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ACNUR amenaza con retirarse |
Si la cancillería colombiana insiste oficialmente en
establecer normas de lenguaje para la comunidad
internacional que coopera con esta nación, la oficina
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) "tendría que considerar la retirada
del país",
dijo a IPS su director, Roberto Meier.
Meier
es el primer diplomático que se expresa públicamente sobre
los "Lineamientos para el enfoque de los proyectos de
cooperación internacional", remitidos el 8 de este mes por
el alto comisionado de paz de la Presidencia, Luis Carlos
Restrepo, a embajadores, agencias del sistema de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) e instituciones de
cooperación.
El
documento pide omitir de los textos de esas entidades las
expresiones "conflicto armado interno", "actores armados",
"actores del conflicto", "actores no estatales", "comunidad
de paz", "territorio de paz", "región o campo humanitario",
"protección civil" y "observatorio de situación
humanitaria", así como renunciar a actividades denominadas
"humanitarias", entre otras limitaciones.
"Se puede
hablar de un derecho internacional de los refugiados y hay
una terminología que venimos utilizando hace 50 años, que ha
sido aprobada por la Asamblea General (de la ONU), y eso no
lo cambia un Estado", dijo el director de la oficina del
ACNUR, organismo presente en Colombia desde 1997.
"El ACNUR
está en 116 países, en su mayoría aquellos donde hay
conflicto, tanto conflicto armado no internacional como
conflicto internacional", sostuvo.
"Un Estado
no tiene la potestad ni el derecho de decir a otros estados,
por ejemplo, que están cooperando con él, cuál es el
vocabulario que pueden utilizar o no. Para ello hay
mecanismos muy claros de Naciones Unidas", agregó.
"Si un
Estado quiere cambiar (la terminología), se dirige a la
Asamblea General para que se cambien esos términos. Esos son
los canales apropiados. Por lo tanto, para nosotros ese
documento es inexistente", indicó.
"Si
Colombia hubiese decidido que esos lineamientos entren en
vigor, tendría que haberlos pasado a través de los canales
apropiados. Al no haberlo hecho, creemos que esos
lineamientos son simplemente un boletín interno del gobierno
nacional", señaló.
El lunes,
la canciller Carolina Barco respaldó el contenido del
documento, pero no la forma en que fue distribuido al cuerpo
diplomático y agencias de cooperación, y anunció que haría
reuniones con los representantes para explicar los
lineamientos.
Pero si
este documento se recibiera a través de la cancillería,
"entonces ya sería otro cantar. Si es así, entonces creo que
sinceramente tendría que considerar la retirada del ACNUR
del país".
La
advertencia de Meier aparece un día después de una reunión
en Bogotá del G-24, como se conoce al grupo de países
donantes de Colombia y que integran también el sistema de la
ONU y la banca multilateral. El contenido de la reunión no
trascendió, pero las declaraciones de Meier dejan poco
espacio para la imaginación.
"La
posición sería que si (el documento) llega oficialmente de
parte de la canciller, sería el Estado colombiano queriendo
imponer unos términos.. Tendríamos que analizar muy
profundamente y considerar si bajo esos términos nosotros
podríamos seguir colaborándole al Estado colombiano", añadió
Meier.
El ACNUR es
una de las fuentes del capítulo Colombia del informe sobre
la situación humanitaria en el mundo que presentará el
subsecretario de la ONU para asuntos humanitarios, Jan
Egeland, el próximo martes 21.
Tras
lustros de ocuparse únicamente de quienes huyen cruzando
fronteras, técnicamente refugiados, a mediados de los 90 la
agencia humanitaria de la ONU decidió ampliar su mandato
hacia los desarraigados dentro del propio país
(desplazados).
El gobierno
colombiano, conservador en cuanto a las cifras de la crisis
humanitaria generada por la guerra interna de más de cuatro
décadas, ya reconoce que los desplazados superan los dos
millones. La no gubernamental Consultoría para los Derechos
Humanos y el Desplazamiento (Codhes) sitúa la cantidad en
3,2 millones desde 1985.
Existe el
rumor de que el informe de Egeland exhibirá un grave
panorama en este país andino, que Bogotá ya conoce su
contenido y que éste no fue bien recibido.
Mientras
tanto, se espera un pronunciamiento de la sociedad civil
colombiana reunida en el Consenso de Cartagena sobre los
Lineamientos.
El Consenso
aglutina al empresarial Consejo Gremial Nacional, la
Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica, el Consejo
Nacional de Planeación (organismo consultivo previsto en la
Constitución), la Confederación de Organizaciones No
Gubernamentales (ONG) y la Alianza de Organizaciones
Sociales y Afines por una Cooperación para la Democracia y
la Paz.
El
comunicado será "de rechazo" a los lineamientos, adelantó a
IPS Jorge Rojas, director de Codhes, una de las
organizaciones de la Alianza.
La Alianza
fue establecida con motivo del encuentro de donantes de
Londres, en julio de 2003, cuando se creó el G-24 que
condiciona el incremento de la cooperación internacional a
que gobierno y Estado colombianos cumplan una serie de
recomendaciones emanadas de la Comisión de Derechos Humanos
de la ONU.
El G-24 se
encontró nuevamente en la septentrional Cartagena de Indias
en febrero. En esa ocasión las organizaciones colombianas
conformaron el Consenso de Cartagena, que ya se ha expresado
dos veces.
En lo que
será el tercer comunicado del Consenso, "primero le
preguntamos al gobierno si el proceso de Londres sigue
vigente o no, pues éste incluye una serie de concertaciones
entre el gobierno, la cooperación internacional y las ONG,
que contradicen los Lineamientos de Restrepo", dijo Rojas.
También
"advertimos públicamente que el gobierno está poniendo
serios y graves obstáculos para la cooperación internacional
con Colombia, en un momento en el que se profundiza la
crisis humanitaria y aumentan las víctimas civiles del
conflicto", añadió.
Según Meier,
"la situación sigue difícil, compleja, hay cada vez más
desplazados todos los días, en pocas cantidades, pero si
sumamos el total, sigue subiendo"
Constanza Vieira
Convenio La Insignia / Rel-UITA
20 de junio del 2005.
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