Bosques de chocolate para Brasil

El chocolate podría salvar los bosques más amenazados de Brasil. Así lo afirma un estudio publicado por World Watch Institute. Sus autores comprobaron que el cacao, el ingrediente más importante del chocolate, podría ser cultivado de forma que restableciera las partes más dañadas del Bosque Atlántico

El cultivo del cacao es adecuado para el bosque de Brasil por dos razones. La primera de ellas es que en el bosque tropical abundan las especies de gran altura y el cacao crece muy bien a la sombra, la necesita. La segunda razón radica en su potencial de conservación. No es necesario eliminar otras especies ya existentes para cultivar el cacao, de forma que no hay que prescindir de los recursos naturales que aun quedan en estos bosques.

El Bosque Atlántico ocupa la mayor parte de la costa de Brasil y constituye el 13% del territorio nacional. En él se han llegado a encontrar 476 especies distintas de árboles en una sola hectárea. El mayor nivel de diversidad que se puede encontrar en el mundo. Sólo queda el 7% del ecosistema en su estado original.

Brasil produce en la actualidad el 6% de la producción mundial de cacao. En 1983, producía el 24%, por detrás de Costa de Marfil. Cerca del 80% de esa producción se cosecha en la región de Bahía, en la zona norte del Bosque Atlántico. La mayor parte del cacao se cultiva mediante un sistema agrícola conocido como Cabruca: en la superficie del bosque, a la sombra de las especies más altas, se plantan los pequeños árboles de cacao que luego puedan soportar el peso de los frutos. Este sistema se ha utilizado en otros países, pero Brasil tiene el mayor "bosque de chocolate" del mundo.

Pero este tipo de bosque también se está degradando. Las ayudas no son suficientes como para reemplazar los árboles más altos que mueren. En los años noventa, una epidemia en las plantaciones de cacao se sumó a la bajada de los precios en el mercado internacional. Los dueños de las tierras tuvieron que cambiar el cultivo del cacao por otro más rentable. La crisis se saldó con 90.000 personas que perdieron su empleo. Y su medio de vida.

Ahora que los precios se han recuperado y se han encontrado medios para combatir las epidemias, los autores del estudio recomiendan volver a las plantaciones de cacao, al sistema Cabruca, y adaptarlo a las condiciones actuales. Quieren que la recuperación del bosque esté por encima del negocio, de la producción masiva. El cultivo de cacao junto a otras especies supone un ritmo más lento y beneficios a largo plazo. Pero no quieren caer en las pautas que impone el mercado mundial.

El negocio del chocolate genera 60.000 millones de dólares al año. El 80% del mercado lo controlan seis empresas multinacionales. Estos beneficios no contemplan si se agotaron los recursos de las tierras o si se redujeron las posibilidades de empleo en la zona. El ritmo del mercado internacional hace que sea muy difícil poner por delante las necesidades de un ecosistema.

Las aspiraciones sociales del estudio consisten en crear una economía rural más fuerte. El cultivo de cacao generaría empleo en un ámbito local y contribuiría al desarrollo de otras formas de comercio ecológico, como el ecoturismo, además de luchar contra la deforestación. Brasil podría empezar así a orientar el consumo de chocolate hacia la recuperación de su Bosque Atlántico.

 

Cristina Fernández Pereda

CCS

4 de mayo de 2004

 

 

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