Honduras
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Miles de
firmas contra el TLC
“Es hora de acabar con la dependencia y la corrupción” |
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El pasado 28 de septiembre en Tegucigalpa, Honduras, el
Bloque Popular-Coordinadora Nacional de Resistencia Popular
entregó al Congreso de ese país 18 mil cartas exigiendo el
rechazo del Parlamento hondureño a la ratificación del
Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
En la oportunidad, Carlos H. Reyes, presidente del STIBYS,
fue encargado por el Bloque Popular de fundamentar el
reclamo ante los legisladores hondureños. Las 18 mil cartas
firmadas fueron acompañadas por una extensa nota
fundamentando la iniciativa, de la cual incluimos aquí
algunos de sus pasajes esenciales.
Los firmantes explican que su intención es “exponer la
posición que sustentamos sobre el Tratado de Libre Comercio
‘negociado’ por los gobiernos de Centroamérica y Estados
Unidos, y que se encuentra en fase de aprobación, por lo que
deberá someterse al estudio de esta augusta Cámara para su
rechazo o aprobación”.
Después de realizar un racconto sobre las diversas opciones
políticas antinacionales que efectuaron los diversos
gobiernos de los últimos 80 años en ese país, afirman que:
“Debemos aprender de la historia para construir nuestro
presente y futuro, por eso vale recordar que, incluyendo el
fracaso del ferrocarril interoceánico, la historia de
Honduras está marcada por la injerencia externa y la
corrupción”.
En ese marco califican como una “mentira que Honduras saldrá
del subdesarrollo con la apertura económica, se puede
constatar en el curso de la historia; la apertura empezó,
con el enclave bananero y minero, continúa hoy con el
enclave maquilador y las políticas de desgravación
arancelaria. A más de un siglo de apertura y desregulación
seguimos siendo una economía periférica y subdesarrollada.
Los países industrializados no han transitado por el mismo
camino que ahora nos ordenan, ellos aplicaron –y continúan
aplicando—políticas de fortalecimiento del Estado,
proteccionistas y de subsidios a su producción interna; con
la imposición de estos métodos neocoloniales, quieren evitar
que los países subdesarrollados podamos utilizar la misma
escalera que esas economías utilizaron para desarrollarse”.
Según el Bloque Popular, “El TLC y la militarización son
claves en la política de seguridad nacional de los Estados
Unidos, piezas fundamentales en el avance económico y
geopolítico del imperio. El TLC no es una iniciativa de
estos gobiernos, mucho menos de los pueblos. La injerencia
externa y la corrupción de nuevo han estado presentes en el
proceso de ajuste económico previo a la firma del TLC y
durante su firma; por ello, el ser aprobado por este
Congreso no sería nada patriótico,
por el contrario, atentaría contra la solidaridad humana,
sería lesivo a los intereses económicos del pueblo
hondureño; propiciaría la intervención y la violación a
nuestra soberanía; sería contrario al interés social y
nacional; y, no se aprobaría sobre las bases de una
cooperación internacional justa”.
Los autores del texto presentado ante el Congreso afirman:
“Debemos preguntarnos: ¿quiénes ganan y quiénes pierden con
el TLC?. Vuestro deber y mandato es velar por el interés del
pueblo hondureño y no por los intereses de unas cuantas
empresas nacionales y el capital transnacional. Es evidente
que con el TLC el pueblo pierde, porque se profundizarían
las políticas de ajuste estructural que tanto daño han
generado en la población hondureña, especialmente a los
hogares de menores ingresos; porque la micro, pequeña y
mediana empresa –e incluso algunas grandes empresas- se
ahogarán por la falta de capacidad competitiva frente a los
productos importados; porque el agro hondureño recibirá el
tiro de gracia por las masivas importaciones de granos
básicos a bajos precios –por las políticas de subsidios y
apoyo a la producción agroexportadora estadounidense- que
quebrarán a los productores nacionales tal como se puede
constatar en el caso mexicano”.
“El mercado mundial –agregan los firmantes- no puede modelar
nuestras economías y sociedades, decimos NO al TLC que
propone Estados Unidos porque es un instrumento de anexión,
y decimos SI a una INTEGRACIÓN construida desde los pueblos
de la región. Porque define reglas supranacionales de largo
alcance a favor de las empresas transnacionales. El TLC será
una nueva Constitución IMPUESTA DESDE AFUERA que incluye
contenidos y artículos pétreos. Se está redactando la
constitución de un solo mundo dirigida por el Organización
Mundial del Comercio (OMC) como fachada de las
transnacionales. Si nos queda un poquito de soberanía e
independencia con el TLC la habremos perdido”.
“Aprobar el TLC –considera el Bloque Popular- implica una
traición a los pueblos de los países Andinos y del Cono Sur
que hacen resistencia al ALCA, a los TLC, a la lucha de los
pueblos del tercer mundo por un nuevo orden económico
internacional”.
Y finalmente la nota enumera algunos por qué al rechazo
solicitado contra el acuerdo con el TLC:
“Porque las cuotas y desgravación arancelaria a corto y
mediano plazo son la muerte anunciada para la agricultura ya
que nuestras asimetrías son estructurales. El que el TLC las
desconozca constituye un atentado contra la soberanía
alimentaria y un crimen económico. La reducción de aranceles
debe basarse en metas de desarrollo y no en calendarios
políticos vía chantaje. Mientras nuestra agricultura
desmanteló el ajuste estructural a cambio de unos préstamos,
la agricultura de los Estados Unidos se desarrolla con
elevados subsidios, ayudas internas, alta tecnología y
seguros agrícolas”.
“La agricultura es la moneda de cambio para favorecer a la
maquila; con el agravante que, como la maquila no absorbe a
las personas que ingresan al mercado de trabajo, ni el que
se pierde en la agricultura, y con lo muy difícil que será
competir con China en materia de textiles, corremos el
riesgo de perder gran parte de la agricultura y el enclave
maquilero y quedarnos silbando en la loma con el TLC. Ya
sufrimos esa tragedia con el enclave bananero y minero”.
“Porque la propiedad intelectual garantiza a las
trasnacionales el monopolio de la ciencia y la tecnología,
evita el progreso de nuestros pueblos y encarece la vida.
Podrán patentar y manipular genéticamente hasta plantas y
semillas de campesinos e indígenas y obliga a ratificar el
convenio UPOV 91 que limita a los agricultores a guardar la
semilla protegida sólo si es para consumo propio y no la
puede intercambiar ni mejorar, y si un agricultor siembra
una semilla sin el pago de regalías perderá la cosecha”.
“Porque obliga a privatizar los servicios públicos, y la
experiencia de los hondureños en este campo es desastrosa.
Hasta el agua, que no es un servicio sino un bien natural,
la están privatizando y avanzan con la educación y la salud
en un pueblo pobre e ignorante. Eso es un crimen”.
Al final, los hondureños contra el TLC preguntan a sus
legisladores: “¿No creen ustedes honorables Diputados que ya
es tiempo de que nos empecemos a sacudir de la injerencia
externa y la corrupción?”.
Carlos Amorín
© Rel-UITA
5 de octubre de 2004
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