Durante las masivas moviliza-ciones de
los inmigrantes a principios de este
año, se pudieron observar carteles que
decían "hoy marchamos, mañana votamos".
Muchas de las organizaciones que
convocaron estas movilizaciones
prometieron registrar un millón de
hispanos para las elecciones del 7 de
noviembre pasado. Pero la meta no se
logró.
"En California se registraron unos
150.000 votantes latinos, a pesar del
poco tiempo disponible y los pocos
recursos de las organizaciones", dijo
Gabriel Lerner, editor de
asignaciones del reconocido periódico en
español La Opinión, de Los
Ángeles. Y agregó que las elecciones que
más despiertan interés son las
presidenciales, no las de medio término
como las celebradas el pasado 7 de
noviembre (donde se renueva la Cámara de
Diputados, la mitad del Senado, algunas
gobernaturas y puestos locales), de
manera que considera "buena" la
participación hispana.
Según la Asociación de Funcionarios
Electos (NALEO), este año votaron 5,6
millones de latinos en todo el país,
comparado con los 4,7 millones que lo
hicieron en las elecciones de medio
término de 2002. En las elecciones
presidenciales de 2004, sufragaron 7,6
millones de hispanos. "El gran
cambio se verá en las presidenciales de
2008", aseguró Lerner.
Según las encuestas, los hispanos se
inclinaron por los Demócratas (69 por
ciento) debido al apoyo republicano a
leyes represivas de inmigración. "El
tema migratorio motivó a los latinos a
votar, se sintieron amenazados por
propuestas como la HR 4437", comentó
Lerner refieriéndose a la propuesta de
carácter represivo y que no contempla
una regularización migratoria hecha por
el epublicano James Sensenbrenner
y aprobada por los diputados en
diciembre de 2005.
Como ya es sabido, los republicanos del
presidente Bush perdieron la
mayoría que tenían en el Congreso desde
1994 y varias gobernaturas. Según las
encuestas, Irak fue el tema que
más movilizó a los votantes en general.
Pero las dudas respecto al
comportamiento electoral latino
persisten. Lerner considera "una
incógnita" este comportamiento,
particularmente la apatía demostrada
durante décadas.
El voto
latinoamericano
todavía no es
suficientemente
decisivo como para
presionar a los
demócratas para que
presenten una
propuesta de ley
migratoria amplia y
generosa, o al menos
así lo sienten
ellos. No obstante,
la mayoría de estos
demócratas que se
beneficiaron del
rechazo hispano a
los republicanos
anti-inmigrantes, es
socialmente
conservadora.
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"Mucha gente que conozco se siente
desilusionada y cree que su voto será
descartado", dijo María Rosales,
de Strathmore, quien votó el pasado 7 de
noviembre. "Quiero que haya una amnistía
amplia, me ilusiona que se ayude a
quienes no tienen sus documentos en
regla; uno ya pasó por eso". Rosales,
nacida en Ciudad de México, se
naturalizó en 1997.
Esta posible indiferencia electoral de
los inmigrantes podría tener varias
causas, siendo una de ellas su
permanente actitud defensiva ante los
ataques de la sociedad. Algo que podría
estar cambiando, explica Roberto
Lovato. "Los ataques contra los
inmigrantes han aumentado, pero también
creció el sentimiento de defensa".
Lovato, de origen salvadoreño, fue
activista durante los 90, cuando en
California se presentó a los electores
la Proposición 187, que le negaría
servicios y derechos a los
indocumentados.
La 187 estuvo apoyada abiertamente por
el entonces gobernador republicano, Pete
Wilson, quien finalmente obtuvo su
reelección e inauguró un largo período
de retórica anti-inmigrante y de
propuestas similares en varios estados y
ciudades de Estados Unidos.
Entonces, los estudiantes hispanos de
Los Ángeles tomaron las calles durante
varios días. "Existe una generación de
la 187, de jóvenes que se iniciaron como
activistas durante esas marchas", afirma
Lovato, y agrega que esas
manifestaciones fueron un antecedente de
lo ocurrido este año. "Esos jóvenes se
rebelaron, dijeron: ¡ya basta!, y lo
mismo está pasando ahora".
Además, dice, muchos jóvenes inmigrantes
latinoamericanos aportaron sus
experiencias de lucha, al igual que
muchos activistas méxicoestadounidenses.
Lovato piensa que esta amalgama se
repitió y se amplió en las marchas de
este año, sumado al aporte de otras
comunidades étnicas como la asiática, la
árabe y la afroamericana. Afirma que
existe una conexión entre estas
movilizaciones y la ola de tendencias
democratizadoras de América Latina. Y
agrega que los hispanos están
actualmente en una etapa ofensiva.
"Debemos presionar al Congreso para
lograr una reforma migratoria amplia que
incluya la regularización", insiste
Lovato, aunque reconoce que no sucederá
de inmediato. A pesar de lo que se dice,
el pasado 7 de noviembre hubo un claro
mensaje al gobierno; ninguno de los dos
partidos políticos quiere ahora dar un
paso en falso ya que la carrera hacia la
Casa Blanca parece haberse iniciado.
Aunque decenas de artículos editoriales
coinciden en señalar que aumentó el
caudal de votantes hispanos y que éstos
estuvieron motivados por la cuestión
migratoria, esta comunidad todavía no es
tan grande como para decidir una
elección presidencial. Es decir, el voto
latinoamericano todavía no es
suficientemente decisivo como para
presionar a los demócratas para que
presenten una propuesta de ley
migratoria amplia y generosa, o al menos
así lo sienten ellos. No obstante, la
mayoría de estos demócratas que se
beneficiaron del rechazo hispano a los
republicanos anti-inmigrantes, es
socialmente conservadora.
"Nadie nos va a venir a salvar,
dependemos de nosotros mismos", dijo
Lovato enfáticamente en referencia a la
necesidad de seguir presionando a los
políticos. María Rosales
coincide. "Aparte de votar debemos
participar, hacernos escuchar, formar
parte de comités, ir a las marchas...".
Sin duda, en las últimas elecciones hubo
un cambio. De acuerdo a la cadena de
television CNN, el voto de las
llamadas minorías étnicas fue para los
demócratas y significa un mensaje de
cambio en el rumbo del país.
Varios analistas han expresado que la
retórica electoral anti-inmigrante fue
también una cortina de humo para alejar
la atención del público del tema más
negativo para el gobierno: Irak.
De todas maneras, la mayoría de los
candidatos republicanos que usaron el
discurso anti-inmigrante como arma
electoral, fue derrotada. Y esto, dicen
muchos activistas hispanos, es más que
motivador.
Eduardo Stanley
C onvenio
La Insignia /
Rel-UITA
21 de noviembre de
2006 |
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Fotografías de Tudor
Stanley
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