Para Estados
Unidos, los trabajadores mexicanos sólo iban a poner sus
brazos, ya que el tratado especificaba que los hombres
vendrían solos y después de tres meses regresarían a México.
Si al año siguiente deseaban volver, deberían solicitarlo
nuevamente. Como garantía de que no se quedarían en Estados
Unidos, el tratado establecía que se les retendría el 10% de
sus sueldos, porcentaje que les sería entregado en México
unos meses después de regresar. Pero después de 60 años, el
dinero no aparece.
"Fui de los
primeros que llegó a Stockton, California, en septiembre de
1942. Éramos unos 1,500 trabajadores", dice Rodrigo
Izquierdo de 88 años y oriundo de Ciudad de México. "Salí en
el segundo tren rumbo al norte, todavía me acuerdo de las
banderas estadounidense y mexicana al frente del convoy". El
romanticismo se acababa al llegar a la frontera, donde los
trabajadores mexicanos eran rociados con DDT y revisados
atentamente. Luego, según la demanda, eran enviados a
diferentes estados donde laboraban principalmente en la
agricultura.
Se calcula que unos
cinco millones de braceros participaron del proyecto que
culminó en 1964. También se estima que la deuda sumaría más
de 500 millones de dólares. Pero, ¿dónde está ese dinero? El
banco Wells Fargo asegura que cumplió su parte remitiendo el
dinero a México aunque se niega a producir pruebas. El
gobierno mexicano dice que no sabe nada. Después de años de
olvido premeditado, activistas a ambos lados de la frontera
comenzaron a reflotar el tema de los braceros y la deuda
multimillonaria.
"Braceroproa" es la
organización binacional que lidera desde hace seis años los
esfuerzos de recuperar el dinero para los ex braceros y sus
descendientes. Y también algo más. "Hemos logrado
reconocimiento para estos trabajadores, recuperamos parte de
una historia que muchos querían se mantuviera en silencio",
dice Luis Magaña, activista de la ciudad de Modesto. "No
existe voluntad política de resolver el problema, los
gobernantes tienen sus propios intereses."
Esta recuperación
de la memoria, de la dignidad de miles de trabajadores, hoy
ancianos, que contribuyeron a la grandeza económica de
Estados Unidos fue destacada por la mayoría de los oradores
durante el evento que reunió más de 600 personas llegadas de
varios estados de EEUU y de México.
Para Ventura
Gutiérrez, coordinador binacional de Braceroproa, las
negociaciones están dando frutos y una solución futura es
posible. "Esperamos que este año el Congreso de México
reconozca los derechos de los braceros y se les otorgue una
compensación -afirmó con cierto optimismo-. De lo contrario,
volveremos a protestar frente al rancho del presidente
Vicente Fox."
Durante su discurso
público, Gutiérrez destacó la memoria del líder
mexicoestadounidense Bert Corona (1918-2001), quien fue uno
de los primeros en promover la causa de los braceros,
mientras mencionó la negativa de César Chávez (1927-1993) y
su sindicato campesino, UFW, de hacer lo propio. También
dijo que confiaba en la cooperación entre los partidos
políticos mexicanos PRI y PRD para lograr avances en el
Congreso de México.
El diputado del
PRI, Alfonso Nava Díaz, expresó en su discurso público que
se comprometía a contribuir a una rápida resolución del
problema. Sin embargo, el dominio del PRI se extendió
durante 71 años, hasta el año 2000, sin que jamás demostrara
voluntad para esa resolución. "Equivocamos el rumbo,
perdimos mucho tiempo buscando los recursos, pero ahora esto
no es relevante y debemos buscar una solución", contestó
esquivamente a la prensa. Nava Díaz tampoco contestó con
precisión sobre el derecho de los mexicanos en el extranjero
para que puedan votar en las elecciones presidenciales del
2006.
Para Rodrigo
Izquierdo estas palabras son sólo eso, palabras. "El dinero
lo tienen en México", recuerda, y añade que le gustaría
hablar con el gobernador de California para que los ayude
presionando al gobierno azteca. "Ya pasó mucho tiempo. Soy
el único que queda de esa época en Stockton."