Uruguay
Con Víctor
Vaillant
El referendo
para derogar
la ley sobre la petrolera estatal
"Con
esta ley mentirosa aumentarán los precios de los
combustibles"
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El próximo 7 de diciembre, en referendo popular, los uruguayos deberán
optar por mantener o derogar la llamada ley de desmonopolización y
asociación de ANCAP1
que habilita al ente estatal a asociarse con privados para importar,
producir y comercializar combustibles. Víctor Vaillant2
expuso al SIREL las razones por las cuales, en su opinión, hay que votar
la papeleta rosada con el SI a la derogación.
- ¿Por qué
hay que votar SI?
- Porque
esta ley de asociación de ANCAP es muy mala para los intereses de los
uruguayos. No sólo es mala: es parte de un proceso mentiroso. Quiero
explicar por qué. La ley se gestó a partir de un proceso de coincidencia
entre todos los partidos políticos que incluyó a nuestra fuerza política,
el Encuentro Progresista (EP). Todas las fuerzas políticas coincidimos en
la necesidad de crear una asociación estratégica para ANCAP que permita al
ente asociarse con una multinacional del petróleo con un objetivo único:
bajar los precios de los combustibles.
Pero
ocurre que cuando se crea el instrumento que posibilita al Poder Ejecutivo
crear esa asociación, cuando se sanciona la ley, nos encontramos que su
texto no condice con los objetivos enunciados. No es una ley que permita
una asociación que efectivamente baje el precio de los combustibles sino
que es una ley que tiene como único objetivo permitir al actual gobierno
recaudar por el valor del 49 por ciento de las acciones que quedarán en
manos del socio privado.
Nos damos
cuenta de esto claramente si prestamos atención a las condiciones que la
ley pone para elegir al socio. Si el objetivo de la ley fuera bajar el
precio de los combustibles tendría que establecer que el mecanismo para
elegir al socio es aquel que nos permita seleccionarlo entre los que hagan
la mejor oferta en la disminución del precio de la materia prima: el
petróleo. Porque la única forma de bajar efectivamente el precio de los
combustibles es bajando el costo de la materia prima o bajando los
impuestos. Para bajar los impuestos no hace falta ninguna asociación; es
una decisión política que puede adoptar hoy el gobierno mediante decreto.
Por lo tanto: la única forma en que una asociación estratégica -con un
socio multinacional del petróleo- puede bajar los precios, es en la medida
en que ese socio, a cambio de participar en un negocio que factura mil
millones de dólares anuales, aporte materia prima, petróleo crudo, con
descuento sobre los precios internacionales.
- ¿Por
qué?
- Porque
el precio del crudo incide en más del 40 por ciento en el precio final del
combustible. En lugar de exigir al socio una disminución de los precios la
ley exige otra cosa: dice que va a elegir al socio entre quienes hagan la
mejor oferta por el valor del 49 por ciento de las acciones. Aquí aparece
claramente que el objetivo de la asociación, y el único resultado posible,
por lo tanto, no es bajar el precio de los combustibles sino permitir al
gobierno actual, antes de retirarse, recaudar 200 o 300 millones de
dólares, que es lo que se estima será la oferta de la competencia por
asociarse con ANCAP.
- Quienes
impulsan el NO sostienen que la asociación con una empresa extranjera
fuerte es necesaria pues, de lo contrario, ANCAP morirá en la libre
competencia con las grandes transnacionales del petróleo.
- Si
hablamos de la libre competencia en el mercado uruguayo de los
combustibles tenemos que pensar en dos cosas: que esa competencia se da en
la refinación, es decir que otro pueda refinar combustibles en Uruguay o
que otros puedan importar combustibles refinados. Sobre el primer aspecto,
la refinación, no hay ni va a haber libre competencia. Porque en el
Uruguay hay una sola refinería y no hay mercado para dos. Y esa única
refinería es hoy propiedad de ANCAP. Por lo tanto hay monopolio por la vía
de los hechos.
A partir
de la ley, por más que esta diga que desmonopoliza, en la medida en que la
misma ley entrega la refinería a una nueva empresa multinacional que va a
ser el socio de ANCAP, esa refinería será la única que esté produciendo
combustibles destilados y, por lo tanto, el monopolio se va a mantener. El
monopolio de ANCAP va a pasar a ser de una asociación que tendrá el
usufructo por 30 años de la única refinería existente y que estará bajo la
dirección de una multinacional. Ahí, entonces, no hay libre competencia.
Puede haberla en la importación de combustibles. Esto es, que más de una
empresa pueda estar interesada en la importación de combustibles
refinados.
- ¿Es
posible importar combustible más barato?
- Bien,
supongamos que se logra importar combustible a un precio tan bajo, pero
tan bajo, que fuera similar al precio de la materia prima... A ver si nos
entendemos: en la hipótesis -absurda- de que fuera posible importar nafta
y gasoil al mismo precio que el petróleo crudo -que sería lo mismo que
importar los zapatos al precio del cuero o el pan al precio de la harina-,
el precio de los combustibles podría bajar apenas menos del 7 por ciento,
porque ese es el porcentaje en que el costo de la refinación en Uruguay
incide en el precio final de los combustibles.
