El pasado 12 de octubre, mientras en
toda América Latina se conmemoraban 520 años de resistencia negra, indígena y
popular y se condenaba el bárbaro genocidio de las poblaciones de Abya Yala, la
Unión Europea (UE) recibía el Premio Nobel de la Paz, por haber contribuido, en
más de seis décadas, “al progreso de la paz y la
reconciliación, la
democracia y los derechos humanos”. En conversación con Sirel, Bertha Cáceres,
coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de
Honduras (COPINH), condenó esta cínica autopremiación.
-¿Cuál fue tu primera reacción al
enterarte del premio otorgado a la Unión Europea?
-Al comienzo pensábamos que era una
broma, pero al enterarnos de que era cierto nos invadió un sentimiento de fuerte
preocupación e indignación. No podemos concebir como se le puede dar, de manera
tan cínica, un premio de la paz a la UE, cuando, a lo largo de su
historia, ha estado invadiendo, colonizando, masacrando y saqueando a nuestros
pueblos.
Además, lo sigue haciendo a través
de los Tratados de Libre Comercio (TLC) y los Acuerdos de Asociación (AdA),
que reproducen las mismas dinámicas depredadoras y explotadoras de hace 520
años, criminalizando y reprimiendo a los movimientos sociales que rechazan estos
instrumentos de dominación y muerte, y militarizando nuestras tierras.
Estamos viendo como la UE
impulsa leyes que discriminan y criminalizan a los inmigrantes, y como, en el
marco de la OTAN, ataca, bombardea e invade a otros países, como en
Libia, Afganistán e Irak.
La UE sigue defendiendo sus
intereses y su modelo capitalista, privatizando, reduciendo al Estado a su
mínima expresión, reprimiendo brutalmente a sus mismos pueblos que no aceptan
esta situación.
-¿Cómo te explicas las
motivaciones expresadas por el jurado al otorgar el premio?
-Son conceptos ya ‘trillados’ que la
UE impulsa para limpiarse un poco la cara y posicionarse
internacionalmente. Detrás de esta autopremiación está todo el coloniaje, saqueo
y el despojo que hemos sufrido los pueblos.
-¿Cómo interpretas la decisión de
hacer coincidir el otorgamiento del Nobel de la Paz con la fecha histórica del
12 de octubre?
-Creo que no les importa, y lo peor
es que de verdad están convencidos de haber traído cultura, desarrollo y
civilización. A diario vemos como impulsan sus megaproyectos, sus políticas
comerciales y financieras que arrasan con los derechos de los trabajadores y
trabajadoras, con los derechos humanos y con el derecho de los pueblos a tener
una vida digna.
No necesitamos de un “desarrollo”
que significa robo, usurpación, exterminio de nuestras identidades, cultura,
biodiversidad, soberanía y autodeterminación. Todo esto nos indigna y es una
ofensa contra nuestro Continente.
-Un Premio Nobel de la Paz que ha
ido perdiendo significado…
-Ha perdido toda credibilidad. ¿Cómo
explicar al mundo el premio que se le otorgó al señor Obama, principal
impulsor de la remilitarización de nuestra región y de guerras en varias partes
del mundo? ¿Cómo explicar el premio a la Unión Europea,
responsable de genocidios y exterminios en el Sur del mundo? Todo esto es
ofensivo para nuestros pueblos y para los mismos pueblos europeos, que están
sufriendo las embestidas de la crisis provocada por el sistema capitalista
neoliberal.
-Son 520 años de resistencia y
lucha. ¿Cómo sigue este proceso?
-Es una lucha muy desigual. Han
pretendido desaparecernos, pero hemos desarrollado una capacidad enorme de
resistir de diversas maneras. Tenemos el deseo y la convicción de seguir
existiendo con toda nuestras formas de vida, cosmovisiones, sosteniendo nuestras
conceptualizaciones, nuestros territorios y autonomías, nuestra identidad.
Ahora debemos dar un paso más,
juntándonos con las muchas identidades y diversidades latinoamericanas. La clave
es juntarnos y tejer con audacia, con un proceso claro de posicionamiento
anticapitalista, antirracista, antipatriarcal, para desmontar la dominación.
-En este sentido, en Honduras, la
lucha contra las ‘ciudades modelos’ asume hoy un significado aún mayor.
-Es una de las barbaridades que
vuelven aún más absurdo el otorgamiento del premio Nobel a la UE. Las
Regiones Especiales de Desarrollo (RED) son un claro ejemplo de cómo el
capitalismo, en sus niveles más agresivos, es capaz de saquear lo último que
tenemos, aplastando nuestra soberanía.
No podemos tolerar, ni permitir que
más de 30 transnacionales quieran repartirse nuestro territorio nacional. Vamos
a prepararnos, movilizarnos y a dar batalla.
|