Honduras  |  ANTISINDICALISMO  DISCRIMINACIÓN

 

 

 

 

A mayor ganancia

mayor represión sindical

     

La transnacional de la bebida SABMiller aumentó 8 por ciento sus ingresos globales en el segundo trimestre de 2012 gracias en buena medida al crecimiento de sus ventas en América Latina, una región en la que reprime cualquier intento de organización sindical independiente de sus trabajadores.

 

América Latina fue una de las zonas del planeta en la que las ventas de la cervecera crecieron más en el período que va de abril a junio, según cifras que la propia compañía comunicó a fines de julio último.

 

En comparación con el mismo lapso de 2011, el volumen de venta de cerveza en los países de la región creció 6 por ciento, mientras cayó en Estados Unidos y apenas subió en Europa.

 

El otro gran mercado en ascenso para la segunda cervecera mundial, surgida en Sudáfrica pero basada en Londres, es África.

 

Más del 70 por ciento de los beneficios de la transnacional provienen de los llamados “países emergentes”, como Colombia y Perú en América Latina y Tanzania y Zambia en África.

 

Entre los primeros tres meses de 2011 y el mismo período de este año, los ingresos de SABMiller habían aumentado 11 por ciento, ubicándose en 31.400 millones de dólares, y la ganancia operativa lo había hecho en 12 por ciento, llegando a 5.600 millones de dólares.

La transnacional aplica las mismas prácticas antisindicales de forma pareja en la región, de Colombia a Honduras, de Perú a Panamá o a Ecuador. Uno de los casos emblemáticos en la materia es el de Colombia.

 

Para el ejercicio 2012-2013 la dirección de la empresa prevé resultados similares, siempre impulsados por los “mercados emergentes” latinoamericano y africano.

 

La transnacional aplica las mismas prácticas antisindicales de forma pareja en la región, de Colombia a Honduras, de Perú a Panamá o a Ecuador. Uno de los casos emblemáticos en la materia es el de Colombia.

 

Allí, en 2005, para adquirir la firma Bavaria, la de mayor presencia en el mercado nacional, SABMiller exigió previamente la liquidación de la organización sindical preexistente, y sólo concretó la compra cuando la tarea fue acabada.

 

A continuación, desconoció el convenio colectivo que regía en Bavaria, redujo la plantilla laboral mediante despidos y tercerización de servicios y bajó los salarios a los trabajadores que permanecieron en la empresa.

 

En paralelo, mientras las utilidades de la firma crecían (300 por ciento en un solo año), SABMiller-Bavaria bloqueó al menos seis intentos de organización sindical autónoma y promovió la formación de gremios amarillos. Recién en febrero de este año los trabajadores lograron organizarse en el marco del SINALTRAINBEC, el sindicato que agrupa a los asalariados de las industrias de bebidas y alimentos.

 

El gremio es aún pequeño, pero es el primero que logra plantarse frente a la dirección de la firma, que a su vez intenta desconocerlo y presiona al personal para que no se afilie al sindicato.

 

En Panamá, en mayo pasado, directivos de la Cervecería Nacional, propiedad de SABMiller llegaron a secuestrar de hecho a los trabajadores afiliados al Sindicato Industrial de Trabajadores de la Fabricación y Comercialización de Refrescos, Bebidas, Gaseosas, Cervezas, Licores y Similares porque se negaban a firmar un despido encubierto.

 

En esta transnacional anida una profunda cultura antisindical”, había comentado semanas atrás a Sirel el fiscal de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia, Fabio Arias.

 

 

En Montevideo, Daniel Gatti
Rel-UITA
17 de agosto de 2012

 

 

 

 

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