Perú
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Negociar exige firmeza
Lecciones
de la
tercera ronda
del
TLC |
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Mientras Alan García,
en EE.UU., se deshacía por presentarse como un firme garante
de los intereses y la estabilidad a favor de los
inversionistas estadounidenses, los peruanos hemos quedado
con sabor agridulce de la III ronda de negociación del TLC
entre EE.UU. y los países andinos en Lima. Ésta deja un
balance mixto de esperanzas y preocupaciones. Pero quedó
claro que al avanzar la negociación va muriendo la "luna de
miel con EE.UU." que el toledismo quiso vendernos y que, más
temprano que tarde, el Perú deberá someterse a los dictados
de Washington o defender sus derechos y enfrentar
represalias.
Está claro que el
TLC es mucho más que un simple acuerdo comercial. Para EE.UU.
el comercio con los países andinos es tema secundario. Lo
que realmente le interesa del TLC es que reforzara los lazos
de dependencia de nuestros países a nivel económico,
diplomático, político, legal y cultural. El acceso al
mercado norteamericano busca ser el mecanismo para ponernos
en vereda. En Lima, Washington dejar clara nuestra posición
de subordinados. Quien lo dude, que lea el virtual ultimátum
del embajador norteamericano: o el Estado Peruano arregla
sus litigios con empresas estadounidenses o el TLC está en
riesgo. No interesa si el Perú tiene procedimientos,
instituciones o si tiene la razón; hay que darles gusto a
las empresas yanquis o no hay TLC.
La arrogancia de
EE.UU. no sólo se manifiestó en sus presiones al Perú. Llegó
al extremo de vetar a un legitimo miembro del equipo
Colombiano en el tema de Propiedad Intelectual, un
especialista de la OPS. Así Washington pretende decidir
cuales son los negociadores de los países andinos o, sino,
patea el tablero. Colombia rechazó firmemente este
inaceptable atropello a su soberanía y la vital mesa de
Propiedad Intelectual se suspendió. Además EE.UU. exige que
Colombia y Ecuador privaticen sus empresas públicas de
telecomunicaciones, para que entren empresas
norteamericanas, como entró Telefónica en Perú, y -sin haber
firmado acuerdo alguno- le exige a Ecuador que retroceda de
un alza de aranceles a 24 productos agrícolas que éste
decretó un tiempo atrás. Y la lista de presiones de EE.UU.
sigue. Quieren que los enormes subsidios y ayudas internos
que dan a sus agricultores no se toquen, pero los países
andinos tendríamos que desmontar nuestros mecanismos de
protección -como la franja de precios- nos guste o no.
Negociar el TLC es
difícil y tortuoso. Sólo habrá un acuerdo netamente positivo
si no nos tiramos al suelo y cedemos ante la prepotencia
imperial, fortaleciendo la unidad andina para preservar
nuestros derechos y autonomías. Es alentador observar como
Colombia y Ecuador mantienen posiciones realistas pero
firmes en la negociación, y que en la conferencia final
reafirmaron sus posiciones y sus derechos, mientras la
representación peruano fue bastante oscilante y elucubraba
sobre el "túnel del tiempo", pidiendo que se reconozcan las
enormes asimetrías que existen entre la economía
norteamericana y la peruana, para que el TLC sea realmente
un medio para nuestro desarrollo.
La transparencia e
inclusión con que las delegaciones oficiales de los países
hermanos manejaron el acceso a la información dejó en claro
que el TLC no puede negociarse a espaldas de sus pueblos y
contrastó con la actitud de los negociadores peruanos, que
buscaron imponer -a veces prepotentemente- un "compromiso de
confidencialidad" a los asistentes de gremios y
organizaciones civiles nacionales. ¿Por qué esconder los
intereses nacionales, ocultar lo que pide EE.UU. y el debate
existente, para fortalecer la posición negociadora peruana
con el respaldo ciudadano?
La Ronda de Lima
evidencia que hay que dar la pelea por un TLC con dignidad y
equidad. Negociemos con firmeza y sin precipitaciones. No
nos dejemos arrastrar por demagogos que quieren un TLC a la
diabla antes de Noviembre. Las presiones y amenazas de
Washington se multiplicarán en las próximas rondas, y los
países andinos tenemos que cerrar filas y dejar en claro que
queremos cooperación, no subyugación. Que EE.UU. entienda
buscamos ser socios, no súbditos, y que un acuerdo comercial
-por muy ventajoso que parezca en el papel- jamás será
aceptable, si es a expensas la soberanía y dignidad de
nuestros pueblos.
Javier Diez Canseco
Convenio La Insignia / Rel-UITA
3 de agosto de 2004
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