Se sumarán a los 132 mil que ya están
desplegados. "Si aumentamos el apoyo,
nuestras tropas adelantarán el regreso",
aseguró. También pidió 6.800 millones de
dólares adicionales al presupuesto
A pesar del rechazo de los demócratas y
la opinión pública, el presidente
estadounidense, George W. Bush, anunció
anoche el envío de 21.500 efectivos
adicionales a Irak. Unos cuatro mil
marines se trasladarán a la provincia de
Anbar y 17.500 soldados, a Bagdad, como
parte de una ofensiva de seguridad. El
jefe de Estado, además, solicitó 6.800
millones de dólares complementarios para
mantener la ayuda al país árabe, que se
encuentra agobiado por la violencia.
Los 21.500 efectivos se sumarán a los
132.000 desplegados ahora en Irak, donde
murieron más de tres mil militares
estadounidenses desde la invasión en
marzo de 2003. "Si aumentamos nuestro
apoyo en este momento crucial y ayudamos
a los iraquíes a romper el círculo de
violencia, podemos acelerar el regreso
de nuestras tropas a casa", sostuvo Bush
en su discurso. "Retroceder ahora
provocaría la caída del gobierno iraquí.
Un escenario de este tipo significaría
que nuestras tropas deberían quedarse
aún más en Irak y enfrentarse a un
enemigo que será letal", agregó el
presidente.
De los 6.800 millones de dólares
adicionales, 5.600 irán al aumento de
tropas y los restantes 1.200 financiarán
los programas de reestructuración y
empleo en Irak. Se calcula que 2007 será
el año más costoso en el aspecto
económico de los casi cuatro que lleva
la guerra, ya que el presupuesto
alcanzaría los 100.000 millones de
dólares.
El nuevo plan presentado por Bush
también prevé que las autoridades
iraquíes tomen más responsabilidad en el
control de la seguridad del país, por lo
que el gobierno del primer ministro Nuri
al Maliki desplegará tropas adicionales
en Bagdad. Su principal objetivo será
neutralizar a las milicias chiitas
leales del clérigo Moqtada al-Sadr. La
intención es que Irak se haga cargo de
su seguridad en noviembre próximo. "El
compromiso de Estados Unidos no es
eterno", alertó Bush.
Con estas medidas, el Presidente desoyó
las recomendaciones de la comisión
independiente dirigida por el ex
secretario de Estado James Baker, que un
mes atrás había instado a cambiar la
estrategia en Irak, mediante un retiro
de tropas a más tardar en 2008 y una
reanudación del diálogo directo con Irán
y Siria. En ese sentido, la nueva
estrategia sí prevé que los soldados
intensifiquen su lucha contra contra los
infiltrados iraníes y sirios que operan
en Irak.
El anuncio de Bush encendió el malestar
de los demócratas. La presidenta de la
Cámara de Representantes, Nancy Pelosi,
afirmó que propondrá someter a votación
el aumento de tropas para Irak, y el
senador presentó anteayer un proyecto
que impediría la asignación de nuevos
fondos para aumentar el contingente
militar.