El "sueño americano" no es tal
para millones de personas que
viven en Estados Unidos. La
pobreza extrema crece a diario
en un país que dedica una
creciente parte de su PIB a la
industria de guerra y se
despreocupa de su propia gente.
Según artículo publicado por la
empresa periodística
McClatchy el pasado 23 de
febrero,
16 millones de
estadounidenses viven por debajo
del umbral de la pobreza.
En el año 2005 se consideraba en
pobreza "aguda" a las familias
de cuatro personas con un
ingreso anual inferior a 9.903
dólares, así como a los
individuos que ganan menos de
5.080 al año.
El texto se basa en datos
oficiales del censo y fue
elaborado por los analistas de
McClatchy, que
determinaron que
"el número de
pobres 'en extremo' aumentó un
26 por ciento entre 2000 y 2005.
Esto es, un 56 por ciento más
aceleradamente que el
crecimiento de pobres en general
en el mismo período". Estos
porcentajes se refieren tanto a
la población urbana como a la
rural. El informe también
comenta que existe "una
inusual expansión económica" en
Estados Unidos, lo cual quiere
decir que la economía está muy
bien, pero el salario de los
trabajadores no ha aumentado.
Es más: dichos ingresos han
disminuido constantemente
durante cinco años seguidos. De
hecho,
el 43 por ciento
de los 37 millones de pobres
pasaron a un escalón más bajo
aún: el de la pobreza extrema.
Algo que puede parecer
incomprensible en Estados
Unidos, el país "de las
oportunidades".
En el año 2001, EEUU
entró en una recesión económica
que fue controlada parcialmente
gracias al apoyo federal a la
industria de la construcción e
hipotecaria por medio de la
reducción de intereses. "En
el campo ganaba entre 12.000 y
14.000 dólares al año, pero en
la construcción mis ingresos se
duplicaron", afirma
Adrián López, inmigrante
mexicano residente en Madera
(California). Como él, miles
dejaron de recoger cosechas para
trabajar en la construcción de
viviendas.
López tiene cuatro hijos y
actualmente, debido a la
desaceleración de la industria
de la vivienda, se encuentra
desempleado.
Los trabajadores
agrícolas no están mucho mejor.
La mayoría carece de permiso de
trabajo, lo que les impide
recibir desempleo y otros
beneficios oficiales. Este
círculo vicioso -de gran
beneficio para la
multimillonaria economía
agrícola- genera una población
vulnerable y susceptible de
pasar a niveles de pobreza
"extrema".
Es interesante destacar que el
material de McClatchy
resalta que las víctimas de
pobreza extrema no son solamente
inmigrantes o miembros de
minorías étnicas: 10,3 por
ciento son blancos; 4,3 por
ciento, negros; 3,7
latinoamericanos [sic] y 0,7,
asiáticos. Los autores del
estudio expresan sorpresa por el
crecimiento de la pobreza
extrema, especialmente desde el
año 2000.
¿Por qué "sorpresa"? Basta con
ver lo que sucedió ese año: la
llegada del señor George W.
Bush a la presidencia de
Estados Unidos. El Partido
Republicano obtuvo la mayoría en
el Congreso y Bush, como
cabía esperar, implementó un
programa que incluye: reducción
de impuestos (que
proporcionalmente beneficia más
a las empresas), aumento del
presupuesto de guerra y militar,
reducción del dinero público
destinado a educación y
servicios sociales -incluida la
asistencia médica a jubilados-,
etc.
La "guerra contra el terrorismo"
es la excusa para lograr la
aceptación ciudadana a un
proyecto que ya empieza a ser
cuestionado, especialmente a la
luz del fracaso militar en
Irak.
El presupuesto de Bush
para el 2008 incluye más
reducciones para educación y
salud pública. El presupuesto de
Defensa del 2006 fue de 413.300
millones de dólares, un 5 por
ciento más que en el 2005; y
eso, ¡sin incluir los gastos
para Irak y Afganistán!
Este año, Bush ha pedido
70.000 millones para la
"reconstrucción" de dicho
Irak, dinero que en realidad
va dirigido a ciertas
corporaciones y operaciones
militares. Y eso no es todo: se
pedirán otros 100.000 millones
adicionales para el mismo fin.
El presupuesto requerido para el
2008 incluye cifras similares,
por lo que muchos críticos y
analistas consideran que Bush
pretende hacer permanente la
economía de guerra. Esto
significa que el porcentaje
destinado a salud, educación,
programas y servicios sociales
continuará disminuyendo; y por
lo tanto, caerán más familias al
nivel de la pobreza extrema.
El juego político orientado a
las elecciones presidenciales
del 2008 limita el margen de
acción, sobre todo porque la
oposición demócrata forma parte
de dicho juego. Se habló mucho
sobre el "mensaje" de las
elecciones del pasado mes de
noviembre del 2006 (rechazo a la
guerra de Irak y al presupuesto
de guerra), pero se ha hecho
poco.
La política económica y social
de Bush es la del
militarismo y la de desviar un
mayor porcentaje del dinero
público a las empresas privadas,
disminuyendo la asistencia
pública y programas afines,
desprotegiendo a millones de
familias. Bush no se anda
con vueltas ni lamenta la
miseria.
Así es como se
acumulan las grandes fortunas. Y
las grandes miserias.
En Fresno,
Eduardo Stanley
C onvenio
La Insignia /
Rel-UITA
1 de
marzo de 2007 |
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