La explotación
de aguas minerales en San Lorenzo arriesga el
manto acuífero brasileño, afecta al turismo y el
hábitat de los residentes.
Tras una larga batalla legal, este 2006
Nestlé consolidará su liderazgo mundial como
productora de aguas embotelladas en medio de una
oleada de controversia.
San Lorenzo, en el sureño estado de Minas Gerais,
Brasil, es un poblado de 51 km2 cuyo entorno ha
sido generosamente regalado por la naturaleza.
Brasil posee 17% de las reservas del agua
potable subterránea del mundo y alrededor de la
mitad de ella se concentra justo en la región
que circunda a San Lorenzo; aguas famosas por
sus minerales y sus propiedades terapéuticas.
Y este 2006, hablar de Nestlé entre los
pobladores de Minas Gerais y un nutrido grupo de
organizaciones no gubernamentales será sinónimo
de conflicto y depredación, mientras para el
gigante helvético de la alimentación significará
consolidar definitivamente su liderazgo mundial
en la producción y comercialización de aguas
embotelladas.
Una batalla entre David y Goliat cuyo final aún
no está escrito.
El punto de partida
Nestlé
es el gigante más importante del mundo dentro de
la industria de los alimentos. Pero su gestión
con frecuencia desata voces a favor y en contra.
Para entender la "guerra" entre la empresa y San
Lorenzo hay que remitirse a hace una década.
En 1996 Nestlé adquirió a la francesa
Perrier, y con ella se hizo automáticamente del
derecho de explotación del Parque de Aguas
ubicado en la ciudad de San Lorenzo, en Minas
Gerais, la zona con mayor diversidad de aguas
minerales de todo el planeta.
En 1998 construyó una nueva fábrica para bombear
agua, y en 1999, comenzó a producir la llamada
Pure Life, una marca de agua embotellada
cuya comercialización dio la vuelta al mundo en
cuestión de meses.
Sin embargo, el bombeo continuo de agua comenzó
a generar daños en el manto acuífero de San
Lorenzo y en la calidad de sus aguas minerales,
razón por la que 3.000 habitantes del poblado
reunieron sus firmas para acusar a Nestlé
de "explotación irresponsable de sus
manantiales".
Ellos veían afectado su hábitat cotidiano, y los
70 hoteles que están ubicados en los alrededores
se quejaban de que la afectación sobre las aguas
curativas mermaban su flujo turístico.
Las acciones cuestionadas
Una serie de inconsistencias legales han marcado
la relación entre Nestlé y las fuentes
acuíferas de San Lorenzo.
El agua de la región contiene fuertes
concentraciones de gas y hierro, y en 1996 ésta
era una de las razones por las cuales no podía
ser embotellada y comercializada por Nestlé.
Para conseguirlo, la empresa suiza requería una
licencia del Departamento Nacional de Producción
Mineral (DNPM) del Brasil, pues al igual que en
la Confederación Helvética, el agua es
considerada un bien común administrado por el
Estado y protegido por la citada autoridad.
En septiembre de 1996, cuando Nestlé
comenzó a perforar su primer pozo en San
Lorenzo, no tenía ese permiso, y operó tres años
sin él.
En 1999, finalmente lo consiguió porque presentó
ante el DNPM estudios que probaban que las aguas
no contenían el nivel de minerales requerido
para ser regulados por dicho departamento.
En consecuencia, era suficiente con una
autorización simple de la Agencia Nacional de
Vigilancia Sanitaria, encargada de monitorear la
comercialización de alimentos y bebidas en
general.
Sin embargo, en 2001 los lugareños promovieron y
financiaron un nuevo estudio sobre las
propiedades del agua que probaron elevadas
concentraciones de minerales y hierro, las que
Nestlé retiraba del agua antes de
comercializarla (para hacerla potable).
El conflicto social estalló pues porque
nuevamente el DNPM debía otorgar un permiso para
operar u obligar a Nestlé a cerrar.
Los inconformes
La población de San Lorenzo estaba inconforme
con la operación de Nestlé en sus tierras
desde el principio.
A su juicio, su fuente de aguas minerales y
sanadoras era saqueada, se afectaba el turismo
–el abastecimiento de agua comenzó a escasear– y
se apagaba el motor económico de la zona; amen
de causar daños irreversibles en el manto
acuífero y el medio ambiente.
Entre los habitantes de San Lorenzo, un abogado
recién jubilado que había decidido ir a vivir a
esta zona, Paulino de Souza, encabezó un
movimiento que fue respaldado por 3.000
habitantes de San Lorenzo, cuyas firmas
permitieron activar todo un movimiento.
San Lorenzo es el cuarto
menor municipio de
Brasil. Su economía está
asociada a las aguas
medicinales del Parque
que curan reumatismos,
hipertensión,
arteriosclerosis, entre
otros males.
Desde que Nestlé se
estableció para operar
en San Lorenzo, Brasil,
se han verificado los
siguientes eventos:
- Demolición de la
Fuente Oriente, erigida
en 1892, para ampliar la
fábrica de bombeo de
aguas.
