Uno de los productos que más crece

en América Latina es la pobreza

 

 

 El periodista Alberto Souviron, de BBC Mundo, ha definido a América Latina como productora de pobreza. Uno sale de una iglesia de cualquier ciudad latinoamericana -explica- y con seguridad encuentra a un mendigo pidiendo limosna.

 

Pero no se trata sólo de ese aspecto de la realidad. La cifra de desocupados aumenta cada día. Un informe de la consultora Apoyo S.A., de Lima, indica que más de la mitad (el 51,8 por ciento) de los 8,2 millones de habitantes de la capital peruana vive en condiciones de pobreza o extrema pobreza.

 

En Colombia, 60 por ciento de la población está por debajo de la línea de pobreza. En Argentina ese porcentaje llega al 53 por ciento. Venezuela tiene once millones de pobres (más del 45 por ciento de su población). México 54 millones: más de la mitad de su población es pobre. Decenas de millones de latinoamericanos residen en viviendas inapropiadas, que carecen o tienen insuficientes recursos de agua y saneamiento, utilizan combustibles inconvenientes, tienen bajos niveles de educación y deficiente o inexistente acceso a los servicios de salud.

 

Años de informes y ajustes sólo han servido para profundizar desigualdades, porque el modelo económico no ha cumplido la promesa de hacer llegar dinero a todos los sectores. El liberalismo económico demostró, así, una vez más, su fracaso.

 

Un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) indica que la globalización y las reformas que ella ha impuesto tuvieron como resultado un 44 por ciento de latinoamericanos pobres y 30 por ciento en riesgo de caer en la pobreza.

 

En algunos países las reformas han tenido resultados positivos. En Bolivia, que en 1976 tenía 85,5 por ciento de su población en la pobreza, en 2001 ese índice había bajado a 58,6 por ciento.

 

Datos del Banco Mundial informan también sobre programas similares en países como Chile y República Dominicana. Sin embargo, en otros países importantes de la región la realidad es distinta. En Argentina, por ejemplo, el número de pobres aumenta y alcanza ya a la mitad de la población.

 

La crisis agudizó el desempleo en casi todos los países de la zona, lo que agravó las condiciones de vida.

 

La mitad de los latinoamericanos vive en situación precaria y en varios países esa proporción supera el 50 por ciento.

 

Concretamente, los datos de la pobreza en Latinoamérica son los siguientes: en Argentina el 53 por ciento de la población vive bajo la línea de pobreza. En Colombia es pobre el 60 por ciento de la población. En Venezuela el 45,5 por ciento. En México el 54 por ciento (lo que significa más de 50 millones de personas). En Bolivia es pobre el 58,6 por ciento y en Chile el 21 por ciento.

 

En El Salvador 45,5 por ciento de la población vive con menos de dos dólares por día y 24,3 por ciento con menos de un dólar. En Honduras 45,1 por ciento sobrevive con dos dólares diarios y 24,3 por ciento con un dólar.

 

En Uruguay, país que se había caracterizado por no presentar grandes contrastes sociales, el 50 por ciento de los niños nace en hogares que están por debajo de la línea de pobreza.

 

América Latina, continente que fue considerado el de la esperanza, presenta hoy amplios sectores de población golpeados por sus contrastes sociales.

 

La Comisión de Derechos Humanos de Ciudad de México comprobó que 38 mil niños de esa capital son empleados en trabajos prohibidos por la Constitución. Esos menores necesitan con urgencia que se generen condiciones que obliguen a respetar los derechos humanos, para poder vivir con dignidad.

 

Un informe de Raúl Zúñiga, Director de Educación para la Paz, denuncia que esos niños son sometidos por los empleadores a situaciones denigrantes, violatorias de la Declaración de Derechos del Niño. En 2007 la Comisión recibió 597 denuncias sobre incumplimiento de esos derechos y comprobó que en el Distrito Federal trabajan más de cien mil niños cuyas edades oscilan entre 12 y 17 años. La investigación comprobó trabajo infantil oculto: más del 70 por ciento en tareas domésticas, en trabajos que conspiran contra el desarrollo físico pleno y armonioso y contra una educación psicofísica y psicosocial prioritaria.

 

En 2005 -reveló dicha Comisión- más de 27.000 niños y 10.000 niñas fueron maltratados, y obligados a realizar trabajos prohibidos por la Constitución, la Ley Federal del Trabajo y el Código Penal Federal. Esos niños, inclusive, debieron trabajar horas extras después de jornadas de seis horas diarias en tareas “en negro” o subterráneas, en cantinas u hogares de terceros ajenos a sus familias. Esa situación impide su acceso a la educación, porque las condiciones en las que viven los obligan a buscar recursos para sobrevivir.

 

En América Latina, continente joven, considerado por ello con gran expectativa positiva, la realidad muestra que es una zona de contrastes sociales flagrantes. Años de reformas y ajustes sólo han servido para profundizar desigualdades.

  

  

En Montevideo, Guillermo Chifflet

Rel-UITA

17 de enero de 2008

 

 

 

Ilustración: ellaberinto.net

 

 

 

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