En ese
precio más del 40 por ciento es costo de materia prima, alrededor de otro
40 por ciento son impuestos y la distribución representa entre 10 y 12 por
ciento del total. Por tanto, si fuera posible eliminar el costo de la
refinación, sólo se podrían bajar los precios en aproximadamente un 7 por
ciento. Para que ello fuera posible los trabajadores de ANCAP tendrían que
trabajar gratis, no se tendrían que pagar sueldos ni cargas sociales,
deberíamos recibir tecnología gratuita y el mantenimiento de la empresa
debería tener costo cero. Todo lo cual demuestra que es absurdo pretender
bajar el precio de los combustibles por esta vía.
Pero
además se da otro fenómeno. Para terminar con los monopolios no sólo es
necesario aprobar una ley que diga que desmonopoliza sino que tendrían que
concurrir varias empresas en la competencia. En ese caso tendrían que ser
varias las empresas que importaran y distribuyeran combustible. Para poder
importar combustible refinado hay que poseer toda una infraestructura que
hoy tiene propietario: la boya petrolera para poder recibir los
combustibles, el oleoducto para transportarlos y los tanques para
depositarlos. Todos esos elementos están hoy en manos de ANCAP y por obra
de esta ley pasarán a manos de la nueva asociación que será la única que
pueda utilizarlos. Y finalmente las propias estaciones de servicio, que
son las bocas de venta al público, de las cuales aproximadamente el 50 por
ciento pertenece a ANCAP. Para que se entienda: si don José tiene mucha
plata y se le ocurre importar combustible no lo va a poder almacenar en el
fondo de la casa en un tanque de dolmenit.
-
¿Entonces?
-
Entonces, por estas razones -y no son las únicas- la ley es absolutamente
mala, porque no sólo no va a traer como consecuencia la baja de los
precios de los combustibles sino que su consecuencia lógica será la suba
de los precios, porque el socio que ponga 200 o 300 millones de dólares
para pagar el valor del 49 por ciento de las acciones lo hará con un
objetivo de lucro y, por tanto, va a tener que aumentar la rentabilidad de
la empresa para recuperar la inversión, para tener tasa de retorno, y hay
una sola manera de lograrlo en tanto no es posible bajar los costos
trayendo materia prima más barata: sencillamente aumentarán los precios de
venta al público.
- Los
defensores de la ley prometen lo contrario...
- Esa es
la gran farsa a que me refería al principio: en realidad este gobierno no
quiere bajar el precio de los combustibles. Aquí uno tiene que preguntarse
cuál es la fuerza política que tiene real interés en que bajen los precios
de los combustibles: ¿aquella que tiene un modelo de país basado en la
plaza financiera y de fomento de las importaciones de productos
extranjeros -y que por tanto no necesita un combustible más barato para su
modelo económico, pues los bancos no funcionan a combustible y los
importadores tampoco-, o aquella que propugna un modelo basado en el
desarrollo productivo y que por eso le resulta vital en su gobierno tener
combustible más barato? Es clarísimo que el Encuentro Progresista está
realmente interesado en bajar el precio de los combustibles y si esta ley
generara esa expectativa, aunque fuese en forma mínima, no cabe ninguna
duda que el EP la apoyaría. No lo hace porque no es así.
En segundo
lugar: ¿quien tiene que estar más interesado en bajar el precio de los
combustibles? ¿El gobierno que se va, que inexorablemente se va dentro de
un año y poco, o el gobierno que viene, el que se va a instalar en la
conducción del país a partir del 1° de marzo de 2005? Sin lugar a dudas,
es el gobierno que viene y el que necesita, para el éxito de su gestión,
bajar el precio de los combustibles. Nadie puede pensar que se encontraron
una mañana en un acto de ternura los doctores (Jorge) Batlle, (Julio
María) Sanguinetti y (Luis Alberto) Lacalle(3)
para ponerse de acuerdo en ver cómo hacían para dejarle combustible barato
al futuro gobierno del doctor Tabaré Vázquez.
Washington Fernández
©
Rel-UITA
4 de noviembre de 2003
NOTAS
(1) La
estatal Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Pórtland
monopoliza la importación de crudo, refina los combustibles y fija los
precios de comercialización. La distribución es compartida por cuatro
empresas: Ducsa, Texaco, Shell y Esso.
(2) Víctor Vaillant es líder del Movimiento Claveles Rojos, agrupación política que
integra la coalición centroizquierdista Encuentro Progresista desde marzo
del año 2000. En los primeros años de la década del 80, todavía en
dictadura, fue fundador de la Comisión Nacional de Derechos Sindicales (CNDS),
que diera lugar a la Comisión de Estudios Económicos, Sociales y
Sindicales (CEES), la cual tuvo a la Rel-UITA como sede, y desarrolló una
labor protagónica en la reorganización del movimiento obrero uruguayo.
(3) Los
dos primeros son los principales líderes del Partido Colorado.
Jorge Batlle es el actual presidente de la República y Julio María Sanguinetti lo fue durante los períodos 1985-1990 y 1995-2000, en tanto
Luis Alberto Lacalle, líder del Partido Nacional, fue presidente de la
República en los años 1990-1995. El Partido Nacional se retiró de la
coalición de gobierno en octubre de 2002, pero habitualmente apoya las
iniciativas oficialistas.
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