- Se secó un de las
fuentes de agua con
magnesio más importantes
de la zona debido a los
sobre explotación del
Pozo Primavera propiedad
de Nestlé.
- La expansión de la
planta de Nestle eliminó
áreas de recreo como
campos de juego, futbol
y recreación inflantil.
- Se construyó una
muralla de más de 4 m de
alto, con estacas que
alcanzan hasta los 7 m
en total, que rodea y
resguarda toda la planta
de Nestlé en San
Lorenzo.
-
Se cerró un balneario de
aguas termales aledaño a
la planta de Nestlé
debido a la escasez de
agua. |
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Acusaron a Nestlé de violar la Política
Nacional del Medio Ambiente del Brasil, que
exige hacer compatible el desarrollo económico
social con la preservación del medio ambiente y
del equilibrio ecológico.
Y a la lucha se sumaron la filial suiza de la
ONG Asociación por la Tasación de las
Transacciones Financieras y Ayuda al Ciudadano
(conocida como ATTAC); el Movimiento Amigos de
los Circuitos de Aguas Minerales (MACAM), ONG
brasileña que trabaja en la defensa de las
fuentes de agua mineral; y la internacional
Human Right to Water.
San Lorenzo llevó pues a Nestlé ante los
tribunales de Minas Gerais y lo demandó por
daños; la corte falló contra Nestlé, y
esta dejó de operar dos días en marzo del 2001,
pero al tercero pudo hacerlo tras presentar una
apelación formal que le permitía seguir adelante
mientras no hubiera una nueva resolución que le
diera respuesta a su inconformidad.
Nestlé argumenta
Nestlé
ha sido cauta y ha preferido el silencio por
encima del enfrentamiento abierto en este
conflicto. Todo en un marco de operaciones
prácticamente ininterrumpidas.
En 2001 "amuralló" su planta de producción para
reducir la observación externa y las
consecuentes críticas sobre su gestión.
Concretamente, construyó una pared de unos 4
metros de alto con protecciones que alcanzaban
hasta un total de 7 metros, para rodear toda la
planta de bombeo.
Consultada directamente sobre el caso San
Lorenzo, Nestlé expresó
institucionalmente a swissinfo que su gestión
aquí, como en el resto del mundo, se apega a las
legislaciones nacionales y locales, y es
respetuosa del medio ambiente.
Precisó que Nestlé recibió la instrucción
de dejar de desmineralizar el agua para elaborar
su marca Pure Life y cumplió con lo
indicado.
Por otra parte, detalló, afirmar que el sabor de
las aguas minerales de San Lorenzo –como lo
hacen muchos lugareños– ha cambiado, es algo
subjetivo.
Por el momento, refiere Nestlé, no hay
evidencia científica que confirme esta
apreciación. Ni un cambio de sabor ni de
composición, o incluso, de la presunta capacidad
curativa de las aguas.
Los sistemas hidrológicos son dinámicos, no
estáticos, y los minerales varían sus niveles y
elementos.
Además, agregan que "los principios
empresariales de nuestros negocios no sacrifican
el desarrollo de largo plazo de una región en
beneficio de las ganancias inmediatas. La
responsabilidad social es fundamental para
Nestlé".
El futuro
También consultada sobre el tema, Human Right to
Water Brasil, en voz de Flavio Valente, explica
que diversos estudios de carácter químico
realizados entre el 2001 y el 2006 han logrado
comprobar que el bombeo de medio millón de
litros de agua diarios ha cambiado la calidad y
composición del agua de San Lorenzo, como una
reducción de hierro y magnesio.
Tras la apelación de Nestlé en 2001, el
caso se transfirió a las cortes de Brasilia, la
capital brasileña, y esta última falló a favor
de Nestlé, pero le otorgó permiso para
operar sólo hasta el 31 de octubre del 2004.
Desde entonces, hay indefinición legal y nuevos
conflictos. Sin embargo, Nestlé sigue
operando.
Las ONG tienen previstas nuevas movilizaciones
en septiembre próximo, respaldadas por más de
5.000 habitantes de la región, ya que los daños
causados a las fuentes acuíferas están
alcanzando 40 metros de profundidad. Este hecho
los vuelve irreversibles porque están despojando
al agua de diversos tipos de minerales que
acumularon a lo largo de siglos.
En el 2006, las cifras de Nestlé le darán
un lugar irrefutable como líder en el
embotellamiento de aguas, mientras la economía y
el turismo de la brasileña San Lorenzo mengua
paulatinamente.
La citada batalla entre David y Goliat que
comenzó durante el gobierno de Fernando Henrique
Cardoso sigue pues con la administración de
Ignazio Lula Da Silva.
"Y aunque no haya visos de un cambio, no
arrojaremos la toalla hasta que este asunto se
resuelva con justicia", concluye Valente.
Andrea Ornelas
swissinfo
11 de agosto de 2006