Aunque la evolución de la especie
humana parece una apuesta a la vida,
la industria de los armamentos es la
segunda del mundo, solo superada por
la del petróleo, elemento también
fundamental para la guerra.
En el tercer mundo,
donde vive la mayor parte de los
heridos por la adversidad, los
gastos militares se duplicaron entre
1974-1984.
Los países
desarrollados, que suelen destacar
sus presupuestos de ayuda a los
países en desarrollo, destinan
cantidades hasta 30 veces superiores
para gastos militares.
La cifra
correspondiente a siete meses de ese
rubro sería una cantidad suficiente
para pagar el abastecimiento de agua
potable y la atención higiénica
adecuada para 2.000 millones de
personas, y hasta casi la mitad de
la población mundial, que hoy carece
de elementos esenciales para la
salud.
La década que
Naciones Unidas destinó a la higiene
y el agua, que llegó hasta 1990,
necesitó entre 30 y 60 millones de
dólares al año, durante diez años.
Ese gasto se podría financiar con el
equivalente a sólo 21 días de lo que
se destina a armamentos.
Cuatro meses de
gastos militares mundiales suponen
alrededor de 250 mil millones de
dólares, aproximadamente lo mismo
que Estados Unidos destina a
su presupuesto militar en un año.
Frente a eso, la
inseguridad interna de Estados
Unidos es grande; tanto que una
elevada proporción de
estadounidenses no se atreve a
alejarse de noche más de un
kilómetro de sus residencias.
En el mundo, 200
millones de personas padecen de
malaria; si para combatirla se
destinara lo que se dispone para
ocho horas de gastos militares (unos
680 millones de dólares) se podría
erradicar esa enfermedad.
Hasta las religiones,
que predican la paz, han sido
factores de guerra. Y el
cristianismo recela del Islam, así
como los que profesan el islamismo
recelan de las corrientes
cristianas. En nombre de lo que se
presenta como una religión de amor
al prójimo se han organizado
cruzadas que promovieron
enfrentamientos fratricidas.
Por eso podemos
reafirmar que una de las mayores
industrias del mundo (la de las
armas) ha sido devastadora para la
humanidad y uno de los principales
factores enemigos del progreso.
Costa Rica,
consciente de esa realidad, disolvió
su Ejército. Otros países son
indiferentes a una realidad que,
bien analizada, podría llevar a
eliminar el hambre en vastas zonas
del mundo.