegen a los trabajadores, en el sentido de
que si por alguna circunstancia la ley es modificada en
detrimento de los intereses de los trabajadores, prima lo
que está considerado en la convención. La empresa manifiesta
que es absolutamente imposible mantener esta cláusula porque
nosotros, los trabajadores, estaríamos violando la ley.
Claro, olvida la filosofía de las convenciones, que están
para hacer respetar la ley y mejorar la ley cuando sea
posible, y que hay conquistas que se llaman extralegales, al
estar por encima de la ley.
4. Tiene que ver con la representación sindical en el tema
de la negociación colectiva. Determina que la negociación
colectiva, como lo establece la ley, se hará con el
sindicato. También acuerda que si alguna decisión
gubernamental altera lo referido a los términos económicos
prevalecerá la conquista convencional.
Esas son las cláusulas que la compañía considera que hay que
eliminar.
- Aparentemente el objetivo final de la empresa es terminar
con el sindicato.
- Efectivamente. Ironía de la vida: mientras el gobierno
nacional hace ingentes esfuerzos para explicar, como lo hizo
recientemente en Europa, que está trabajando por la defensa
de los derechos humanos y las libertades sindicales, esta
empresa actúa en la dirección contraria: busca la total
exclusión del sindicato.
Pero aquí hay algo a tener en cuenta: si el tema de las
normativas protectoras de los derechos fundamentales de los
trabajadores no está siendo un pretexto para llevarnos a un
conflicto, a una huelga, y que los trabajadores carguen
sobre sus espaldas una crisis económica que está escondida.
La empresa estaría así en condiciones de decirle al Estado y
a la VIAN, que es la institución recolectora de impuestos en
Colombia, que dada la huelga se vio obligada a cerrar la
planta, o a restringir el número de trabajadores, y
posteriormente abrir con personal tercerizado y sin
convención.
Creo que ese es el fondo de la situación. La empresa sabe
que no le va a poder quitar a los trabajadores sus derechos
fundamentales, pero utiliza eso como una forma de evitar un
acuerdo en lo económico para cargarle la crisis a la propia
gente.
Las cláusulas normativas son entonces una excusa.
- El miércoles 10 se termina la etapa de trato directo. ¿Se
viene la huelga?
- El próximo miércoles se termina y ya la asamblea está
dispuesta, como lo ha manifestado, a iniciar el proceso de
prehuelga. La empresa dispondría así de diez días más para
sentarse a buscar un acuerdo con los trabajadores. Luego hay
una prórroga que contempla la misma ley, de otros 20 días,
antes de que se declare la huelga, pero los trabajadores han
manifestado que, dada la posición de la compañía, que es
radical, inmodificable, no hay mérito para una prórroga de
20 días, por lo que hay que tomar decisiones una vez
concluida esta etapa.
-El asesor jurídico contratado por la empresa llegó bebido a
la reunión del 3 de marzo, profiriendo una serie de
comentarios muy irresponsables.
- Efectivamente, e infortunadamente la empresa se equivocó
en el tipo de asesor que contrató, porque en democracia es
legítimo que se aspire a disminuir un convenio, un convenio
es una negociación, y allí se pierde o se gana. Es normal
que las compañías hagan propuestas locas, eso hace parte de
la dinámica. Lo que es anormal es que un abogado desafíe a
una institución, en este caso a la UITA. Cuando él dice “no
me asustan las oposiciones internacionales”, “no me asusta
la actividad de la UITA”, lo hace con un reflejo de franca
vanidad política. El siente que ha recibido un encargo que
no esperaba, el de desafiar a la UITA, y eso le ha hecho
perder el sentido de las proporciones. Este abogado recurre
más a expresiones vanidosas de carácter profesional que a
desarrollar una estrategia que nos conduzca a nosotros a
caer en sus objetivos. Por lo mismo, si bien a nosotros no
nos pone nerviosos que la compañía pretenda lo que ha dicho
con las normativas, lo que sí nos causa cierta inconformidad
es que se pierda tiempo tan infamemente, sin siquiera poder
dar una discusión.
Tienen una mentalidad feudal. A ellos les dieron una empresa
y se creen poseedores de todo lo que haya adentro, incluso
los seres humanos. Eso lo deja entrever este señor, el
abogado, cuando sostiene que los accionistas no tienen por
qué permitir que los trabajadores compartan en su mesa las
decisiones de la empresa. Es una típica expresión feudalista.
Siempre giran en torno a ese criterio, pero no tienen
elementos de juicio sólidos y serios como para poder
contrarrestar nuestra posición, que es la de hacer respetar
los derechos adquiridos por los trabajadores en la
convención.
- La empresa es subsidiaria...
- La empresa es una sociedad que se denomina Bebidas y
Alimentos de Urabá, que adquirió la franquicia de Coca Cola
para producir en Urabá sus productos. La franquicia es de
propiedad de un ciudadano norteamericano que vive en Estados
Unidos, y en Colombia tiene un grupo de personas que se la
administran.
- Los trabajadores apoyan la comisión negociadora
- Efectivamente. La asamblea está muy firme y muy confiada
en el trabajo del SICO la UITA, pero además ha manifestado
su preocupación por lo que pueda ocurrir en el futuro.
Aspiramos a que la compañía dé por agotada su estrategia y
decida sentarse a la mesa con seriedad.
- ¿Quieres agregar algo?
- Simplemente, que esta experiencia nos está indicando a
nosotros, como UITA, que hay que aspirar a lograr un acuerdo
internacional con Coca Cola sobre derechos fundamentales.
Hay que trabajar intensamente para que Coca Cola asuma un
compromiso frente a los poseedores de las franquicias que
ella alquila. Esta transnacional ha adoptado una estrategia
a nivel planetario de salir de los compromisos sociales,
laborales directos, y está optando por el alquiler de su
nombre para que sus productos sean elaborados por otras
empresas, en lo posible nacionales. Si esa tendencia se
mantiene, Coca Cola no va a aparecer como responsable en
ninguna parte del mundo de la cuestión social. Nos parece
muy importante que en el caso de que se llegue a un acuerdo
con Coca Cola, esta se comprometa a intervenir ante las
empresas poseedoras de franquicias para que no hagan lo que
se les ocurra con los trabajadores. Finalmente, Coca Cola se
está arriesgando a que su imagen en el mundo se vea
afectada, a que se diga que no se ocupa de la cuestión
social.
Lo mismo está pasando con Chiquita, que ha comenzado a
vender sus propiedades porque quiere asumir una estrategia
similar a la de Coca Cola. Ya hemos hecho acuerdos con
Chiquita para que asuma ella la responsabilidad de presionar
a sus franquicias para que lleguen a un acuerdo con los
trabajadores. Eso creemos que debe suceder también con Coca
Cola.
Gerardo Iglesias
© Rel-UITA
5 de marzo de 2004
NOTA
* Integrante del Comité Latinoamericano de la UITA y
presidente del Sindicato de Trabajadores de la Bebida de
Colombia.