La lucha que libra
el gobierno de Colombia para lograr la aprobación
del TLC en el Congreso de Estados Unidos, le ha
significado una cuantiosa inversión en lobby,
fundamentalmente con los congresistas demócratas y
empresarios estadounidenses que permanentemente
visitan nuestro país. El propósito de estas visitas
es contrastar con la realidad los informes que les
envía el gobierno de Álvaro Uribe para impulsar la
aprobación del TLC. En estos reportes se indican
supuestos avances en la disminución de la violencia
contra sindicalistas y en la aplicación real de los
convenios de la OIT adoptados por el Estado
colombiano. Una delegación de la AFL-CIO* llegó al
país para hacer sus propias observaciones.
El objetivo de la misión es entrevistarse con las centrales
sindicales nacionales, sindicatos globales, Congreso
de la República, gobierno nacional, empresarios y
ONGs de Derechos Humanos. En el encuentro con el
sindicalismo colombiano realizado el martes 12 de
febrero en la sede de la Federación Colombiana de
Educadores (FECODE), la misión de la AFL-CIO
escuchó las reiteradas denuncias de los voceros del
sindicalismo de los diferentes sectores y recibió
datos estadísticos actualizados probando que
continúan los asesinatos de sindicalistas, el exilio
político de muchos de ellos, el exterminio de
sindicatos y Convenciones Colectivas de trabajo, el
aniquilamiento de los esfuerzos para la creación de
nuevos sindicatos mediante el despido de
trabajadores y dirigentes, y la actitud complaciente
y cómplice de funcionarios del Ministerio de la
Protección Social, quienes mediante artilugios
burocráticos terminan negando la inscripción de los
nuevos sindicatos y, en cambio, facilitan las
condiciones para la proliferación de
seudocooperativas de trabajo asociado, tercerización
y temporalidad en el empleo.
La Unión Nacional
Agroalimentaria de Colombia (UNAC) y la
Rel-UITA plantearon en el encuentro su decisión
política de continuar integrados a la lucha
internacional en la región contra los TLC que
han sido aprobados y los que se pretende aprobar, no
obstante la resistencia de los sindicatos, los
sectores sociales y populares.
Los resultados de esos acuerdos han sido funestos para el
movimiento sindical y la negociación colectiva, pero
fundamentalmente lo son, para la defensa de nuestros
recursos naturales y de la soberanía alimentaria.
Asimismo, como sucede en México, el sector
campesino viene siendo desplazado por los
megaproyectos agrícolas de las transnacionales,
mediante el avance de los desiertos verdes para la
producción de etanol y la importación
agroalimentaria transgénica desde los Estados
Unidos.
La
UNAC y la Rel-UITA
ratificaron su
disposición a continuar en la lucha por una alianza
estratégica y política de las organizaciones obreras
estadounidenses con sus homólogas latinoamericanas,
para impedir que mientras el trabajo en América
Latina se destruye y se miserabiliza, en Estados
Unidos se precariza con mayor celeridad que antes.
Como lo manifestamos, en América Latina los TLC
acentúan el desplazamiento y el exterminio de la
clase trabajadora campesina, pero no está lejano el
tiempo en el que, como consecuencia del desarrollo
de los TLC, los gobiernos de Estados
Unidos comiencen progresivamente a desmantelar
el sistema de subsidios agrícolas que les asegura
rentabilidad a los agricultores norteños.
En nuestra intervención, también exhortamos a trabajar con
mayor intensidad y dedicación en la organización de
los trabajadores y trabajadoras con empleos en la
informalidad y, del mismo modo, en la organización
sindical de los trabajadores y trabajadoras rurales
y agricultores familiares.
Al final del encuentro sindical, la delegación de AFL-CIO
ratificó su disposición de continuar en abierta y
franca oposición política y sindical al TLC
con Colombia. Su denuncia y cuestionamiento
al gobierno colombiano, por pretender maquillar la
realidad nacional y esconder su disposición política
de continuar estimulando el exterminio de los
sindicatos, las reformas laborales que han
fortalecido la proliferación de la tercerización y
las seudocooperativas de trabajo asociado.
Igualmente, manifestó que el sindicalismo
estadounidense y los parlamentarios demócratas de
ese país, deberían exigir mayores esfuerzos del
gobierno y el Estado colombiano para erradicar
definitivamente la violencia contra la vida de
sindicalistas, dirigentes, afiliados o activistas.
La misión de AFL-CIO se constituyó en un aliciente y
una esperanza para sacar de la hipocresía al
gobierno y los empresarios, quienes aceptan todas
las mesas de diálogo y concertación propuestas, pero
donde nada se avanza. Una estrategia para maquillar
su rostro social con apenas una pátina democrática
ante los organismos internacionales que velan por el
cumplimiento de los derechos sociales y humanos en
el ámbito del comercio internacional.
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