Suiza
Nestlégate:
Los
críticos de Nestlé
bajo intensa vigilancia |
Los periodistas de
investigación de TSR, la estación de televisión suiza en idioma francés, han
dado a conocer cómo Nestlé, en el año 2003, se infiltró en un grupo de
ciudadanos privados en Lausanne, quienes preparaban una denuncia crítica de
la compañía.
El 12 de junio, la televisión suiza divulgó los resultados de
una investigación, que se inició a principios de este año cuando el capítulo
suizo de “Transparencia Internacional” recibió una llamada en su teléfono de
emergencia referida a un asunto encubierto que involucraba a la firma de
seguridad privada Securitas, a
Nestlé -la mayor
compañía de alimentación del mundo- y a la organización militante Attac.
La indagación de la televisión suiza reveló que, en el cuarto
trimestre del 2003, una agente de Securitas se infiltró en un grupo de siete
miembros de Attac en Lausanne, quienes recién habían comenzado a trabajar en
un libro acerca de Nestlé, concentrándose en temas tales como los cultivos
genéticamente modificados, el agua y la privatización, pero también con
referencia a temas laborales. La nueva integrante fue bien recibida por el
grupo de trabajo e incluso en los hogares de sus miembros, gozando un pleno
acceso a la investigación, los recursos y los contactos del grupo, dentro y
fuera de Suiza. Preparó informes por escrito para su empleador y hay
pruebas que ella se reunió por lo menos una vez con el cliente en las
oficinas centrales de Nestlé
en Vevey. Después de la publicación del libro en junio del 2004, ella
abandonó el grupo y literalmente desapareció - fracasaron todos los intentos
de los demás para mantenerse en contacto con ella por teléfono y correo
electrónico. Y no fue hasta hace unos pocos meses, al ser abordados por los
periodistas televisivos, que el grupo cayó en la cuenta que su otrora
integrante se marchó sin dejar una huella.
A manera de justificación,
Nestlé
emitió una declaración a la compañía de televisión señalando la necesidad de
proteger sus posesiones durante la reunión cumbre del Grupo de los 8 (G-8)
en el 2003, que tuvo lugar en Evian, en Francia, al otro lado del
Lago de Ginebra. Nestlé
continúa reiterando insistentemente esta declaración -incluso en la reunión
del Comité de Empresa Europeo del 24 de junio último- en la medida que los
militantes, los políticos y los empleados/as de
Nestlé reclaman respuestas. Pero la cumbre del G-8 se celebró del
1º al 3 de junio del 2003, tres meses antes que comenzara la vigilancia. Más
aún, el semanario suizo de lengua alemana, WOZ, ha revelado desde entonces
que, en el cuarto trimestre del 2003, Securitas todavía estaba reclutando
para este empleo encubierto. En su edición del 26 de junio, publicó
fragmentos de una entrevista con un hombre que acudió al proceso de
selección de Securitas en aquel momento. Él recordó que el reclutador de
Securitas le manifestó que la firma había sido encomendada por "una gran
compañía para infiltrarse en una organización a los efectos de recopilar
información acerca de sus actividades" y que el puesto requeriría "asistir a
las reuniones de un grupo de trabajo de la filial de Attac en el cantón de
Vaud, el cual estaba investigando los negocios de grandes compañías". El
hombre rechazó el empleo y nunca habló desde entonces sobre ello por temor a
represalias.
Los militantes y los sindicalistas en Suiza, así como
en Alemania y en Francia, donde este asunto ha merecido la
atención de los medios de comunicación, se preguntan hasta qué extremo
Nestlé ha
llegado o llegará para fiscalizar, contener y controlar las críticas.
Attac Suiza
inició un juicio civil contra
Nestlé
y Securitas por invasión de la privacidad y por violación de la ley de
protección de la información, a la vez que entabló cargos criminales. Los
parlamentarios han presentado peticiones a nivel cantonal y federal. Las
acciones de Nestlé
constituyen una gravísima violación de la libertad de expresión y de los
derechos democráticos básicos demostrando, una vez más, el enfoque
autoritario hacia las críticas y la incapacidad para encarar sus
trasgresiones, que son parte de la trama de la compañía.
"Debemos tener cuidado para que no logren obtener demasiada
influencia"
Este comentario fue hecho por el ex Director Ejecutivo de
Nestlé,
Helmut Maucher en un artículo que escribió en diciembre de 1997 para
el periódico “Financial Times”. Se refería a las ONGs. En su carácter
de director recién electo de la Cámara Internacional de Comercio, expresó
así su inquietud acerca de la capacidad de las ONGs defensoras del
medio ambiente y los derechos humanos de ser oídas en el marco del sistema
de la ONU y abogó por más influencia y visibilidad para el
empresariado, argumentando que "las empresas no son simplemente otro grupo
de presión, sino un recurso que los ayudará (a los gobiernos) a establecer
los reglamentos correctos". Maucher ya no era en esa época el
Director Ejecutivo de Nestlé (aunque mantenía su asiento en la junta directiva), pero
continuó moldeando la política de la compañía durante varios años bajo el
imperio de Peter Brabeck. A pesar que ha actuado tras bambalinas y
bajo cobertura para asegurarse que las organizaciones de la sociedad civil
-incluyendo los sindicatos- "no adquieran demasiada influencia",
Nestlé
se ha ingeniado para lograr esta clase de visibilidad y el papel de
autoridad que el despótico Maucher concibió como privilegio de la
compañía. Atestigüe la facilidad con que
Nestlé
ventila en los medios de difusión sus opiniones -no importa lo trilladas y
obviamente manipuladoras que sean- sobre los OGMs, el agua y los
biocombustibles. Bajo estas circunstancias, no debe haber sido fácil para
los periodistas de la televisión suiza llevar a cabo su investigación y
divulgar los resultados -en el propio predio de
Nestlé.