La perinola de Unilever:

Más euros, más despidos, menos fábricas

 

 

Los resultados han sido buenos para Unilever, la compañía anglo-holandesa tercer mayor fabricante mundial de productos de alimentación y consumo. Cerró el primer semestre del año con un aumento de cinco por ciento en las ventas, que llegaron a 20.054 millones de euros (27.645 millones de dólares) y un crecimiento del 11 por ciento en los beneficios, hasta 2.281 millones de euros (3.144 millones de dólares).

 

Al mismo tiempo que daba cuenta de esos resultados, Patrick Cescau, primer ejecutivo de la compañía, anunciaba un plan que incluye el cierre de 50 a  60 fábricas y la supresión de 20.000 puestos de trabajo, de los 179.000 actuales, en un lapso de cuatro años. “La mayoría de las reestructuraciones conciernen a Europa” -donde trabajan 44.000 empleados- precisó Cescau.

 

Inmediatamente las bolsas reaccionaron con la perversa lógica puesta de moda desde hace unos años, revalorizando las acciones de Unilever cuatro por ciento. Por su parte, el Comité Europeo de Trabajadores de Unilever también reaccionó rápidamente rechazando los planes de la compañía, con el argumento de que ese recorte “sobrepasa con creces la información que hemos recibido hasta ahora los representantes de los trabajadores europeos”, al tiempo que lamenta que se haya informado antes a los medios que a los propios afectados.

 

Para darle más suspenso y dramatismo al anuncio y meterle más miedo a los empleados, no se especificó qué fábricas cerrarán. Fuera de Europa -la única región mencionada expresamente- se especula que en América del Norte la medida significará la venta de la división de detergentes. Además, según Cescau, la compañía se desprenderá de un número no definido de marcas, lo que supondrá una reducción de 2.000 millones de euros (2.757 millones de dólares) en las ventas, con el objetivo de “acelerar el crecimiento” y “elevar los márgenes”. En realidad, el plan es igual al que Unilever presentó en el año 2000, cuando anunció el cierre de 100 fábricas y el despido de 25.000 trabajadores para concentrarse en sus marcas más rentables. En aquel año empleaba 247.000 personas que hoy pasaron a ser 179.000, las marcas que eran 1.600 pasaron a ser 400 y en esos siete años cerró o vendió más de 100 fábricas.

 

La suerte de los trabajadores y las trabajadoras de Unilever depende de cómo caiga la perinola que, en manos de Cescau, presenta las siguientes opciones:

 

Cerrar entre 50 y 60 de sus actuales 300 fábricas.

Despedir 11 por ciento de su fuerza de trabajo.

Reducir de 100 a 25 sus centros regionales.

Eliminar marcas.

Racionalizar redes de distribución.

 

En la actualidad las principales marcas de Unilever en el sector alimentos son: sopas Knorr, helados Mágnum y Frigo, tes Lipton, mayonesa Hellmann’s y salsas Calvé; la compañía está presente en la mayoría de los países de América Latina.

En Montevideo, Enildo Iglesias

© Rel-UITA

6 de agosto de 2007

Enildo Iglesias

 

 

 

Ilustración: Rel-UITA

 

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