Ecuador

Libre comercio a balazos

 

El espíritu es el mismo. Las formas cambian algo. Un joven cuencano, Johnny Montesdeoca, falleció a causa de un disparo, durante las protestas contra el TLC, el pasado 6 de abril. Con este asesinato se consolida la represión desplegada en contra de quienes desean que el pueblo en las urnas decida el destino del TLC.

 

La historia está plagada de tratados comerciales desiguales, acompañados en muchas ocasiones de actos violentos para imponerlos. Desde los orígenes del capitalismo los países exitosos desplegaron banderas del "libre comercio" cuando el sistema de privilegios, apoyos y barreras les había permitido alcanzar sustantivas ventajas tecnológicas. Y en algunos casos, sin dejar de instrumentar dicho sistema, impusieron condiciones comerciales asimétricas a los países más débiles.

 

Inglaterra aseguraba con sus Leyes de Navegación -antesala lejana de los actuales TLC- mercados y protegía su industria. Con esos tratados se forzaba para que el comercio con Inglaterra, entonces la primera potencia mundial, se hiciera con buques británicos. La industria del algodón de la India, una de las más competitivas hasta inicios del siglo XVIII, fue destruida con la colonización británica para favorecer el desarrollo de los telares ingleses en base al enorme mercado hindú. En China el mercado se abrió literalmente a cañonazos; con la conocida como Guerra del Opio, que concluyó con el Tratado de Nanking (1842), se consiguió el ingreso del opio que los británicos traían desde la India. En 1856 se repitió la dosis de cañonazos, que permitió a los británicos mantener el control comercial de China hasta 1908. Los alemanes lograron su desarrollo con medidas proteccionistas en contra del discurso librecambista dominante en el siglo XIX. Los estadounidenses no siguieron la senda librecambista que predicaban los ingleses; Ulysses Grant, héroe de la guerra de secesión y presidente de los Estados Unidos (1868-1876), declaró que "dentro de 200 años, cuando América haya obtenido del proteccionismo todo lo que pueda ofrecer, también adoptará el libre comercio"; vaya que lo lograron, incluso apoyándose más de una vez en el uso de la fuerza. Y recordemos que los países asiáticos, Japón y ahora China, tampoco fueron ni son practicantes del llamado "libre comercio".

 

Si antes los países imperiales, sin dejar de alentar la libertad de comercio, bloqueaban los mercados de sus extensas colonias o de los países semicoloniales como los latinoamericanos para colocar sus productos, hoy con el TLC los EEUU pretenden algo similar. No se pueden entender de otra manera las negociaciones asimétricas en marcha, con las que los EEUU, imponiendo una suerte de constitución económica en sus vecinos del sur, se aprestan a invadir los mercados latinoamericanos inclusive con productos agrícolas subsidiados, sin siquiera garantizarles el libre acceso a todos los productos provenientes de dichos países. El espíritu es esencia en el mismo; lo que cambia es el portador de la violencia

 

Alberto Acosta
Convenio La Insignia / Rel-UITA

18 de abril del 2006

 

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