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Buenas expectativas económicas para Latinoamérica…¿y?

 

 

Los informes de 2003 indicaban que Latinoamérica volvía a crecer, pero manteniendo un elevadísimo índice de pobreza y desigualdad. En este final de 2004, el informe del Banco Mundial para Latinoamérica y el de la Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL) para el próximo año parecen excelentes. Según el BM, en 2005, Latinoamérica crecerá un 3,7% y según la CEPAL habrá crecimientos nacionales espectaculares, como los de Venezuela (18%), Argentina (8,2%) y Brasil (5,2%). Pero en otro lugar del informe, la CEPAL destaca que la superación de la pobreza en América Latina se estancó hace 7 años y en 2004 retrocedió. Y añade que en la distribución del ingreso, América Latina es la región con peores indicadores, agravado porque en algunos países se observa incluso una acentuación de la concentración del ingreso, que sin eufemismos significa que el beneficio económico del crecimiento va a parar a pocas manos.

 

Como ha escrito el analista económico Joaquín Estefanía, “¿cómo se trasladan las cifras macroeconómicas al bienestar económico de los ciudadanos? De nuevo se ve que no hay relación directa. El crecimiento económico es mucho mayor que el aumento del empleo o la disminución de la pobreza.” Por tanto, algo falla.

Las políticas económicas y de gobierno inspiradas en la teología neoliberal pueden asegurar (no siempre) buenos datos macroeconómicos, pero no mayor bienestar de las gentes, ni siquiera una vida digna, con decoro y sin sufrimiento de los ciudadanos, que eso es suprimir la pobreza. La pobreza continúa tozudamente, pese al crecimiento. Echemos un rápido vistazo.

 

Según el informe Hambre y desigualdad en los Países Andinos, padecen hambre el 27% de niños de Bolivia, el 26% de los de Ecuador y el 25% de los de Perú. El informe indica, además, que la situación ha empeorado en los últimos años. En Argentina, el 44% de población de los 28 grandes aglomerados urbanos todavía vive bajo el umbral de la pobreza, según la Encuesta permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística, aunque ha habido una ligera mejoría. En Perú, el 43% de la población es pobre; en Chile (discípula preferida del FMI) lo es el 23%; según la OIT, aumenta la precariedad e inseguridad laboral, pese al crecimiento económico del 5%. En México, la mitad de la población vive en la pobreza y hay 89.000 millonarios (sobre una población de casi cien millones de habitantes). En Centroamérica, la pobreza afecta desde el 18% de ciudadanos en Costa Rica (el país más estable) hasta el 60% de población en Honduras y Guatemala, pasando por un 46% de Nicaragua y el 43% de El Salvador. En Bolivia, con 9 millones de habitantes, cada año mueren 15.000 niños menores de cinco años por enfermedades curables, como diarreas, o por desnutrición; uno de cada cuatro niños bolivianos padece hambre. En Paraguay, el 36% de una población de seis millones de habitantes es pobre. En Brasil, hay 32 millones de pobres que no ganan un dólar diario y mueren 37 niños menores de 5 años por cada mil, en tanto que en Canadá, por ejemplo, sólo mueren 7...

 

¿De qué le sirve a Latinoamérica el crecimiento económico si persiste la pobreza? Pobreza, que no dificultad de consumismo o no poder tener objetos y atesorar cosas. La pobreza es una de las mayores indignidades a que se puede ver sometido el ser humano. Es dolor, sufrimiento, hambre, enfermedad y, finalmente, muerte.

 

Adivino la respuesta, que es la del ex presidente español Felipe González tras sus devaneos con el dogma neoliberal: Para repartir el pastel, primero hay que hacerlo crecer. Lo que ocurre es que casi nunca se reparte, tal vez porque los principios que mueven la economía y la política son otros que el de considerar a las personas en primer lugar. La economía crece y la desigualdad y la pobreza persisten, cuando no aumentan. Ahí está el caso de Brasil, que creció durante todo el siglo XX, pero es un país con volúmenes de pobreza (y desigualdad) insufribles.

 

Hay que cambiar el chip. En tanto datos, índices y crecimiento sean prioritarios, por encima de los intereses y la satisfacción de necesidades de la inmensa mayoría, los beneficiarios de los crecimientos económicos serán las minorías, aunque sean minorías incluso considerables. Pero minorías al fin.

 

Xavier Caño

CCS. España

27 de diciembre de 2004

 

 

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