Con el
objetivo de “proteger el medio ambiente”, una resolución del Ministerio de
Agricultura francés acaba de reinstalar la moratoria para el cultivo del
maíz transgénico de Monsanto llamado MON810. La prohibición para este
cultivo había sido dejada sin efecto por el Consejo de Estado en noviembre
de 2011 por considerarla “insuficientemente fundada”.
La
proximidad del período de siembra del maíz precipitó la decisión oficial.
Desde febrero pasado, el Ministerio de Agricultura había enviado a la
Comisión Europea un informe científico de 15 páginas en el cual fundaba su
solicitud de suspender la autorización del MON810, único
transgénico admitido hasta ahora en Europa.
La
Comisión Europea, por su parte derivó al planteo francés a la Autoridad
Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés),
que en julio de 2009 autorizó el cultivo del transgénico provocando una
amplia polémica que aún no se acalla.
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En Europa, sólo el 0,06 por ciento de la superficie agrícola
está ocupado con transgénicos, y casi la totalidad se concentra
en España. |
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De hecho,
doce países de la UE protestaron contra la decisión de la EFSA por
considerar que aún permanecen muchos puntos sin investigar sobre las
posibles consecuencias de este cultivo en la naturaleza y los seres humanos.
Mientras
espera la decisión de la EFSA ante la solicitud francesa, a mediados
de abril la Comisión Europea pondrá a debate el asunto entre los Estados
miembros en el marco del Comité Permanente del UE.
Después
de 16 años de comercialización agresiva, cerca del 80 por ciento de la
producción de cultivos transgénicos sigue restringida a cuatro países del
continente americano: Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina.
En
Europa, sólo el 0,06 por ciento de la superficie agrícola está ocupado con
transgénicos, y casi la totalidad se concentra en España.
Francia,
Alemania, Austria, Grecia, Hungría y Luxemburgo prohibieron el cultivo, y en
Bulgaria rige una prohibición de hecho para todos los transgénicos.
En
Francia, sin embargo, la batalla no está ganada, ya que los observadores
prevén que la EFSA -sumamente desacreditada por los vínculos de
varios de sus integrantes con el lobby de las corporaciones que producen y
comercializan transgénicos- no juzgará pertinentes los argumentos
científicos franceses y recomendará no suspender la moratoria europea.