Félix Rizo es el secretario
general del Sindicato de
Trabajadores de Productos
Lácteos SA (SINPROLAC).
Buena parte de su vida ha
transcurrido trabajando en
la planta de Nestlé (PROLACSA),
en el norte de Nicaragua,
viviendo en carne propia
todos los acontecimientos
que han caracterizado más de
tres décadas de existencia
del Sindicato. Sirel le
pidió que compartiera sus
recuerdos.
-¿En qué contexto histórico
y social surge la decisión
de fundar el SINPROLAC?
-Eran
tiempos difíciles. Estaba la
dictadura de Anastasio
Somoza y el gerente
de la empresa se hacía
escoltar de la Guardia
Nacional, para que los
trabajadores no pudieran
reclamar ante el trato
inhumano que se les
brindaba.
En 1978 se dio el primer
levantamiento armado en
Matagalpa. Muchos de los
fundadores de nuestro
Sindicato eran militantes
sandinistas y tuvieron que
aguantar una fuerte
represión. Sin embargo, el
24 de septiembre de ese
mismo año se reunieron en un
restaurante de la ciudad y
fundaron de manera
clandestina lo que hoy es el
SINPROLAC.
Fue así que comenzaron las
primeras luchas por el
respeto de los derechos
laborales, aguantando la
represión de la dictadura y
de la patronal.
Después del triunfo de la
Revolución fuimos uno de los
primeros sindicatos a
inscribirse legalmente ante
la autoridad laboral. Desde
entonces no hemos parado de
luchar.
-¿Cómo han sido estos 33
años de vida del SINPROLAC?
-Después del triunfo de la
Revolución la empresa se dio
cuenta que ya no podía
mandar como lo hacía durante
la dictadura, y logramos
firmar nuestro primer
Convenio Colectivo. Fue
redactado en un legajo de
hojas sueltas y fue un
verdadero orgullo para los
trabajadores.
Las
nuevas
generaciones
deben conocer y
aprender de esta
historia y del
sacrificio de
personas como
Juan Ramón
Rivera Zinco,
nuestro fundador
asesinado en
1977 por la
Guardia
somocista. La
memoria
histórica es
nuestra
principal aliada
para el futuro. |
Llegamos a tener hasta 400
trabajadores permanentes y
dos líneas de producción.
Lamentablemente, durante los
años 80 no hubo inversiones
para modernizar la planta y
en la década de los 90
tuvimos que enfrentarnos a
una fuerte crisis que nos
diezmó.
Quedamos 65 trabajadores
permanentes, 42 de los
cuales afiliados al
SINPROLAC.
-¿Fue un proceso doloroso?
-Muy doloroso, porque
tuvimos que aguantar hasta
que la empresa logró salir a
flote, posicionarse
nuevamente en el mercado y
estabilizarse.
En este proceso, los
trabajadores y trabajadoras
hemos jugado un papel
fundamental. Nunca hemos
renunciado a luchar por
nuestros derechos y ya en el
2000 logramos que la empresa
contratara de forma
permanente a los
trabajadores temporales.
Actualmente, Nestlé controla
el 98 por ciento del paquete
accionario de PROLACSA. Hay
270 trabajadores permanentes
y 80 tercerizados. De los
trabajadores permanentes,
210 están afiliados al
Sindicato. Estamos
insistiendo para que se
elimine la práctica de la
tercerización.
-Después de tantos
sacrificios, ¿Cómo está la
situación ahora?
-Tenemos a una empresa que
ha crecido más de un 500 por
ciento, mientras que los
trabajadores seguimos
relegados siempre con
salarios pauperrimos.
-¿Cuál es el significado de
estar celebrando un
aniversario más del
SINPROLAC?
-Lo que hoy somos es el
resultado de muchos años de
lucha, y las nuevas
generaciones deben conocer y
aprender de esta historia y
del sacrificio de personas
como Juan Ramón Rivera
Zinco, nuestro fundador
asesinado en 1977 por la
Guardia somocista. La
memoria histórica es nuestra
principal aliada para el
futuro.
-En este último año,
SINPROLAC ha podido contar
con un nuevo aliado: la
UITA...
-La de afiliarnos a la
UITA fue una decisión
muy acertada ante el proceso
de globalización que se está
dando a nivel mundial. Como
trabajadores no podemos
quedarnos al margen de lo
que ocurre en el mundo, y
tenemos que buscar la
unificación universal de los
trabajadores.
El apoyo que hemos tenido
además de la Federación
Latinoamericana de
Trabajadores de Nestlé (FELATRAN),
ha sido fundamental en el
proceso de la negociación
colectiva y la formación de
nuevos cuadros.
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