El izquierdista moderado Álvaro Colom se convirtió
esta noche en el virtual presidente
electo de Guatemala al obtener
52,70 por ciento de votos en la segunda
vuelta de las elecciones, frente a 47,30
de su rival de derecha, el general
retirado Otto Pérez Molina, en
una jornada en la cual el abstencionismo
superó el 50 por ciento, según datos del
Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Al contabilizar 96 por ciento de las boletas, Colom se
ubicaba a la cabeza en una jornada que
transcurrió en calma y dentro de la
normalidad.
En la primera vuelta, celebrada el pasado 9 de septiembre,
Colom, de la Unidad Nacional de la
Esperanza (UNE) obtuvo 28,23 por
ciento de sufragios frente a 23,51 de
Pérez Molina, del Partido Patriota (PP).
El candidato de la UNE se proclamó vencedor al señalar
que “yo estaba seguro de la victoria.
Cuando se planifica bien, cuando se
siguen los principios y los valores de
una institución se logran los triunfos,
aunque estuviéramos luchando contra
muchísimas fuerzas”.
Colom
señaló que la derrota de Pérez
significa “un no a la historia trágica”
de los regímenes militares que han
gobernado con mano dura al país, y que
fue el principal lema de campaña del
general retirado.
El socialdemócrata insistió que con el triunfo obtenido los
guatemaltecos le dieron “vuelta a la
página trágica” del militarismo en
Guatemala, y dijo que los
presidentes de Nicaragua,
Daniel Ortega, y de Panamá,
Martín Torrijos, le llamaron para
felicitarlo.
En su campamento político y entre lágrimas, Colom
festejaba con su esposa, hijos y
seguidores, que gritaban eufóricos.
Más tarde, Pérez Molina aceptó su derrota tras conocer
el resultado preliminar de los comicios
que dieron como ganador a su rival.
“Estamos muy claros que hoy hemos perdido una batalla y no la
guerra, y la guerra en contra de la
corrupción, la violencia e inseguridad,
la impunidad y la pobreza sigue vigente
en el país, y estamos dispuestos, con
todo el espíritu, a seguir luchando
hasta ganarla”, dijo Pérez Molina
en conferencia de prensa.
“Estamos reconociendo y aceptando la voluntad del pueblo y
los resultados del TSE”, señaló
Pérez Molina ante dirigentes de
su equipo de trabajo.
El militar retirado aseguró además que se convertirá en una
oposición crítica del gobierno de
Colom.
“Otto Pérez tiene la mejor disposición para que
Guatemala salga adelante y sea un
país que transite por la senda del
desarrollo, la seguridad y la paz que
necesita”, agregó el candidato del
derechista PP.
El virtual presidente electo, quien se postuló por tercera
vez a la máxima magistratura de la
nación, ganaba en todos los
departamentos, a excepción del Distrito
Central, que comprende la capital y 16
municipios, y el departamento de Baja
Verapaz, al norte, donde Pérez Molina
fue claro vencedor.
Colom
sucederá el 14 de enero al liberal
Oscar Berger, quien deja un país
exportador de café con una de las más
altas tasas de homicidios en el mundo y
una pobreza que sofoca a la mitad de los
guatemaltecos, sobre todo a los
indígenas.
Desde 1985 cuando fue inaugurado el actual periodo
democrático, ningún candidato
presidencial –en seis procesos
electorales sucesivos– ha ganado en
primera vuelta, por lo cual fue
necesario celebrar una segunda ronda
electoral.
Según algunos analistas, la elección presidencial despierta
menos interés que las municipales o
legislativas, realizadas el 9 de
septiembre pasado de manera simultánea a
la primera vuelta presidencial, en las
que la abstención superó 41 por ciento,
en un país donde el sufragio no es
obligatorio y mucha población indígena
debe hacer viajes de varias horas para
llegar a los centros de votación.
El jefe de la delegación de observadores de la Organización
de Estados Americanos (OEA), el
ex canciller peruano, Diego García-Sayán,
en declaraciones a la prensa indicó que
la jornada electoral se desarrolló sin
sobresaltos y con una adecuada
organización.
García-Sayán
afirmó que de la observación en un
razonable conjunto de centros de
votación se desprende que “la totalidad
de las mesas electorales” funcionó de
“manera adecuada”.
Guatemala
acudió dividida a votar, entre las
promesas de Pérez Molina de “mano
dura” contra la delincuencia que azota
el país, y el compromiso de Colom
de abatir la pobreza.
El virtual presidente electo, un admirador del presidente
brasileño Luiz Inacio “Lula” da Silva,
y de la presidenta chilena Michelle
Bachelet, hizo de la lucha contra la
pobreza su eje de campaña y advirtió que
votar por Pérez Molina sería una
vuelta a los tiempos de la guerra civil
que desangró al país.
Pérez Molina
fue jefe de la temida unidad de
inteligencia civil durante los años 80.
“Hemos tenido ‘mano dura’ por 50 años y nos ha costado más de
250 mil víctimas en una guerra sucia”,
dijo Colom tras emitir su voto.
“Aquí votamos a Colom, aquí la gente no quiere
militares”, dijo Miguel Ángel Trianda,
un maestro de 26 años, antes de sufragar
en Santiago Atitlán, un poblado ubicado
a orillas del lago Atitlán y rodeado de
cuatro volcanes.
“Aquí muy cerca pasaron cosas horribles”, agregó Trianda
al referirse a la matanza de Panajab, un
pueblo cercano que en 1990 fue escenario
de uno de los últimos actos de violencia
de la guerra civil que vivió el país
entre 1960 y 1996.
La ronda final para definir la presidencia fue precedida de
una ola de agresiones que dejó medio
centenar de muertos –entre políticos y
activistas– en el último año y medio.
En el más reciente episodio de violencia, una observadora de
la UNE –el partido de Colom–
murió el sábado en un tiroteo en
Coatepeque, al este del país.