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El
“cheque en blanco”
para
el uso del arma nuclear |
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El año 2005, 60 Aniversario de Hiroshima y Nagasaki,
pretendía ser un punto de inflexión en el largo camino del
desarme nuclear. Lejos de estas expectativas, el balance con
que se concluye el año es alarmante: una nueva doctrina
nuclear americana, cuyo borrador ha sido publicado por error
en una pagina Web del Pentágono, abre la puerta a nuevos
escenarios y muchas más posibilidades de usar el arma
nuclear que, incluso, durante la Guerra Fría
El 2005 se presentaba como el
“año para avanzar en el desarme nuclear”. Con la memoria de
Hiroshima y Nagasaki como telón de fondo, después de 60 años
del lanzamiento de la bomba nuclear, se esperaba reforzar el
Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en su revisión
quinquenal. Lejos de estas expectativas el balance con que
se concluye el año es alarmante: una nueva doctrina nuclear
americana, cuyo borrador ha sido publicado por error en una
pagina Web del Pentágono, abre la puerta a nuevos escenarios
y muchas más posibilidades de usar el arma nuclear que,
incluso, durante la Guerra Fría.
El TNP es el principal instrumento internacional para el
desarme nuclear. En su anterior revisión, realizada en el
2000, se acordaron 13 pasos que permitirían a las potencias
nucleares avanzar progresiva y sistemáticamente hacia la
eliminación de su arsenal. En la 7ª Conferencia de Revisión
del Tratado celebrada este año, se esperaba conseguir
progresos tangibles a través del refuerzo de esos trece
pasos y el mismo George W. Bush había anunciado la clara
determinación de la administración republicana para reducir
el arsenal nuclear americano.
Los resultados tangibles existen, pero van en la dirección
contraria: la Doctrina para Operaciones Nucleares Conjuntas,
la nueva propuesta del Estado Mayor Conjunto, que aumenta
ostensiblemente el abanico de situaciones en las que se
prevé el uso del arma nuclear y autoriza al presidente de
los Estados Unidos a decretar un ataque nuclear, con la
única premisa de que el presidente “perciba” un peligro por
el que se deba actuar de forma preventiva.
“Doctrina para Operaciones
Nucleares Conjuntas”
Fue por error, el pasado septiembre, cuando un servidor de
uso público perteneciente al Pentágono desclasificaba el
borrador de la nueva doctrina, causando la incredulidad de
la jerarquía militar americana: “No es el tipo de documento
que debería navegar en Internet”, admitía el portavoz del
Pentágono, Lawrence DiRita, pues se trata de material
clasificado que contiene “información susceptible de poner
en peligro la seguridad nacional americana”.
Lo que estaría poniendo en peligro la seguridad americana es
una información relativa a las “detonaciones nucleares a
gran altitud”, que evidencia el talón de Aquiles de la
máxima potencia mundial y expone a una vulnerabilidad
crítica todo el sistema militar americano. Sin embargo, Hans
M. Kristensen, un reconocido experto en armas nucleares,
desvela que se trata de algo muy documentado y conocido
dentro y fuera del Pentágono, por lo que duda que fuera la
única razón para quitar el documento de la red pocas horas
después. Lo que es impensable en documentos de carácter
oficial, es que aparezcan los comentarios que se “colaron”
en el borrador, que dejan ver las luchas internas entre los
distintos mandos militares y una falta de acuerdo sobre la
doctrina, que aún podría ser modificada por el secretario de
Defensa, Donald Rumsfeld.
Comentarios que reflejan discusiones sobre las cuestiones
más controvertidas como quién debería estar autorizado para
desencadenar una guerra nuclear de forma preventiva, si se
debería avisar o no a las tropas aliadas antes de llevar a
cabo el ataque o sobre la legalidad de usar armas nucleares
para atacar infraestructuras que inevitablemente comportaría
el asesinato masivo de civiles. Pero lo más grave es que
incluso algunos militares manifiestan serias dudas sobre el
hecho de que las amenazas que se han utilizado para
justificar esta nueva doctrina actualmente ya existen.
Acciones preventivas contra las
armas de destrucción masiva
La principal causa y motor de las operaciones nucleares,
según la Doctrina, es la proliferación, la guerra contra las
armas de destrucción masiva, que se basa en la suposición
que “futuros adversarios podrían concluir que, al no poder
vencer el potencial militar americano en una guerra, la
única vía posible son las armas de destrucción masiva”. Más
aún, “para maximizar la capacidad de disuasión, es esencial
que las fuerzas americanas se preparen para usar armas
nucleares efectivamente y que sean determinantes a la hora
de emplear el nuclear para prevenir las armas de destrucción
masiva”.
Es decir, la estrategia disuasiva, que durante la Guerra
Fría había justificado el desarrollo y la posesión del arma
nuclear, da paso a la estrategia preventiva. El cambio es
substancial: antes la posesión de un arsenal nuclear servía
para disuadir al adversario, ahora sólo el uso efectivo y
real de armas nucleares sirve para prevenir.
¿Qué es lo que se debe prevenir? En el documento se enumeran
las distintas situaciones en las que se prevé el uso de
armas nucleares, pero sólo las tres primeras, contra un
adversario que tenga intención de usar armas de destrucción
masiva; ante un posible ataque con armas biológicas que sólo
los efectos de las armas nucleares puedan destruir con
seguridad y contra instalaciones en las que se pudieran
estar desarrollando armas químicas o biológicas, son de
naturaleza preventiva. Mientras, los restantes escenarios
enumerados, es decir, contra objetivos capaces de resistir
un ataque no nuclear, para poner fin a una guerra de forma
rápida y segura o para asegurar el éxito de las operaciones
americanas, nada tienen que ver con la prevención. Es decir,
prácticamente “todo” justifica un ataque.
Otro aspecto novedoso lo constituye la incorporación de una
extensa lista de armas nucleares bajo la categoría de
“Directivas Presidenciales sobre Seguridad Nacional”, que
dan vía libre al presidente americano para utilizarlas sin
necesidad de una aprobación del Congreso de los Estados
Unidos.
Con la Doctrina para Operaciones Nucleares Conjuntas el uso
de armas nucleares ha pasado a ser el instrumento más a mano
para lanzar al mundo un claro mensaje: Estados Unidos,
llegado el caso, utilizará su arsenal nuclear sin dudarlo.
Carmen Lloveres
Agencia de Información Solidaria
15 de noviembre de 2005
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