Cumbre de las
Américas
Otro "huracán" aguarda a Bush |
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No
será "Katrina", ni "Rita", ni tampoco "Wilma", pero otro
huracán, de repudio y protestas en su contra, aguarda a
George W. Bush en la ciudad argentina de Mar del Plata, sede
de la IV Cumbre de las Américas.
El país
suramericano, que visitará por primera vez, no espera al
presidente de Estados Unidos con los brazos abiertos.
En los
últimos meses ha habido varios atentados con bombas caseras
contra bancos y empresas de capital estadounidense en Buenos
Aires y sus alrededores, y se han celebrado marchas en
rechazo a su presencia en el país con la participación de
entidades humanitarias, desempleados y partidos de
izquierda.
La
Central de Trabajadores Argentinos anunció que el 4 de
noviembre, coincidiendo con el comienzo de la cita que
reunirá a 34 presidentes americanos, hará en todo el país
una huelga y manifestaciones callejeras en repudio a Bush.
La
convocatoria de la entidad sindical que agrupa a empleados
estatales y docentes argentinos está enmarcada en la
iniciativa de la Alianza Social Continental, que ha
organizado entre el 1 y 5 de noviembre en Mar del Plata la
III Cumbre de los Pueblos.
La
denominada "contra-cumbre", en la que participarán grupos
políticos y sociales del continente opuestos a la
globalización, tendrá como lema "Otra América es posible",
aunque su principal eje convocante será "Fuera Bush de
Argentina".
"Identificamos en Bush al máximo responsable del genocidio
que generan las políticas que rechazamos. Decir no a Bush es
decir no al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA),
al pago de la deuda externa, a la militarización y a la
pobreza", dijo a EFE Juan González, uno de los organizadores
del foro.
"Nuestra
actitud no será provocativa", agregó, desmarcándose de otras
manifestaciones contra el presidente de Estados Unidos que
encabezarán movimientos de desempleados y grupos políticos
radicalizados durante la cumbre.
En julio
pasado, el alcalde de Mar del Plata, Daniel Katz, opinó que
Bush es el "tipo más desagradable del mundo", e incluso un
particular y un partido político solicitaron sin éxito a la
Justicia que impidiera su ingreso en Argentina por "el
riesgo que su presencia supone para la vida de la
población".
El
canciller argentino, Rafael Bielsa, ha tildado de
"legítimas" las manifestaciones contra el mandatario
estadounidense, pero a la vez ha abogado por "una protesta
civilizada" para que "Argentina no salga en los diarios por
un escándalo".
El
gobernante estadounidense llegará a Mar del Plata, en la
noche del 3 de noviembre, y se alojará en el Hotel Sheraton
-donde se instalará el centro de logística de su comitiva de
unas 2.000 personas- y no en un portaaviones, como en su
momento especuló la prensa argentina.
Esta
versión, que la embajada estadounidense en Buenos Aires dijo
a EFE que era un "invento", surgió mientras se terminaba de
afinar el operativo de seguridad de la cumbre, en el que
participarán unas 7.000 personas, y que para el caso de Bush
estará a cargo de personal de su país.
Su
agenda en Mar del Plata prevé una reunión con su colega
argentino, Néstor Kirchner, la tercera entre ambos, y una
reunión con los presidentes de Perú, Ecuador y Colombia para
destrabar las negociaciones de un tratado de libre comercio
que los países andinos discuten con EEUU desde 2004 y al que
pretende sumarse Bolivia.
También
incluye una entrevista con los gobernantes de las naciones
centroamericanas (El Salvador, Guatemala, Nicaragua,
Honduras, Costa Rica y República Dominicana) con las que
Estados Unidos selló en mayo del año pasado un tratado de
libre comercio (CAFTA-DR) que entrará en vigor el 1 de enero
de 2006.
En la
cumbre propiamente dicha, Bush intentará, entre otras
cuestiones, el desafío de revivir el ALCA, un proyecto
integracionista de Estados Unidos que parece estar "en
coma".
El más
ferviente opositor a esta iniciativa es uno de sus acérrimos
enemigos, el presidente venezolano, Hugo Chávez, cuya
coincidencia con Bush en la ciudad situada a orillas del
Atlántico eleva a la "categoría 5" la fuerza del huracán que
se avecina sobre el jefe de la Casa Blanca.
Carlos
Werd
EFE
1 de
noviembre de 2005
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