El presidente George W.
Bush en una rueda de prensa luego de un encuentro con víctimas de robo
de identidad en el salón Roosevelt de la Casa Blanca, ayer. Lo acompaña,
a su izquierda, el procurador general estadounidense, Alberto Gonzales
Foto Ap
Nueva York, 10 de mayo.
Los estadounidenses opinan que su país navega en dirección equivocada y
culpan cada vez más al capitán de esta aventura, incluidas las propias
bases del partido del presidente, según las encuestas más recientes.
Más de dos tercios de
estadounidenses -70 por ciento- opinan que el país está avanzando en
dirección equivocada, según la nueva encuesta de CBS News/The New York
Times. Es el mayor nivel de pesimismo registrado en más de dos décadas.
Casi dos tercios dicen que el país está en peores condiciones ahora que
cuando el presidente George W. Bush asumió el poder hace seis años.
Bush ahora registra su
peor índice de apoyo popular desde que llegó a la Casa Blanca, con sólo
31por ciento que aprueba su gestión. Eso lo empata con el punto más bajo
de la presidencia de su padre, cuatro meses antes de ser derrotado por
Bill Clinton en las elecciones presidenciales en 1992, y también es el
tercer nivel más bajo registrado por un presidente en 50 años, sólo
llegaron a puntos inferiores Richard Nixon y Jimmy Carter, reportó el
New York Times.
A seis meses de las
elecciones legislativas nacionales, las noticias no podrían ser peores
para los republicanos, quienes necesitan mantener su dominio de ambas
cámaras del Congreso en un clima político cada vez más adverso. La
encuesta registra que ahora 55 por ciento tiene una opinión favorable de
los demócratas, mientras que 57 por ciento tiene una impresión negativa
de los republicanos. Un 50 por ciento opina que los demócratas comparten
sus valores más que los republicanos, contra 37 por ciento que dice lo
contrario. La mayoría opina que los republicanos son más corruptos, en
términos financieros, que los demócratas.
La guerra en Irak, los
precios de gasolina y la migración fueron identificados como los temas
que más contribuyen al deterioro del apoyo popular al presidente y su
partido. Ahora dos tercios desaprueban la manera en que Bush ha manejado
la guerra; 56 por ciento considera que fue un error iniciar la acción
bélica contra Irak (un incremento de 6 puntos desde enero). Sólo 39 por
ciento cree ahora que ir a la guerra contra Irak fue la decisión
correcta, un desplome de 8 puntos desde enero.
El precio de gasolina
siempre es un tema particularmente volátil en el ámbito político
estadunidense, y con incrementos en el precio de combustible, la
conclusión general es que es culpa de los republicanos y su presidente.
Sólo 13 por ciento aprueba la manera en que Bush ha manejado el
incremento de precios. Por 57 por ciento a 11 por ciento los encuestados
señalan que confían más en los demócratas que en los republicanos para
buscar formas de reducir estos precios. Un 71 por ciento dice que las
empresas petroleras lucran con los precios y una mayoría señaló que
estas empresas son mucho más cercanas a los republicanos que a los
demócratas.
Pero tal vez lo más
alarmante para los republicanos es que esta encuesta confirma lo que fue
detectado primero hace unos días por otra encuesta de USA Today/Gallup:
el presidente está por primera vez empezando a perder la confianza de su
base más fiel. En la encuesta de CBS News, sólo 51 por ciento de los
conservadores y 69 por ciento de los republicanos en general aprueban el
manejo de la presidencia por Bush; ambos registran una baja sustancial
comparada con hace cuatro meses.
El Congreso controlado
por los republicanos también registra un nivel pésimo de aprobación: 23
por ciento.
El único consuelo para
los republicanos es que las estrellas del Partido Demócrata también
carecen de confianza pública. El senador John Kerry, candidato
presidencial en la pasada ronda, goza de 26 por ciento de aprobación; Al
Gore 28 por ciento y Hillary Clinton 34 por ciento.
Con una nube
aparentemente permanente de escándalos, corrupción, investigaciones
sobre maniobras posiblemente ilegales, acusaciones de fiestas de pókar y
prostitutas y un creciente coro de críticos formidables -en particular
ex generales y altos funcionarios de inteligencia-, el presidente, su
equipo y el liderazgo republicano en la legislatura parecen estar
empantanados en una crisis política. Su única salvación, por el momento,
es la ausencia de una oposición efectiva y atrevida.
Lo que sí es notable es
que muchas figuras prominentes de este equipo en el poder -el
vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el
estratega político de la Casa Blanca Kart Rove y otros- llegaron a los
altos circuitos de la política nacional con el presidente Richard Nixon.
Por el momento, pareciera que no aprendieron las lecciones de ese
desastre histórico.
Y como señala la
columnista Maureen Dowd del New York Times, a pesar de que Bush intentó
hacer todo lo posible para no caminar por la misma ruta de su padre,
ahora comparte justo el mismo nivel de apoyo al que cayó Bush padre:
el 31 por ciento. "La
presidencia de Bush ha llegado a ser sólo una aseveración de voluntad
vacía", concluye