Nacieron en Italia, y en Nicaragua encontraron el
lugar
donde vivir y desde el cual luchar por un mundo
mejor. Simpatiquísimos y siempre atentos para echar
una
mano
donde haga falta, son testimonio del ser militante que
no
reconoce otras fronteras sino las que hay entre
la
ética y lo inmoral.
-¿Cuántos años en Nicaragua?
Giorgio– Unos seis años, aproximadamente.
-¿Por qué Nicaragua?
G– En los años 80 realicé un trabajo de campo en
este país, y luego continué como voluntario en la
Asociación Italia-Nicaragua apoyando la Revolución
desde allá hasta 1990. Luego me casé con una
nicaragüense y regresé a vivir aquí con mi esposa.
-¿Y en tu caso?
Adriano– Más o menos igual. Participaba desde los
años 80 en la Asociación respaldando la Revolución
Sandinista. Luego vine a Nicaragua y me enamoré de
este país y de algunos de sus proyectos políticos, y
aquí estoy ahora, como representante de la Asociación.
-¿Cuál es la principal labor de la
Asociación en Nicaragua?
A– Apoyamos micro proyectos solidarios que nos
fueron presentados por organizaciones populares, ONG y
algunas alcaldías. Asimismo, desarrollamos campañas de
sensibilización política en apoyo a los trabajadores
bananeros, de las maquilas y de defensa de las
libertades sindicales como es el caso de
Parmalat.
-Precisamente, con la UITA tomaron
contacto en una actividad con los trabajadores
bananeros afectados por el nematicida Nemagón (DBCP),
realizada hace dos años.
G– Correcto. Hace cuatro años lanzamos nuestra
campaña que tiene un doble objetivo: por un lado de
sensibilización, para que se conozca en Italia y en
Europa la tragedia provocada por las transnacionales
bananeras. En este sentido se presiona enviando cartas
a las autoridades del país y a las transnacionales.
Por otro lado, organizamos la recolección de fondos
que son destinados a la parte sanitaria. Por ejemplo,
hasta la fecha se han operado con ese fondo unas 30
mujeres con problemas de cáncer uterino y mamario y un
hombre que fue intervenido de cáncer en los
testículos.
Ahora intentamos vincular gobiernos locales de
Italia, para que se establezcan contactos directos con
los trabajadores damnificados. De esta forma
próximamente serán operadas 10 mujeres y otros 4
hombres, con el respaldo de la Provincia de Génova.
-¿Me imagino que no debe haber sido fácil
que la gente en Italia asimilara la barbaridad que
ocurrió aquí, donde más de 6 mil trabajadores fueron
castrados por el Nemagón?
G– Claro. La gente no conocía este hecho
dramático, aberrante y por supuesto el asombro fue
grande. También debo decirte que en Italia quedan
sorprendidos por cómo estos trabajadores y sus
familias se han organizado y cuentan con una capacidad
de movilización asombrosa. Incluso a mí me cuesta
creer cómo en este país, que en los últimos 10 años la
lucha popular ha caído mucho, donde la apatía parece
tragarse todo, encontramos a un sector como éste, que
en cuatro o cinco días logra trasladar a miles de
personas a Managua. La última marcha fue el 22 de
agosto, y allí participaron unas 5 mil personas, lo
cual es increíble.
-Ustedes estuvieron en la zona donde está
la gente más enferma, ¿qué se siente?
G– ¡Es una situación que impacta! Porque, por
ejemplo en las marchas uno no ve a las personas que
más están padeciendo los males provocados por el
Nemagón. Cuando uno se traslada a los lugares donde
vive esa gente, y escuchas sus relatos, te cuentan
todo lo que han pasado, no hay palabras y uno quiere
desaparecer. Tienes que estar ahí para luego difundir
sus historias de dolor, de muerte. Si uno no está ahí,
no puede pasar la información con veracidad y la
indignación que provoca ese contacto.
No es fácil, pero sabemos que es necesario y
aunque muchas veces uno no sabe qué decir, esa gente,
de alguna manera, se siente respaldada. También se
siente mucha indignación y fuerzas para continuar
impulsando la denuncia de cuál ha sido el
comportamiento de las transnacionales aquí, aunque lo
nieguen, aunque digan que es mentira.
A– Uno de los motivos que nos anima, que nos da
fuerza, es ver la valentía de esos campesinos y
trabajadores -hombres y mujeres-, que se organizaron
para enfrentar el sistema poderoso de las
transnacionales, su falta de ética y de escrúpulos.
-Sebastián Pinheiro suele decir: “Las
piedras rodando se encuentran”. Nosotros nos
encontramos por primera vez hace dos años en el citado
seminario, y ahora con esta situación en Parmalat. Una
transnacional que antes que en producir leche, aquí en
Nicaragua se ha especializado en destruir sindicatos.
G– En un caso hablamos de gente que murió
afectada por un agrotóxico letal, en
Parmalat
tenemos trabajadores despedidos por constituir un
sindicato. Sin embargo, la lógica de las
transnacionales al final es siempre la misma: el
interés y el lucro delante de cualquier cosa.
-Tampoco debemos olvidar que Parmalat fue
intervenida por el gobierno italiano. Por lo tanto,
esta actitud y reacción antisindical le compete
también al gobierno.
G– Tampoco olvidemos la reacción del embajador de
Italia, Alberto Moniver, cuando una jueza aquí designó
a Montealegre como interventor de
Parmalat,
con el objetivo de que pudiera cobrar su deuda. El
embajador salió públicamente a manifestar que ello
podría ser un obstáculo para futuras inversiones
extranjeras en el país. Pero luego la jueza Ligia
Rivas decidió retirar a Montealegre, quien fue
sustituido por Vincenzo Borgogna -nombrado por el
gobierno italiano- e inmediatamente se desató una
política tremenda de disminución de puestos de trabajo
y represión sindical. Informado de esto, el embajador
dijo que como diplomático no podía inmiscuirse en los
asuntos internos de una empresa y con las leyes
nicaragüenses.
Lo que queda claro es que Vincenzo Borgogna está
aquí para aplicar una estrategia que viene de Italia.
A– El gobierno italiano es un gobierno de
derecha, donde el Primer Ministro es un empresario. Si
él pudiera, habría despedido, como aquí en Nicaragua,
a todos los sindicalistas italianos.
-¿Cómo marcha la campaña de solidaridad
implementada por la Asociación?
G– Nos sumamos a la campaña de la UITA de
solidaridad por el respeto a las libertades sindicales
en Parmalat,
Nicaragua. Nuestros miembros en Italia y Estados
Unidos están presionando a través de miles de
mensajes. Por otro lado, estamos informando a las
organizaciones sindicales italianas, para que se
manifiesten y sepan cómo opera aquí
Parmalat.
En Nicaragua, Gerardo Iglesias
© Rel-UITA
22 de octubre de 2004