Uruguay

Con Arlés Caruso

¿De qué hablamos cuando hablamos de desarrollo local?

 

¿Es desarrollo local una economía sana o algo más? ¿Dónde y cómo se aplica? ¿Quiénes lo planifican, ejecutan y se benefician? ¿Cuál es el papel del Estado? ¿Qué debilidades y fortalezas ofrece Uruguay? Arlés Caruso, asistente social, especialista en desarrollo local y asesora de Unesco en diálogo con Rel-UITA respondió estas y otras preguntas.

 

 

 

-Se suele asociar desarrollo local a desarrollo económico.

 

-Sí, pero desarrollo local no es sólo desarrollo económico. Hay que considerar qué categorías manejamos cuando definimos desarrollo local. No hablamos de desarrollo sólo como una categoría de carácter económico ni como una categoría a la cual llegamos una vez que nos modernizamos. Desarrollo supone desatar procesos con distintas dimensiones.

 

En desarrollo local la dimensión económica es básica, pero entendida -más que como crecimiento de la riqueza- como crecimiento de la capacidad de autosustentar oportunidades de producción de empleos, de calidad de vida.

 

No se puede desconectar la dimensión económica de la dimensión cultural, política y social. En Latinoamérica, y luego de ensayar modelos, recetas y proyectos que no han dado resultado, es imposible pensar en desarrollo separando esas distintas dimensiones.

 

La idea de desarrollo local simplista que lo define como desarrollo económico (a través del Producto Bruto Interno, exportación, etcétera) se va modificando.

 

Debemos reconocer en la definición de desarrollo local un planteo integral que involucre a los diferentes actores de la sociedad en el diseño, la ejecución y en la recepción de los resultados.

 

-Cuando los actores políticos se refieren a desarrollo local no lo hacen en el sentido que usted lo plantea.

 

-En general los actores políticos hacen referencia a propuestas de desarrollo local a partir de la propuesta de desarrollo global ligada al crecimiento económico cuyos indicadores son los niveles de exportaciones...

 

-O los niveles de consumo.

 

-Sí, pero debemos considerar que en países como el nuestro el promedio puede resultar alto porque existe un sector social minoritario que tiene un gran nivel de consumo, pero las grandes mayorías no.

 

-¿Cuál sería la primera particularidad a considerar para ejecutar procesos de desarrollo local?

 

-Determinar espacios donde exista mayor capacidad de interacción entre los actores y por lo tanto mayores posibilidades de encontrar caminos comunes que no significa caminos de consenso.

 

-En general cuando se habla de caminos comunes se habla de consensos.

 

-Sí y se supone una suerte de consenso hasta con características románticas. En realidad los actores sociales son portadores de intereses antagónicos. No hay que buscar consensos que por ser tan por lo alto se vuelven irrelevantes. Se debe partir de los disensos; reconocer las diferencias y a partir de ellos encontrar los espacios para el trabajo en común.

 

-¿Qué es lo que hace al espacio local proclive a explorar espacios comunes entre actores con intereses diferentes?

 

-Su cercanía natural. El espacio geográfico acotado contribuye a su mejor gobernabilidad aunque entraña limitaciones y es por esto que el desarrollo local actualmente se proyecta en procesos de desarrollos regionales.

 

El tamaño y la identidad favorecen los espacios de coordinación y articulación. Una de las condiciones necesarias es que existan organizaciones en la sociedad con disposición, ánimo, historia y capacidad. Organizaciones con historias que les proporcione credibilidad, donde se reconozca la pluralidad y no se ejerzan formas piramidales de funcionamiento en las que el que está arriba no sabe lo que pasa abajo.

 

-Usted se ha referido a la importancia de involucrar en estos procesos a actores públicos y privados.

 

-Sí. La interacción entre actores públicos y privados es fundamental. En Uruguay, y especialmente en algunos departamentos, lo público pesa mucho a través de los municipios que constituyen el nivel del Estado más cercano a las necesidades de la gente.

 

Los municipios trabajan con servicios que hacen a lo cotidiano, a la mejora de las condiciones de vida de lo habitantes. Es muy difícil lograr desarrollo local por fuera del municipio.

 

Pero también hay que destacar -y esto es importante- que no existe un modelo de desarrollo único. Lo que puede ser desarrollo para un departamento como Paysandú puede no serlo para Rivera. Hay que aceptar y considerar el peso de las características propias de cada departamento.

 

-¿Se puede pensar en desarrollo local sin una planificación centralizada como país?

 

-Sí. Las planificaciones centralizadas en general han fracasado porque se trazan atendiendo promedios nacionales y en la práctica no se adecuan a las distintas realidades locales.

 

Las planificaciones centrales no están pensadas para lo local. En la práctica, el desarrollo local busca particularidades, singularidades, no para crear islas sino para que a grandes lineamientos de desarrollo se responda de determinada manera. Por ejemplo si se dice país productivo esto significa cosas diferentes entre un departamento y otro.

 

-La dependencia del ciudadano al Estado benefactor que caracterizó a nuestro país ¿puede configurar un elemento negativo para el desarrollo local?

 

-La historia con un Estado benefactor como en Uruguay o México plantea dificultades para crear responsabilidad ciudadana alrededor de las políticas de desarrollo y la ciudadanía ante ellas se repliega y las critica. Este es un dato negativo que hay que aprender a superar. Pero también hay que considerar que ningún país se desarrolla con un Estado mínimo. El desarrollo local supone contar con el papel regulador del Estado en las organizaciones de la sociedad civil, pero especialmente debe regular a las organizaciones de carácter económico.

