Javier Souza Casadinho, es ingeniero agrónomo,
docente de la FAUBA y miembro de la RAP-AL. El
objetivo de la entrevista fue dar a conocer su punto
de vista sobre el actual modelo agrícola basado
principalmente en monocultivos transgénicos, sus
efectos socioambientales y económicos y las
alternativas concretas.
-¿Cuál es la situación en la Argentina en cuanto a
la superficie cultivada con transgénicos y la
utilización de agrotóxicos?
-Tenemos
casi 23 millones de hectáreas con transgénicos.
Somos el tercer país del mundo en ese sentido.
Utilizamos unos 370 millones de litros de
plaguicidas y toneladas de fertilizantes que generan
desequilibrios biológicos, ya que no nutren
adecuadamente los cultivos y promueven la aparición
de plagas.
Estas
son cada vez más resistentes y requieren mayores
dosis de agrotóxicos. En los años 90 se aplicaban
unos 3 o 4 litros por hectárea y hoy hacen falta
unos 14 litros, es decir un 400 por ciento de
incremento aproximadamente.
Dentro
de los herbicidas se utiliza mayormente el
Glifosato y otros mucho más tóxicos como el
2,4 D y el Paraquat que son utilizados no
solo en la soja sino en cultivos hortícolas,
frutícolas, forestales y en las tabacaleras.
Si
hablamos de los insecticidas el principal es el
Endosulfán que es altamente tóxico y está prohibido
en 85 países del mundo. Estos productos son
capaces de causar enfermedades por intoxicaciones
agudas y cada vez más casos de casos de enfermedades
crónicas. Eso es lo que se demostró en el juicio
de Ituzaingo hace muy poco, en Córdoba.
Recuerdo
que en los 90 las empresas interesadas, el INTA, la
Facultad de Agronomía, el Diario Clarín, el
Ministerio de Agricultura decían que los
transgénicos reducirían el hambre, que se
producirían alimentos de mayor calidad, que
utilizarían menos agrotóxicos y al estar sembrados
en áreas marginales se deforestaría menos. Ninguna
de sus cuatro grandes promesas se cumplió.
El acuífero Puelche lleva 20 años de
contaminación, la deforestación entre
2002 y 2006 ha superado el millón de
hectáreas. Este sistema vulnera sin
dudas el derecho más importante que
todas las personas tenemos que es “el
derecho a la vida”. |
-¿Cuáles son las implicancias socio-económicas y
ambientales?
-Este
modelo está relacionado con otros procesos
extractivos y tan contaminantes como la minería
(hace pocos días se inauguró Potasio Cerro Colorado
(Río Negro) cuyo principal destinatario e
inversor es Brasil). También se relaciona con
la actividad petrolera y petroquímica. En este caso
el nutriente más utilizado es el Nitrógeno, que
requiere gas como materia prima para su obtención.
También
con el sector financiero y los pooles de
siembra que hoy día definen cual será el precio de
los granos y qué se sembrará la próxima campaña. Y
para sostener este modelo aparecen nuevas semillas
transgénicas y la LEY DE SEMILLAS, que será
restrictiva y determinará quienes pueden guardar
semillas.
Además de contaminarnos, estos paquetes tecnológicos
hacen endeudar y ser cada vez más dependientes a los
productores. Hay pueblos que han “desaparecido”.
El
acuífero Puelche lleva 20 años de contaminación, la
deforestación entre 2002 y 2006 ha superado el
millón de hectáreas. Este sistema vulnera sin dudas
el derecho más importante que todas las personas
tenemos que es “el derecho a la vida”.
-¿Cuáles son las posibles alternativas para
modificar este modelo?
-Debemos
sentirnos parte de la naturaleza. Muchas comunidades
de Córdoba, los grupos de “Paren de Fumigar”,
productores de Tabaco en Misiones, varios sectores
en provincia de Buenos Aires y otros, estamos
planteando la Agroecológica como la
alternativa.
Sus
principios básicos son la nutrición adecuada de los
suelos y la biodiversidad, es decir la coexistencia
en el espacio y en el tiempo de diferentes tipos de
plantas arbóreas, anuales, perennes, herbáceas,
flores, frutos, etc. generado así agroecosistemas
que se auto perpetúen en el tiempo.
La
Teoría de la Trofobiosis dice que todo ser vivo
que se nutre equilibradamente (no solo con
Nitrógeno, Fósforo y Potasio) será menos apetecido
por los “insectos plaga”, no necesitando así
fertilizantes sintéticos ni aplicaciones de
agrotóxicos.
La
recreación de la diversidad biológica se puede
establecer a través de las asociaciones de especies,
usando márgenes del cultivo, dejando islas de
vegetación silvestre que sirvan de hospedaje para
los insectos benéficos, franjas mezclando cultivos,
permitiendo la coexistencia de animales y plantas,
etc.
Tan
importante como lo anterior sin dudas es la
organización de los productores para conseguir
políticas que promuevan el desarrollo de mercados
locales, la recuperación de los saberes, el respeto
de su identidad, la propiedad de sus semillas y que
nos permitan mantener la decisión sobre qué, cómo y
para quién producir.
-Se
acerca el 17 de septiembre y la convocatoria a una
Jornada Nacional de lucha contra Monsanto donde
miles de personas se manifestarán en capitales de
diferentes provincias.
-Así es,
tenemos que darles batalla tanto en la calle como en
el Parlamento donde debemos desenmascararlos.
Tenemos que pelear para lograr que no nos capturen
las semillas.
Como
decía Silvia Ribeiro en Uruguay “quien
maneje las semillas manejará todo el sistema”.
Estas
palabras finales de Javier Souza Casadinho
deben calar bien hondo en nuestro pueblo. Debemos
evitar que estos monstruos transnacionales como
Monsanto junto con las presiones de sectores
locales logren su cometido y que nuestros
gobernantes cómplices o distraídos den uno de los
más graves pasos en falso de la historia de nuestro
país.
Invitamos a toda la militancia y a la ciudadanía en
general a hacerse presente el próximo lunes 17 de
Septiembre frente a Retiro en la Plaza San Martín,
frente a las oficinas de Monsanto para desarrollar
una jornada cultural y de lucha contra el saqueo y
la contaminación de nuestra tierra.