La crisis institucional que vive
Ecuador por la destitución de 57
de los cien diputados por parte
del Tribunal Supremo Electoral
(TSE) no tiene visos de solución
a corto plazo, ya que el
Congreso Nacional todavía no ha
logrado el quórum necesario para
reunirse, debido a que los
diputados suplentes no pueden
tomar posesión del cargo y los
cesados tratan de aferrarse a
sus puestos.
El golpe al Congreso opositor de derecha es una victoria de
Rafael Correa en el
camino a la Asamblea
Constituyente, y un punto de
quiebre para fortalecer su
gobierno, dejar de lado ciertas
ambigüedades e iniciar
inmediatamente la profundización
de los cambios políticos,
económicos y sociales sin
necesidad de esperar la Asamblea
Constituyente.
Si bien Correa apoyó la medida del TSE, ha
intentado mantener distancia del
conflicto entre el tribunal y el
Congreso, aunque la Constitución
lo faculta para llamar a un
Congreso Extraordinario y
otorgarles la titularidad a los
diputados suplentes, en caso de
que se reitere la falta de
quórum en las sesiones
ordinarias.
Correa
señaló a Brecha que por el
momento eso no está pensado,
pero que si los diputados
destituidos siguen intentando
“crear el caos y fomentando la
violencia”, podría intervenir.
Una medida como ésa podría
fortalecerlo mucho más.
Estudios no divulgados manejados por las fuerzas armadas
señalan que más del 90 por
ciento de la población apoya la
destitución de los diputados y
la firmeza en la actuación del
gobierno. Con ese telón de fondo
los diversos movimientos
sociales han convocado a
movilizaciones en apoyo a la
convocatoria de la Asamblea
Nacional Constituyente y a la
destitución de los diputados.
Festejen, ecuatorianos
Representantes de diversas organizaciones sociales, en
especial de la Confederación de
Nacionalidades Indígenas del
Ecuador (CONAIE), se
movilizaron durante estos días
hacia el Parlamento para
festejar la destitución de los
parlamentarios.
El activista y ex sacerdote Eduardo Delgado, del
Frente Somos Poder
Constituyente, convocó a todos
los sectores políticos y
sociales de izquierda a una
“gran alianza social y política”
con miras a las elecciones para
una Asamblea Constituyente. El
Frente está integrado por
decenas de movimientos y
organizaciones de todo el país,
cuya fuerza principal es la
CONAIE.
“Vamos unidos contra las viejas estructuras neoliberales de
explotación social. La
Constituyente debe ser una
instancia de cambio radical. No
podemos permitir que quieran
transformarla en un simple
laboratorio de fabricación de
cualquier Constitución”, dijo
Delgado a Brecha.
Por su parte, el presidente de la CONAIE y líder
histórico del poderoso
movimiento indígena, Luis
Macas, declaró: “Vamos a
gobernar desde la Constituyente.
Vamos a barrer con el viejo
Estado y acabar con los
privilegios de un puñado de
ricos”.
También anunció que el 15 de marzo el Frente Somos Poder
Constituyente realizará la
primera “preconstituyente
popular”, en la que participarán
cientos de representantes de
todo el país.
Las encuestadoras calculan que la instalación de una Asamblea
Nacional Constituyente es
respaldada por más del 80 por
ciento de los consultados.
Crisis institucional
Ecuador sufre desde 1996 una endémica crisis institucional
que derivó en la caída de varios
presidentes. La actual fase de
la crisis se precipitó la semana
pasada, cuando se instaló una
puja entre la mayoría
parlamentaria y la mayoría de
los miembros del TSE, que
cuentan con el apoyo del
presidente Rafael Correa.
Con el voto de sus 57 miembros hoy destituidos, el Congreso
legislativo relevó el martes 6
de marzo al presidente del
TSE, Jorge Acosta,
por haber convocado a plebiscito
para que la ciudadanía decida si
está de acuerdo con la creación
de una Asamblea Constituyente
sin el aval parlamentario.
Además, presentaron al Tribunal
Constitucional un recurso contra
la convocatoria, que permitiría
a la Asamblea clausurar el
Congreso y destituir a los
legisladores una vez instalada.
El Congreso había aprobado un
estatuto que, en cambio, no
permitiría la destitución.
Según la Constitución, los siete integrantes del TSE
son designados por el Congreso
en representación de los siete
partidos más votados. Pero para
destituir a uno o varios de esos
miembros el Poder Legislativo
primero debe someterlos a juicio
político, lo que no se cumplió
en el caso de Acosta,
representante en el tribunal del
populista Partido Sociedad
Patriótica (PSP) del ex
presidente Lucio Gutiérrez.