 

En nuestro país existe una tradición de relación con el Estado que hasta ahora se montó sobre la demanda, la reivindicación y sobre el sistema clientelar.

 

Pero también hay fortalezas como ser una población con un buen nivel educativo -aunque esté descendiendo- y con capacidad de elaborar propuestas que no ha sido últimamente utilizada. En términos generales desde la dictadura (1973-85) para acá ha habido incapacidad para generar propuestas.

 

-Este 23 y 24 de abril se realizará un foro sobre desarrollo local en Paysandú -ubicado en el litoral oeste del país- ¿cuáles son las fortalezas y debilidades principales para el desarrollo local en ese departamento?

 

-Paysandú tiene algunas características del viejo Uruguay como ser una sociedad bastante integrada en la que existen formas de organización con historias de larga data. Otra fortaleza es su identidad histórico emocional. La gesta de Leandro Gómez, su resistencia al invasor en 1864-65 constituye una historia de identidad propia. Y, el pasado auge agroindustrial en el que Paysandú se vivió a si mismo con un grado de desarrollo interesante integrando diferentes actividades, configura una antecedente positivo.

 

Pero ahora el escenario es un país destruido en su infraestructura económica y la crisis se hace evidente al desmoronarse las industrias que concentraban la mayor cantidad de puestos de trabajo ya que el sector agropecuario no ha sido un gran generador de fuentes de trabajo.

 

El mayor riesgo en Paysandú -como en todo el Uruguay y en mayor o menor medida- es el procesamiento de fragmentaciones sociales, de exclusión.

 

El desarrollo local se apoya en la capacidad de movilización, de generación de propuestas y de acción calificada de los actores locales. En el exterior se dice que el Uruguay montó su mejor etapa sobre hospitales y escuelas y se lo dice con mucha envidia.

 

Uruguay contó con una escuela pública en la que hasta hace unos años convivía el hijo del doctor con el hijo del obrero, por decirlo de una manera gráfica. Una escuela pública que formó una población muy educada lo cual para el desarrollo es fundamental.

 

-¿Sólo basta con lo aprendido en la escuela?

 

-No. Se debe capacitar para trabajar específicamente en desarrollo local lo cual implica capacidad para el diagnóstico, capacidad para manejar datos demográficos y económicos, para evaluar viabilidades. No con el objetivo de convertirnos en técnicos, pero sí para que se pueda conversar con los técnicos, para que se participe del saber técnico, para que podamos debatir las propuestas técnicas. Otra cosa es el nivel de capacidad básica de la población: sus niveles de acceso a la información lo cual supone haber tendido acceso a la educación.

 

-En la ciudad de Paysandú, de unos setenta mil habitantes, se vive un proceso agudo de marginalización social. Se estima que unas diez mil personas viven en condiciones de pobreza en los alrededores de la ciudad.

 

-Es una carrera contra el tiempo. Estamos reproduciendo en los niños la pobreza, el hambre y la deseducación.

 

En Paysandú me parece que acecha otra amenaza. Si bien existe una propuesta de cierta coordinación de actores si no se aclara para qué, en que campos y con que objetivos puede convertirse en una instancia ritual, formal. Creo que hay que lograr tres o cuatro ideas de desarrollo que pasen por las zonas más sensibles y por la viabilidad. No puedo tener, por ejemplo, un programa de huertas si no genero de inmediato aportes tecnológicos y aseguro mercados. Y esto se puede lograr -por ejemplo- convocando al hospital público o a comedores de la escuela pública para que consuman productos locales. Hay que potenciar los recursos internos y no me refiero solo a las posibles riquezas naturales, pueden ser recursos culturales. Todos podemos ser mejores de lo que somos si explotamos nuestras potencialidades.

 

-Brevemente ¿podría citar otros aspectos necesarios para el desarrollo local?

 

-Buscar la integración de actores y sectores en un sistema de redes que intercambien información y que intervengan favoreciendo la relación producto-insumo.

 

No existe desarrollo sin políticas dirigidas a la generación de empleos. Y eso hay que estudiarlo seriamente pero no largamente.

 

Crear capacidad de relación con organizaciones nacionales que aporten nuevas miradas.

 

Información para todos los actores; pensar a mediano y largo plazo; vincular procesos locales y globales con un enfoque integral y dinámico. Evitar diagnósticos que nos lleven dos años y que cuando están concluidos ya no sirven. Hay que generar rápidos diagnósticos para comenzar a trabajar.

 

En última instancia el desarrollo es una política pública que hoy es también social. Pero no se debe pretender sustituir la función pública ni la iniciativa privada económica que va donde las cosas funcionan. El desarrollo local tiene una ley de oro: darle valor agregado a los productos locales. La generación de empleo está asociada a la incorporación de valor a lo producido.

 

-¿Cuál es su opinión en cuanto a la creación de agencias de desarrollo con el fin de obtener recursos económicos para financiar los proyectos?

 

-Los distintos actores no deberían estar en una agencia de desarrollo sino en las propias organizaciones sociales, económicas. Es negativo crear agencias de desarrollo con agentes separados del resto de la sociedad.

 

-Ante la crisis parece haber caos y confusión en nuestra sociedad.

 

-Puede ser. Y se debe al susto por lo perdido y a la nostalgia por el pasado y a no estar claro a donde vamos.

 

 

Carlos Caillabet

© Rel-UITA

20 de abril de 2004

 

 

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