Si Uruguay le gana a Venezuela, los venezolanos
dirán que se ha debido al respaldo de Estados Unidos. Si
Uruguay pierde, los jugadores de la selección uruguaya serán
acusados de antiestadounidenses, se les negará la visa de por
vida y podrían ser declarados extraditables.
Si algún jugador de Uruguay resulta positivo en el control
antidoping, la DEA no se hará responsable.
Al enterarse del affaire de la pancarta, el presidente Hugo
Chávez llamó a su embajador en Uruguay y le ordenó que
colocara un cartel similar en su residencia que diga "Arriba
Venezuela". Extraoficialmente se sabe que el embajador desoyó
a su presidente por miedo a que lo muelan a patadas.
El presidente Jorge Batlle llamó al embajador estadounidense
para agradecerle el gesto y, llorando (como acostumbra), le
dijo que su mamá era hincha de Los Angeles Lakers y que si
Uruguay gana irá de rodillas (también como de costumbre) desde
la residencia presidencial hasta la residencia del embajador.
Dicen que en el Estadio Centenario de Montevideo repartirán
estampitas de San Georgebush, el Todopoderoso. En su anverso
se leerá que al candidato demócrata John Kerry no le gusta el
"soccer" y que, como consecuencia, es obviamente homosexual.
El argentino Marcelo Bielsa, entrenador de la selección de su
país, se comunicó con su hermano y ministro de Relaciones
Exteriores, Rafael, para que denuncie la injerencia
estadounidense, en virtud de que puede poner en peligro la
clasificación de Argentina para el Mundial. Extraoficialmente
se consignó que el canciller argentino le respondió que, tal
como está jugando la selección argentina, no necesitará de
ayuda externa para quedar afuera de Alemania 2006.
Chávez volvió a comunicarse con su embajador en Uruguay para
comentarle su idea de hacer una entrega especial del programa
"Aló Presidente" dedicada al fútbol uruguayo. En ella el
diplomático aparecerá cantando "Uruguayos campeones" en ritmo
de salsa. El embajador corroboró que la intención del
presidente es que a él lo muelan a patadas.