El PSP decidió apoyar la destitución de Acosta
porque no cumplió con el
estatuto surgido del Congreso,
como le instruyó ese sector
político. Pero no todos sus
legisladores fueron destituidos,
pues algunos no estaban
presentes cuando se tomó la
resolución contra el tribunal.
El TSE, con el voto de cuatro de los siete
integrantes, decidió el
miércoles 7 destituir a los
legisladores que votaron en
favor de la resolución, con el
argumento de que la ley orgánica
de elecciones ordena la
destitución de todo funcionario
público que “interfiera” con
“los organismos electorales” en
medio de un período electoral,
así como la suspensión por un
año de sus derechos políticos.
El 13 de febrero pasado, en la
convocatoria a la consulta sobre
la Asamblea, el TSE
declaró como período electoral
“el lapso comprendido desde el
15 de febrero hasta el 15 de
mayo de 2007”.
Por lo tanto, la mayoría del tribunal adujo en su resolución
que Ecuador está “en lo
que podríamos denominar estado
de emergencia electoral, por lo
que ningún organismo ni persona
natural o jurídica puede
realizar acto alguno que impida
u obstaculice” el proceso. En la
resolución también se decidió
notificar al “comandante general
de la policía para que haga
cumplir de modo inmediato las
sanciones antes impuestas,
utilizando para ello todos los
medios que legalmente sean
necesarios”.
En suspenso
El presidente Correa apoyó la medida del tribunal y se
comprometió mediante un
comunicado a hacer cumplir la
resolución del cuerpo. El
edificio del Congreso Nacional
amaneció el jueves 8 acordonado
por 350 policías que impedían el
ingreso de los diputados. Lista
en mano, los policías sólo
permitían el ingreso de los
diputados que no habían sido
destituidos y de los suplentes
de los destituidos.
El presidente del Congreso, Jorge Cevallos, señaló que
la resolución del TSE no
será acatada, porque “no tiene
asidero legal y busca solamente
enfrentamiento entre
instituciones y generar el
caos”. El legislador presentó un
pedido de inconstitucionalidad
al Tribunal Constitucional, pero
éste lo rechazó.
Mientras varios legisladores destituidos comienzan a desistir
de su intención de ser
reintegrados, la mayoría de los
suplentes de los diputados
cesados ha señalado su intención
de ingresar al Parlamento para
asumir los cargos que están
vacantes. El propio presidente
del Congreso señaló que debía
acatar la decisión del Tribunal
Constitucional, y convocó para
el próximo martes 20 una nueva
reunión del Poder Legislativo.
Una
década de crisis
Presidentes efímeros
El conservador Sixto Durán Ballén (1992-1996) fue el
último presidente
que terminó su
período
constitucional,
aunque su
vicepresidente
Alberto Dahik
fue destituido por
el Congreso en 1995,
acusado de mal uso
de fondos
reservados.
El populista de derecha Abdalá Bucaram, líder
histórico del PRE,
ganó las elecciones
en 1996, pero no
duró ni seis meses
en el gobierno. El
Congreso lo
destituyó por
“incapacidad mental
para gobernar”,
decretada sin examen
médico ni derecho a
la defensa.
Su vicepresidenta, Rosalía Arteaga, reclamó para sí la
presidencia, pero
permaneció pocas
horas en el cargo.
A Arteaga le sucedió el entonces presidente del
Parlamento,
Fabián Alarcón,
como presidente
interino (11 de
febrero 1997-10 de
agosto de 1998),
quien entregó el
cargo a Jamil
Mahuad, que
venció en la segunda
vuelta de las
elecciones al
multimillonario
Álvaro Noboa.
Aunque fue elegido para un período de cuatro años, Mahuad
gobernó Ecuador
apenas entre el 10
de agosto de 1998 y
el 22 de enero de
2000. Cayó en medio
de una revuelta
indígena apoyada por
coroneles rebeldes,
entre ellos Lucio
Gutiérrez, que
formaron un
triunvirato que duró
pocas horas
A Mahuad le sucedió en el cargo su vicepresidente,
Gustavo Noboa,
que gobernó
Ecuador entre el
22 de enero de 2000
y el 15 de enero de
2003. Noboa
dejó la presidencia
a Lucio
Gutiérrez,
ganador en las
elecciones de 2002,
en las que Noboa
volvió a perder en
segunda vuelta.
Pero Gutiérrez fue destituido por el Congreso el 20 de
abril de 2005, luego
de una semana de
movilizaciones de
los habitantes de
Quito en contra de
su gobierno.
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En Quito,
Kintto Lucas
Convenio Brecha /
Rel-UITA
19 de marzo de
2007