Las organizaciones participantes declaran:

1. SABMiller, como las demás transnacionales, considera a los trabajadores como objetos de uso y no como sujetos de derecho.

2. SABMiller, para ganar o conservar mercados y maximizar sus ganancias, viola los derechos de los trabajadores y trabajadoras implementando mecanismos extremos de flexibilización y tercerización laboral, sustituyendo, en muchísimos casos, el contrato permanente por el  temporal.

3. SABMiller no sólo produce cerveza y envasa refrescos y agua, también produce trabajadores y trabajadoras lesionadas por el esfuerzo repetitivo y el estrés generado por largas e ilegales jornadas de trabajo.

4. SABMiller, donde hay sindicatos lucha por destruirlos, utilizando entre otros mecanismos los mal llamados “Códigos de Ética” que se convierten en un “estado de sitio” para los trabajadores dentro y fuera de la empresa; utiliza también la mentira, el miedo y falsas cooperativas para tercerizar el trabajo, como las llamadas “cooperativas de trabajo asociado”.

5. En general, en muchas de sus plantas de Latinoamérica impide la libre sindicalización y la contratación colectiva.

6. En Honduras, la propietaria anterior de la Cervecería Hondureña, la transnacional DOLE, pretendió vender la empresa sin sindicato a la SABMiller, pero fracasó. Una vez que la SABMiller adquirió el 97 por ciento de las acciones de la DOLE, se suscribió un contrato colectivo con el Sindicato de Trabajadores de la Industria de las Bebidas y Similares (STIBYS) que la SABMiller no cumple. Con el propósito de destruir el sindicato, en los últimos años sustituyeron el 70 por ciento del personal invirtiendo varios millones de dólares en obtener “renuncias voluntarias”. Sin embargo, los nuevos trabajadores hoy hacen parte del STIBYS.

7. En Honduras el STIBYS negocia desde hace seis meses un nuevo contrato colectivo en un clima de total intransigencia por parte de la SABMiller, que no sólo se niega a mejorar las condiciones de vida y de trabajo sino también a detener las violaciones al contrato colectivo que la empresa ha venido incumpliendo de manera sistemática.

   Hoy exige que el contrato colectivo se ajuste a los índices de manufactura de clase mundial, y en los camiones de reparto pretende rebajar las tripulaciones de tres a dos trabajadores. Hay demandas judiciales de trabajadores injustamente despedidos en los últimos tres años que la empresa no ha querido recibir. Se ha conquistado en los tribunales el reintegro de nueve trabajadores, dos de ellos directivos del STIBYS, y desde hace siete meses la empresa se niega a reintegrarlos incumpliendo el fallo judicial.

    

8. El sindicato cervecero estadounidense, International Brotherhood of Teamsters, que tiene afiliados de la SABMiller en Norteamérica y que en el pasado año libró una fuerte lucha -nacional e internacionalmente- en defensa de los derechos consagrados en el convenio colectivo, expresa su preocupación por las políticas antisindicales de SABMiller en América Latina, y compromete su solidaridad para exigir que la empresa respete los derechos sindicales de sus trabajadores y trabajadoras en todo el mundo. La SABMiller tiene que respetar la libre asociación sindical de los que producen, mercadean y transportan sus productos.

 

 

NO INTERESA LA PRODUCCION EN MASA, SINO LA PRODUCCION DE LAS MASAS                                                                          José Lutzenberger

 

 

 

 23 de enero de 2007 —  Bogotá, Colombia