Colombia

           

Cumbre Social y Política
Con Raúl Arroyave Arango

Hacia un viraje inédito

en 200 años de historia

 

El pasado 22 de agosto culminó la Cumbre Social y Política en la cual participaron 1.030 delegadas y delegados de todo el país. A su término dialogamos con Raúl Arroyave, director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).

 

-¿Qué importancia tiene esta Cumbre?

-Las cumbres regionales más aún ésta en Bogotá lograron reunir a más de 20 mil dirigentes a nivel nacional. Muchas organizaciones no gubernamentales, sindicatos, y las tres centrales sindicales estuvieron presentes de manera activa y se observó un importante apoyo de las Universidades y de los Centros de Investigación.

 

Creo que es una cumbre exitosa porque recoge las más diversas expresiones de las fuerzas de oposición en Colombia al proyecto reeleccionista de Álvaro Uribe Vélez y al proyecto hegemónico intervencionista de Estados Unidos.

 

-¿Cuáles son los grandes desafíos de cara a una Colombia democrática y soberana?

 -Esta Cumbre debe hacer esfuerzos para que el proceso unitario entre las fuerzas de izquierda y democráticas en Colombia mejore, que se allanen los obstáculos que están en este momento dificultando la unidad y se pueda encontrar cuatro o cinco puntos en común que nos permitan partir en una misma dirección.

 

Creo que las conclusiones que se han sacado en las 14 Mesas de trabajo de la Cumbre, de alguna manera responden a este anhelo del pueblo colombiano; esperemos que ésto sea un paso adelante y sirva para que los proyectos políticos de izquierda y democráticos en Colombia se fortalezcan, y que realmente el pueblo colombiano tenga la esperanza de dar un viraje a un sistema histórico que en 200 años ha sido contrario a la mayoría de la población.

 

-Entre otros retos, la lucha por el Trabajo Decente en Colombia es esencial, y ello está a contravía de las Cooperativas de Trabajo Asociado…

-Por supuesto, no hay trabajo decente con cooperativas de trabajo asociado, la retórica del trabajo decente termina en eso, en pura retórica. El movimiento sindical debe llevar adelante una lucha para que el empleo sea formal, para que tenga garantías, para que el trabajo sea adecuadamente remunerado, para que haya seguridad social y aportes jubilatorios: un trabajo con derechos y garantías. Las Cooperativas de Trabajo Asociado son la negación total de eso.

 

En Colombia hay más de un millón de trabajadores bajo ese régimen. Las Cooperativas de Trabajo Asociado se han multiplicado como una especie de plaga en todo el país, el tema es tan aberrante que el propio gobierno tuvo que ordenar, hace más o menos un mes y medio, la liquidación de casi 8 mil de esas cooperativas que operaban en la más absoluta ilegalidad, pero, por supuesto, las que permanecen operando continúan siendo ilegales y seguirán encontrando formas para evadir las responsabilidades.

 

Los monopolios y oligopolios entienden que pueden equilibrar su producción y resarcirse de esta crisis cortando los salarios de los trabajadores, disminuyendo sus aportes al capital variable y envileciendo la vida de las personas. Estas salidas son una aberración, y el movimiento sindical, a nivel mundial, en este momento debería colocar como bandera principal de lucha la oposición frente a cualquier tipo de tercerización del trabajo y contra estas cooperativas que se convirtieron en una verdadera calamidad para el proletariado mundial. 

 

-Entre las banderas principales de lucha, ¿también está Honduras?

-Por supuesto, la situación en Honduras tiene que llamar a preocupación a todos los países y a todos los pueblos de América Latina. Hace 36 años del golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende. Nosotros pensábamos que esos golpes perpetrados por la CIA y por las fuerzas de la extrema derecha y el imperialismo estadounidense estaban proscriptos en América Latina.

 

Lo de Honduras nos hace ver que la extrema derecha y el imperialismo vuelven por sus viejas prácticas y que utilizarán el golpe de Estado cada vez que vean amenazada su hegemonía. Lo de Honduras tiene que llevar a la más amplia solidaridad y movilización de toda América Latina, y tiene que servir de campanazo para todos los países porque la vigilancia de la democracia debe extremarse y la movilización contra los procesos golpistas tiene que agudizarse y profundizarse. La solidaridad de los pueblos no puede parar hasta que el gobierno de Manuel Zelaya sea restituido.  

 

 

 

En Bogotá, Gerardo Iglesias

Rel-UITA

2 de setiembre de 2009

 

 

 

 

Producción periodística: Lucía Iglesias

Fotos: Gerardo Iglesias

 

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