Nicaragua

 

Daniel Ortega vuelve a la presidencia de Nicaragua

 

 

 

La vuelta al poder a través de las urnas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que hace 27 años derrotó con las armas a una dictadura sangrienta, se ha convertido en un hecho histórico. El líder sandinista Daniel Ortega volvió a la presidencia del segundo país más pobre de América con el desafío de ofrecer mejores condiciones de vida a la población, a pesar de los pocos recursos de que dispone la economía nacional. Las circunstancias no son las mismas que cuando estuvo al frente del país entre 1979 y 1990, como coordinador del primer gobierno sandinista y luego como presidente electo. Sin embargo, el momento es de gran expectativa. Lo que la población espera es que Ortega genere empleo, reduzca la pobreza y mejore la salud y la educación.

En aquella época, el líder sandinista tenía que enfrentar una guerra financiada por Estados Unidos, que además de destruir la economía del país y causar decenas de miles de muertes, creó enormes divisiones entre los nicaragüenses. Actualmente, la Nicaragua que Ortega pasa a gobernar es un país lleno de contrastes, donde lujosos shoppings y ricas áreas residenciales conviven con casuchas erguidas sin infraestructura o servicios básicos. Aunque el gobierno saliente al final de su mandato hable de buenos resultados económicos, 350.000 personas fueron incorporadas durante los últimos cinco años al ejército de pobres y el 70% de la población sobrevive con menos de dos dólares por día.

A pesar de que las estadísticas oficiales señalan que el desempleo llega al 5,6% y el subempleo, a 13%, los números reales pueden sobrepasar el 50% de la Población Económicamente Activa (PEA), que según el actual presidente del Banco Central de Nicaragua "es porque no quieren trabajar".

En el área de la salud, la situación no es mejor. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que el 27% de los 5,2 millones de nicaragüenses están desnutridos. La agenda social de Ortega promete atacar inmediatamente el problema del hambre, con el programa Hambre Cero, basado en la producción de alimentos y desarrollo, previsto para beneficiar a 75.000 familias campesinas.

Ortega, de 61 años, se comprometió con los organismos financieros internacionales a mantener la estabilidad macroeconómica, sin descuidar los aspectos sociales, una meta que los analistas consideran poco creíble y populista.

Adital

12 de enero de 2006

 

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