La transnacional
estadounidense abandona la producción de café en
Vancouver despidiendo a 30 personas, y anuncia el
despido de 400 más en Estados Unidos.
En más
de un sentido las recetas comerciales de las principales
transnacionales de la alimentación se repiten.
Recordemos algunos ejemplos: en junio, Nestlé
cierra su fábrica de helados en República Dominicana
sin previo anuncio y despide a la totalidad de sus más
de 200 trabajadores; a comienzos de octubre, Unilever
anuncia, sorpresivamente, el cierre de su fábrica de
helados Frigo en Barcelona, España
y el despido de la totalidad de sus 268 trabajadores; y
el 4 de octubre, Kraft Foods comunica el abandono
de su planta de tostado y envasado de café -empresa
fundada en 1895 con el nombre Dickson´s Coffee-
en Vancouver, Canadá, y el despido de sus
30 trabajadores.
El 7 de
octubre se supo, además, que Kraft ha resuelto
reducir el personal ocupado en sus operaciones
estadounidenses despidiendo 400 operarios. Al igual que
los planes de ajuste puestos en marcha por sus
competidores, las reducciones previstas en Kraft
tienen como objetivo bajar los costos operativos, en
este caso en mil millones de dólares hasta el año 2011.
El anuncio parece una réplica de otros programas de
ajuste, por ejemplo “Unilever
2010”,
que implicará el despido de 20.000 trabajadores hasta
2010.
Pero las
similitudes entre los primeros tres fabricantes de
alimentos del mundo -Nestlé, Kraft,
Unilever, en este orden- no se agotan en sus
estrategias de reducción de costos mediante el cierre de
fábricas, la concentración de la producción y una
secuencia interminable de despidos, además de la
creciente precarización del trabajo. Se verifican
también en las políticas de concentración de la
producción en pocas marcas y de crecimiento en mercados
con fuerte potencial de expansión.
Kraft,
al igual que Unilever, apunta en primer lugar a
los mercados de Rusia, Brasil, China
y el sudeste asiático, además de la India (en el
caso de Unilever). Estos mercados actuarían como
“máquinas de crecimiento”. Como “mercados de escala”
aparecen en un segundo plano, Alemania,
Francia, Reino Unido, Italia,
España y Australia. Y mientras Unilever
pretende lograr más de dos tercios de sus ventas
globales con tan solo 13 marcas globales -cada una de
ellas con ventas superiores a mil millones de dólares-
Kraft acaba de anunciar una nueva estrategia para
sus operaciones internacionales, según la cual la
compañía se concentrará en apenas diez marcas:
galletitas rellenas Oreo, galletas al agua
Club Social / TUC, los cafés Jacobs y
Carte Noire, queso cremoso Philadelphia,
jugos Tang, y los chocolates Milka,
Cote d´Or, Lacta y Toblerone.
Y como
las similitudes estratégicas no son gratuitas, las
personas a cargo de idear y ponerlas en práctica, a
veces también son las mismas. En este caso el
responsable se llama Sanjay Khosla, y desde 2007
se desempeña como vicepresidente ejecutivo y presidente
de las Operaciones Internacionales de la compañía.
Anteriormente, entre 2004 y 2007, trabajó en el grupo
cooperativo neocelandés Fonterra, y hasta 2004,
durante 27 años, en Unilever. Como vicepresidente
del sector Bebidas fue responsable, entre otros, por el
fuerte crecimiento de la marca de té Lipton, uno
de los productos más conocidos de esta compañía.